Burbujeante de arándanos, una nueva oportunidad para el fruto

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Burbujeante de arándanos, una nueva oportunidad para el fruto

Sólo al escuchar la palabra “vino” o “espumante”, la imagen de una uva aparece en nuestras cabezas, sin embargo, en un mundo donde aparentemente ya todo se ha inventado, siguen apareciendo mentes jóvenes que buscan romper el esquema.

Foto: Noticias UCM

Foto: Noticias UCM

Tamara Marchant, ingeniero agrónomo de la Universidad Católica del Maule, es un ejemplo de emprendimiento e innovación, ya que luego de tener una mala experiencia probando nuevos fermentados de fruta, decidió crear su propio método de producción y cambiar dicha situación.

En entrevista con Portalfruticola.com, Marchant habló sobre su experiencia y los principales desafíos que debió sortear durante la creación de su burbujeante de arándanos, un producto que abre la puerta a nuevas oportunidades de negocio.

“Siempre tuve el 'bichito del negocio' [sic], siempre me gustó mucho la agronomía, la enología y apenas salí a trabajar, empecé a trabajar en una viña que era Viña Aresti. Ahí aprendí todo lo que pude, soy muy buena para aprovechar la instancia y no denigro el trabajo de nadie, aprendo todo lo que pueda”, comentó enfática.

De acuerdo a Marchant, la idea de crear un fermentado que no fuera de uva surgió al momento de realizar su tesis, en sus últimos años como estudiante de agronomía. En ese momento, y ya con la idea en la cabeza, se presentó al concurso “La Papa” de la Fundación para la Innovación Agraria [FIA] del Ministerio de Agricultura de Chile.

“Como me gustaba mucho la enología y estaba recién empezando a trabajar en Viña Aresti, empecé a ver los vinos de distintas frutas y ahí me enteré de que no se llaman vinos tampoco, tienen otras asignaciones, porque el vino es solamente de uva, así como el espumante es solamente de uva también. Así que dije bueno, un fermentado de otra fruta y empecé a buscar”, comentó.

“Supe de ensayos con melones que no habían resultado bien… en general no me recomendaban mucho experimentar con otro tipo de fruta. Hablé también con un sommelier, Pascual Ibáñez, y él me dijo que era muy difícil hacer un vino o alguna fermentación que sea de otra fruta y obtener un resultado bueno porque en lo que se llevan años de experiencia es en la uva”, declaró.

Sin embargo, Marchant no se rindió y comenzó a comprar productos de fermentados de otra fruta para tener una idea de lo que había disponible en el mercado.

“Me llamo la atención el fermentado de arándano porque no me gustó”, comentó entre risas.

“Y ahí dije, bueno, será que este fermentado de arándano es lo que da no más el arándano o será que ellos no lo hicieron bien, hubo algún problema en la fermentación, etc. Ahí empecé a analizar el tema más químicamente, pero en realidad no quería mejorar algo que ya existía, quería hacer algo nuevo”, aseveró.

Tamara Marchantsq

“¿Qué pasaba si hacía una segunda fermentación y podía mejorar este resultado? ¿Si hago una segunda fermentación en botella y lo hago con burbujas? Así comencé a buscar información en internet. Buscamos información con FIA y no había otro producto que fuera un ‘espumante’ digamos -porque en ese momento no sabía que el espumante era solamente de uva, luego lo averigüe-”, añadió.

De esta manera, Marchant con el apoyo de FIA descubrió que no había otro fermentado que fuera 100% de arándano y con burbujas, por lo que se enfocó de lleno en desarrollar dicho proyecto, el que llamó “burbujeante de arándanos”.

“De los 650 concursantes de 'La Papa', quedé entre los 12 finalistas, tuvimos un proceso de capacitación, de presentar el proyecto, de vender el producto, era muy bueno porque ahí aproveché también de aprender todo el tema de plan de negocios, tuve que trabajar en el flujo de caja, etc.”, dijo.

En aquel entonces, el proyecto de Marchant no sólo era hacer un burbujeante de arándanos, sino que debía ser 100% orgánico, por lo que todo el flujo de caja lo realizó en base a otros precios.

“Había probado unos 'espumantes' que eran muy artificiales, con aroma a berries y cosas así, pero era como el típico chicle [goma de mascar] de arándano con aromatizantes y saborizantes artificiales. Yo quería algo que te recordara al arándano tal cual como es y no lo que te mete el mercado en la cabeza… era seguir algo totalmente natural, sin azúcar añadido, saborizantes ni nada”, comentó.

Pese a lo anterior, y luego de analizar la situación, Marchant descartó la idea de desarrollar un producto de arándanos orgánicos ya que es muy costoso. Una vez tomada esa decisión, surgieron los desafíos: verificar un buen nivel de madurez de la fruta, cómo extraer color y los aromas deseados, etc. Hecho que para la ingeniero agrónomo significó “investigar toda la parte química, lo que fue un desafío en todo sentido”.

Camino al éxito

Una vez terminado el concurso de FIA, Marchant comenzó a recibir llamados de inversionistas interesados. Entre ellos un grupo de empresarios que estaba haciendo un MBA en la Universidad del Desarrollo de Concepción [Chile] con quienes consideró asociarse.

“Ellos financiaron toda la parte del prototipo, porque presentaron este proyecto como parte de su proyecto final del MBA. Yo les hice todo el proceso del espumante y creé mi prototipo, creé primero unas 100 botellas, más o menos, todo esto con la ayuda de muchos amigos enólogos del medio. Me fui apoyando en todos los conocimientos que pudiera sacar de todos lados para que resultara bien el primer ensayo”, comentó.

“Quedó muy bien el ensayo y todo, pero finalmente no se llegó a una sociedad, tuvimos algunas diferencias y no llegamos a ningún acuerdo. Después de eso decidí que quería empezar a producirlo -porque había quedado muy bueno- y hacer una propuesta para después empezar a buscar inversionistas, etc.”, agregó.

A raíz de lo anterior, Marchant se dirigió a Corfo Talca buscando financiamiento donde le recomendaron ponerse en contacto con otra emprendedora para que le comentara en mayor detalle el proceso.

“Había una persona que hacía sidra de manzana y ella tenía la experiencia de 2-3 años sobre cómo entrar al mercado, etc. y entonces me dijeron que me reuniera con ella para que me explicara qué era lo que se venía”, señaló.

“Me reuní con ella -que es Mónica Olivares, la dueña de la empresa en la que trabajo actualmente-, me orientó y me dijo ‘yo no tengo enólogos en el sur, ¿por qué no te vas a hacer la sidra y te presto las instalaciones para que hagas tu espumante y saques tu primera producción?’. Así que en eso quedamos, me vine a trabajar al sur con un sueldo y aparte me presta las instalaciones para poder empezar a hacer mi producto”, declaró.

Actualmente, el burbujeante se encuentra en producción bajo la marca "Mossberries". Para la última partida, Marchant hizo 5 mil botellas del producto de las cuales sólo quedan mil unidades, a tan sólo un mes y medio de ponerlas en venta.

De acuerdo a Marchant el burbujeante se distribuye actualmente en Puerto Varas, Concepción, Curicó y Santiago, y el precio promedio de la botella de 375ml es de $6.900.

“Ese es el precio promedio y es el único formato”, destacó.

La ingeniero agrónomo se encuentra postulando a un financiamiento de Fondef VIU de Conicyt, en el cual fue seleccionada como la mejor de Chile dentro de todas las universidades que se presentaron con varios  proyectos innovadores.

“Es un financiamiento de $25 millones para ver todo el tema de propiedad intelectual, la segunda producción, algún cierre de negocios en el extranjero, etc. Ya hay interesados en el extranjero. Ahora tengo un viaje a Colombia y a España, posiblemente otro a Canadá donde voy a ir a ofrecer el producto e ir con un prototipo donde ellos puedan decirme si lo quieren más dulce, más acido, etc., y adaptarlo al gusto del país al que se envíe”, detalló.

Actualmente, la marca está patentada, mientras que la patente del proceso de producción del burbujeante se encuentra en trámite.

www.portalfruticola.com

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