Columna: Tips para darle valor agregado a su producto
Por Natalie Devenin. Diseñadora Industrial y Master en Nuevos Hábitos Alimentarios
Durante el período de tiempo en que he tenido la oportunidad de asesorar a PYMES y productores en el sector agroalimentario, me he encontrado con gran frecuencia con diversos casos de productos increíbles en cuanto a sabor, texturas, novedad o valor agregado. En estos productos, que en la mayoría de los casos, pueden llegar a ser sorprendentes, es recurrente observar la falta de ese elemento diferenciador que les ayuda a poner en valor todo el potencial que tienen entre manos. Es ese eslabón perdido el que puede causar toda la diferencia en la comercialización y posicionamiento del producto. A ese eslabón, lo podemos llamar “Comunicación de producto”, lo que implica la elección del envase, el tipo de etiquetado, los colores, el tipo de letra y otros detalles fundamentales para alcanzar una armonía y un nivel más competitivo.
Para saber cómo valorizar un producto, incluso un producto fresco (como frutas y hortalizas), es fundamental conocer sus principales virtudes, sus beneficios para la salud, la historia que hay detrás de cada uno, o si tiene sello de origen, etc. Y el mismo nivel de importancia tiene saber a quién va dirigido el producto, para comprender un panorama global y planificar cómo comunicar todos esos atributos.
En realidad no hay que espantarse y pensar que hay que hacer algo altamente elaborado o muy sofisticado para poner en valor nuestros productos; sino que es primordial saber cuáles son las virtudes de éste, y tener claro a quién le va interesar, o quién sacará el mejor provecho de ellas. Tampoco es necesario tratar de encasillar un producto bajo la etiqueta de “gourmet”, que si bien es cierto, esta denominación ha enaltecido la categoría de muchos productos, el valor patrimonial de muchos frutos típicos, vegetales y/o platos tradicionales está asumiendo poco a poco un papel muy importante en cuanto al rescate de una identidad regional y nacional, gracias al trabajo de diversas instituciones de apoyo y fomento a pymes y productores de la agricultura familiar.
En cuanto a elección de envases, por supuesto, siempre se encontrarán los grandes clásicos, pero si se aspira a innovar, es importante preguntarse cosas como “¿Cómo va a ser consumido mi producto?”, “¿Cómo debe ser envasado?”, “¿Qué tipo de envase puedo o debo utilizar?”, e investigar un poco sobre cuáles son las opciones concretas según la etapa de desarrollo y comercialización del producto. Es esencial hacerse las preguntas correctas para impulsar el proyecto.
Volviendo a los aspectos de comunicación, siempre es recomendado el buscar asesoría de expertos, dentro de lo permisible, sobretodo sabiendo que existen diversos fondos concursables para la innovación agraria. De esta forma, ya teniendo una base clara y comprensión global del producto, se puede realizar un trabajo de comunicación enfocado y dirigido a un consumidor específico, más susceptible a interesarse y comprar uno de nuestros ítemes.
En ese escenario, el abrir el espacio al diálogo y permitir un trabajo pluridisciplinario puede ser lo más beneficioso para el producto, y así cada experto puede contribuir con su visión y conocimiento, dentro de las diversas áreas, en pro de una mejora del producto actual. De otra forma, en solitario, el camino puede ser mucho más largo y complicado.