La lucha científica contra el 'mal de Panamá'
Científicos en países en desarrollo luchan por hallar la cura contra un hongo devastador que amenaza con aniquilar el comercio mundial de los bananos (plátanos) y hundir a millones de agricultores en la pobreza.
Alrededor del mundo, los bananeros están perdiendo la batalla contra la raza 4 tropical, un hongo del suelo que mata los bananos Cavendish, la única variedad que se cultiva para el mercado internacional. La enfermedad se descubrió a inicios de los años ochenta en Malasia, pero ahora ha empezado a barrer los cultivos en muchas áreas del Sureste Asiático, así como en África y en el Medio Oriente.
El patógeno Raza 4 Tropical, una nueva raza de la enfermedad conocida como ‘mal de Panamá’, escapó de Asia en el 2013. Para el 2015 había infectado plantaciones en Jordania y Mozambique, así como en Líbano y Pakistán; muchos científicos temen una epidemia en África Subsahariana.
“El impacto en las áreas agrícolas es inmenso, con pérdidas significativas de plantas y la inhabilidad de erradicar el hongo de los campos afectados”, dice Altus Viljoen, fitopatólogo en la Universidad Stellenbosch en Suráfrica.
La enfermedad puede ser devastadora para los pequeños agricultores de bananos, quienes proveen gran parte de las 17 millones de toneladas de bananos Cavendish comercializadas cada año –la mayoría hacia países ricos en donde esta fruta es popularmente consumida como merienda saludable. Los bananos también son un alimento básico en muchos países tropicales, y la principal fuente de proteínas para más de quinientas millones de personas alrededor del mundo.
La Raza 4 Tropical, una variante del hongo Fusarium oxysporum, se transmite a través de material vegetal infectado, pero también contamina el suelo mediante el contacto con ropa y zapatos de los trabajadores de las plantaciones.
En Indonesia y Malasia el hongo arrasó con más de 5.000 hectáreas de bananos Cavendish entre 1992 y 1993, dice Agustín Molina, quien lidera los esfuerzos en investigación sobre bananos en la región Asia-Pacífico para Biodiversity Internacional, una organización mundial de investigación.
“El comercio de exportación de banana en Malasia e Indonesia falló en prosperar por causa de la Raza 4 Tropical”, indica. “Ahora, decenas de miles de agricultores de banana en las Filipinas, China y Taiwán podrían verse afectados”.
Molina y su equipo intentan trabajar con agricultores locales para sensibilizarlos acerca de la amenaza y contener la expansión del hongo. Él aboga por baños de pies, regular el movimiento de los trabajadores e imponer cuarentenas para los semilleros y otro material vegetal importado.
A pesar de tales esfuerzos, la Raza 4 Tropical ha cruzado el Océano Pacífico. Con la presencia del hongo en Mozambique, otros países africanos que dependen ampliamente de la exportación de Cavendish –como en el caso de Uganda- temen por sus cultivos.
"Si no se hace nada en los próximos diez años, se perderán miles de millones de dólares en los cultivos", dice Enoc Kikulwe, un científico asociado de la división de Uganda de Bioversity International.
La razón de la rápida expansión de la Raza 4 Tropical es el comercio global. Uganda, el tercer mayor productor mundial de bananos, importa camiones y equipo para agricultura usados desde China, los que rara vez son desinfectados antes del embarque –poniendo al país en riesgo. Asimismo, Sudán exporta bananos en camiones hacia Líbano y Omán, en donde los semilleros que se cultivan en Jordania o Pakistán son vendidos a Mozambique.
Una vez que el hongo ha infectado una planta se propaga por su xilema, el tejido tubular que transporta el agua desde sus raíces. Estos tubos se obstruyen, la planta marchita y muere. El hongo continúa alimentándose del tejido necrosado y libera esporas que ingresan al suelo y atacan cualquier material susceptible que esté en contacto con la planta.
Científicos de África Subsahariana han intensificado su investigación sobre la enfermedad con la esperanza de prevenir su continua expansión. Pero el financiamiento es escaso y los gobiernos locales aún no están suficientemente alertas, dice Eldad Karamura, coordinador regional de la Red de Investigación Bananera para África oriental y meridional.
“Estamos bajo amenaza”, dice. “Necesitamos mucha más sensibilidad hacia el problema por parte de los generadores de políticas, y capacitar a más científicos, así como comprar equipo”, agrega.
Actualmente, un laboratorio de la Universidad Stellenbosch en Sudáfrica es el único del África Subsahariana que puede comprobar la presencia de la Raza 4 Tropical. Un comité ugandés de expertos en esta enfermedad dice que ese país también podría hacer pruebas, pero necesitaría USD 2,5 millones para preparar las instalaciones necesarias. Futuros planes de largo plazo podrían incluir investigación tanto en modificación genética para producir plantas resistentes al hongo, como otras especies de banana para reemplazar el cultivar Cavendish en mercados internacionales dice el comité.
Karamura ha visto de primera mano la devastación que la Raza 4 Tropical causa en las plantaciones de banano. “Cuando visito plantaciones en Mozambique o Asia, no regreso a Uganda con los mismos zapatos; los dejo ahí”, dice.
Sin embargo, el hongo representa la mayor amenaza para América Latina y el Caribe. Esta región es responsable del 25% de los cultivos mundiales de banano, y del 80% de las exportaciones globales. Pero los agricultores locales todavía se están recuperando de una infección previa, la causada por la Raza 1, el primer caso del Mal de Panamá.
El mal de Panamá apareció en los años cincuenta en América Latina y el Caribe, casi aniquilando el comercio global en los bananos Gros Michel, variedad predecesora de Cavendish. Como con la Raza 4 Tropical, las esporas del hongo pueden sobrevivir en el suelo durante décadas.
¿Alejarse del Cavendish la solución?
De cara al alto riesgo de una infección por la Raza 4 Tropical, el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA) ha reunido a investigadores y a tomadores de decisión.
Este grupo intenta movilizar financiamiento para la investigación y preparación, tales como un mejor monitoreo de los cultivos. “Además coordinamos acciones con organismos regionales fitosanitarios y conformamos grupos técnicos especializados para la atención y el manejo de Raza 4 Tropical”, dice Carlos Ramón Urías, Director Regional de Sanidad Vegetal de este organismo.
El grupo aboga por alejarse de la dependencia hacia el cultivar Cavendish. Hay aproximadamente mil especies diferentes de bananos; si otras especies se cultivaran para su venta, los agricultores podrían verse menos afectados por la llegada de la enfermedad, mientras que el hongo podría tener menos posibilidades de propagarse, argumenta OIRSA.
Pero las preferencias de los consumidores, principalmente en Europa y los Estados Unidos, restringen estas opciones. Cavendish, la variedad que cubre el 47% de todos los bananos que se cultivan a nivel global, representa lo que muchos consumidores creen que los bananos deberían ser: grandes, largos y amarillos. Debido a esto, los agricultores de pequeña escala temen que los compradores rechacen variedades locales, que podrían ser más pequeñas, con más sabor, e incluso de otros colores, como rojas o verdes.
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Fuente: Scidev.net