Guía para el cultivo del granado

Agrotecnia
Guía para el cultivo del granado

Introducción

El granado (Punica granatum L.) es una especie de hoja caduca y hábito de crecimiento arbustivo originario del Asia Central donde se constituyó en uno de los primeros frutales en cultivarse en el mundo (Still, 2006). La especie llegó a Chile en los tiempos de la colonia y ha sido tradicionalmente cultivado en huertos caseros. Sus frutos se caracterizan por su cáliz concrescente, en forma de corona, que le ha valido el nombre de la “reina de las frutas” en algunos países del contorno del mar Mediterráneo.

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Estos frutos están repletos de semillas, conocidas como arilos, cuya testa pulposa es rica en jugo. Existen muchísimas variedades y clones de granado, variando desde los conocidos como “dulces”, de piel y arilos rosados, dulces y de tegumento (conocido como piñón) blando y los “agrios”, de piel y arilos de un color rojo intenso que se caracterizan por ser más ácidos y de piñón más duro. En la última década, numerosos estudios científicos han demostrado que las variedades rojas son muy ricas en antioxidantes de alta biodisponibilidad que tienen múltiples efectos benéficos sobre la salud (Seeram et al., 2006; Yildiz et al., 2009). Estos estudios han desencadenado un verdadero “boom” en la demanda de frutos y subproductos de granado (arilos de mínimo procesamiento y jugos), en los mercados de Europa, Asia y Norteamérica.

En respuesta a esta tendencia, las plantaciones de granado en Chile han experimentado un explosivo crecimiento, particularmente en el “Norte Chico” cuyas regiones, Atacama y Coquimbo, concentran más del 80 % de la superficie plantada. Concomitantemente, las exportaciones de granadas frescas desde Chile han aumentado de manera exponencial.

Características botánicas de interés agronómico

Punica granatum L. pertenece al orden Myrtales (Hogdson, 1917), familia Punicaceae, la que está representada por un sólo género y por dos especies, P. granatum y P. protopunica, siendo solamente la primera la que se cultiva por sus frutos comestibles (Mohan Kumar, 1990). El granado presenta hoja caduca bajo las condiciones subtropicales y hoja persistente en condiciones tropicales (Mohan Kumar, 1990; Sudzuki, 1988). Las raíces de las plantas propagadas vegetativamente son superficiales, fusiformes, muy ramificadas y capaces de cubrir grandes distancias horizontales (Scortichini, 1990).

Los granados presentan hábito arbustivo con ramificación basitónica (ramifica desde la base) y una fuerte tendencia a emitir “chupones” y “sierpes”. La altura de las plantas varía entre 0,5 a 5 m (Scortichini, 1990), siendo 2 a 3 m la altura típica de las variedades cultivadas. Su madera es muy flexible y cubierta de abundantes espinas. Sus hojas (1 a 2 cm x 3 a 9 cm) son enteras y glabras, oblolanceoladas con un pecíolo muy corto, presentándose de a 2 ó 3 por nudo (Scortichini, 1990). Las flores son muy vistosas y aparecen en el ápice de la ramilla del año (Ryugo, 1988), o sobre las ramillas de 2 ó más años, presentándose solitarias o en grupos de 3 ó 4 (Scortichini, 1990). Generalmente se presentan 2 a 3 floraciones durante la temporada, la primera proveniente de brotes cortos, la segunda de brotes largos y la tercera de brotes anticipados; cada una de ellas es capaz de formar frutos. Los primeros frutos en cuajar son los que logran los mayores diámetros (Sandoval et al., 2009).

El cáliz es carnoso, ceroso, tubular, muy vistoso, de color naranjo a rojo y con 5 a 7 sépalos. La corola está compuesta por pétalos que van de color blanco a rojo brillante, lanceolados, y que se igualan en número a los sépalos. Los estambres son numerosos, más de 300 por flor, más cortos que los pétalos y están insertos en la pared interior del tubo calicinar. El ovario está compuesto por 7 a 15 carpelos. Las flores se clasifican en hermafroditas, en que el estigma se encuentra sobre los estambres, o masculinas, de estilo corto. La polinización es cruzada, por medio de insectos polinizadores o bien las flores pueden autopolinizarse. En un ensayo realizado en Chile se observó que la polinización con abejas no aumentó el cuajado ni el tamaño de los frutos (Alfaro y Franck, 2009). Al fruto, botánicamente, se le denomina balaústa. Éste es esférico y de piel gruesa, de 7 a 15 cm de diámetro, de color rojo o rosado externamente y con numerosas micro-fisuras epidermales. Corresponde a un tipo de fruto que se desarrolla a partir de un ovario ínfero, es de consistencia carnosa y está coronado en el ápice por el cáliz, que es persistente.

El interior del fruto está separado por paredes membranosas (tabiques), formadas por un tejido blanco, esponjoso y amargo, que encierran los compartimentos donde se encuentran las semillas. Las semillas están compuestas de un tegumento externo o arilo, que corresponde a la porción jugosa y comestible del fruto y un tegumento interno o endopleura, denominado piñón. Los cotiledones son de consistencia dura y se enrollan en forma de espiral (de Palma y Novello, 1995; Hogdson; 1917; Melgarejo y Martínez, 1992; Mohan Kumar, 1990; Scortichini, 1990; Sudzuki, 1988). Bajo condiciones climáticas favorables, el fruto madura 5 a 7 meses después de la floración (Melgarejo y Martínez, 1992) lo que corresponde al período entre los meses de marzo y junio en Chile. Los frutos que se producen de las floraciones tardías no alcanzan a desarrollar un buen colorido (Sudzuki, 1988) ni tamaño (Sandoval et al., 2009).

Variedades

Si bien se conocen más de 500 variedades de granado en el mundo, tan solo 50 son comúnmente cultivadas (Still, 2006).

Entre estas 50 variedades, aquellas de epidermis y arilos rojos son las que actualmente demanda el mercado de contra-estación en el hemisferio norte, tanto para fruta fresca como para la producción de arilos como mínimo procesamiento y jugos. Entre las variedades rojas, destaca la variedad californiana Wonderful, una variedad tardía, de alta productividad, frutos grandes y alta acidez y contenido de polifenoles. Esta es la principal variedad cultivada en Israel, California y Chile. En Israel se han desarrollado variedades de diferente precocidad a partir de dicha variedad. Algunas de estas variedades tienen la particularidad de desarrollar el color rojo de cobertura muy temprano en su desarrollo, lo que les confiere resistencia al daño por “golpe de sol”, uno de los principales motivos de descarte de fruta para la exportación en granado.

En Chile estas variedades están finalizando su proceso de cuarentena y su desarrollo incluirá evaluaciones conjuntas entre empresas privadas y el Centro de Estudios de Zonas Áridas de la Universidad de Chile en el marco de proyectos cofinanciados por INNOVA-Chile y la Fundación para la Innovación Agraria (FIA). Las características de dichas variedades se presentan en la tabla 1. Por otra parte, en el marco de un proyecto financiado por FONDEF en los años 90’3, la, entonces, profesora de la Universidad de Chile, Sra. Claudia Botti, seleccionó clones locales de granado que recolectó en diferentes localidades del norte del país. Dichos clones fueron caracterizados por Carreño (2004) quien encontró que varios de ellos presentan características cosmé- ticas similares o mejores que Wonderful y mejores características organolépticas (dulzor, color, tamaño de los arilos, dureza del piñón).

Por otra parte, resultados preliminares muestran que algunos de dichos clones presentan mayores contenidos de polifenoles que Wonderful, atributo muy valorado en el mercado internacional (Peña-Neira y colaboradores, datos no publicados). Estos clones tienen además la ventaja de estar adaptados a las condiciones edafo-climáticas del norte de Chile. La Universidad de Chile, en conjunto con empresas privadas, está evaluando los clones bajo diferentes condiciones edafoclimáticas de las Regiones de Atacama, Coquimbo y Metropolitana en el marco de los proyectos INNOVA Chile y FIA antes mencionados, con el objetivo de desarrollar variedades comerciales a futuro.

Requerimientos edafoclimáticos

El granado se considera como una especie “rústica” debido a su alta tolerancia a la salinidad y la sequía y su adaptación a suelos pobres y pedregosos (Melgarejo y Martínez, 1992; Prat et al., 2003; Sudzuki, 1988). Destaca su tolerancia al déficit hí- drico prolongado que la hace una buena alternativa en zonas donde prevalecen las sequías, permitiendo priorizar el uso del agua en el riego de especies más susceptibles la falta de agua. No obstante esta “rusticidad” en términos de agua y suelo, para obtener buenos rendimientos, el granado se debe fertilizar y regar adecuadamente. Sus requerimientos hídricos son relativamente bajos, encontrándose antecedentes en la literatura que fluctúan entre 4.500 y 7.500 m3 ha-1 año-1.

El granado requiere de una alta suma térmica estival para asegurar que la mayoría de los frutos provenientes de su prolongada floración alcance a madurar adecuadamente (Melgarejo y Martínez, 1992). Bajo las condiciones del “Norte Chico” y la Región Metropolitana, el granado florece entre octubre y diciembre y se cosecha entre mediados de abril y principios de junio (Alfaro y Franck, 2009; Sandoval et al., 2009). En zonas con otoños más fríos y lluviosos, la mayoría de los frutos podrían verse afectados, ya sea por un insuficiente desarrollo de color, ya sea por partidura asociada a la lluvia. Respecto de este último problema, cabe señalar que la partidura de la fruta en granado forma parte de la estrategia de dispersión natural de la especie lo que implica que la mejor forma de evitar partidura es cosechar a tiempo.

No obstante lo anterior, este proceso se ha asociado a fluctuaciones abruptas del potencial hídrico del suelo, como sucede durante los eventos de lluvia (Melgarejo y Martínez, 1992; Mohan Kumar, 1990; Kader, 2006). En zonas con alta probabilidad de lluvia durante los meses de cosecha se recomienda, por lo tanto, aumentar paulatinamente el riego, de modo de llegar con altos niveles de humedad en el perfil a dichos meses, evitando así que las lluvia resulten en fluctuaciones abruptas del potencial hídrico del suelo.

El uso de variedades precoces, como las desarrolladas en Israel, es una buena alternativa en climas con lluvias otoñales como los de la zona centro-sur del país. El viento es un factor a tener en cuenta en esta especie arbustiva de madera flexible y espinosa, características que la hacen particularmente susceptible al daño mecánico de la fruta (ramaleo) y al desganche de ramas y descalce de plantas cuando se enfrentan a vientos intensos. En zonas ventosas el uso de cortavientos es, por lo tanto, imprescindible. Resultados preliminares indican que, en el Norte Chico de Chile, los valles interiores suelen lograr una floración más concentrada que da origen a cosechas más concentradas en el tiempo en comparación a las zonas costeras.

Los climas más secos, por otro lado, favorecen la producción de fruta de mejor calidad (Melgarejo y Martínez, 1992; Mohan Kumar, 1990).

Manejo del huerto

Se recomiendan marcos de plantación amplios para el granado, variando de 3,5 x 4 a 4 x 6 m. Las plantaciones en alta densidad han mostrado tener problemas de emboscamiento que requieren de podas severas y la consiguiente remoción de madera productiva y pérdida de rendimiento (Alfaro y Franck, 2009). La poda de formación del granado es un aspecto clave en el manejo productivo de esta especie ya que su ramificación basitónica, madera flexible y fructificación predominantemente distal resultan en que los pesados frutos (350- 900 g) de la especie arqueen las ramas y hagan contacto con el suelo. Existen varias escuelas de poda de formación: una recomienda la formación de plantas con múltiples ejes auto-soportantes (por lo general 4 a 7), las otras preconizan un solo eje (tronco) que puede ser corto (15-30 cm) o largo (>80 cm).

El tronco largo tiene la ventaja de mantener la madera frutal más distante del suelo pero es más susceptible al descalce de plantas completas. En todos los casos, la recomendación es eliminar todos los frutos que cuajen durante los tres primeros años (pueden aparecer desde el primer año) para permitir el desarrollo de una estructura caulinar resistente. Como se indicó, el peso de los frutos suele arquear las ramas por lo que, en los sistemas con un eje, se debe considerar el uso de estructuras de soporte. En el caso de las plantaciones en multi-eje, cada eje suele ser auto-soportante por lo que se manejan sin estructura, apuntalando eventualmente los ejes que se inclinan debido a la alta carga frutal. Además de ahorrar costos de estructura de soporte, el sistema multi-eje tiene la ventaja de que, en el caso de producirse desganche, se pierde un solo eje y no la planta entera, como puede suceder en los sistemas mono-eje. Una técnica utilizada en Israel para evitar la excesiva apertura de las ramas es el uso de un “cinturón” de lona sintética que se amarra rodeando la totalidad de la copa del árbol a ~ 1,5 m de altura.

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Para todos los sistemas de formación y conducción, se recomienda eliminar todas las ramillas ubicadas en el tercio basal de las plantas (bajo 0,8 a 1,0 m) durante la poda de invierno para evitar que los frutos en ramas arqueadas entren en contacto con el suelo. En Israel, los abundantes sierpes que produce el granado se controlan con glifosato (a partir del tercer año), glufosinato o urea al 5 %, cuando aun no se han lignificado. En caso que los sierpes se lignifiquen, deben ser eliminados con tijeras. La poda de producción del granado debe ser suave ya que las podas severas resultan en pérdida de madera frutal, lo que puede constituirse en el principal factor limitante de la producción (Alfaro y Franck, 2009).

En consecuencia, se recomienda realizar podas invernales suaves con los objetivos de despejar la parte interna de la copa, eliminar los crecimientos bajos (<0,8-1,0 m) y retirar madera dañada. Como poda de verano se recomienda despejar periódicamente (3 a 4 veces por temporada) el entorno directo del fruto durante su período de crecimiento, eliminando los brotes vecinos que puedan producir daño por ramaleo. Otra labor clave en el manejo del granado es el raleo. Esta labor tiene como objetivos: (i) eliminar los frutos múltiples, dejando un fruto por nudo, (ii) eliminar los frutos tardíos que no alcanzan buen calibre y, en algunos casos, no llegan a madurar y (iii) favorecer el calibre de la fruta a cosecha, reduciendo la competencia entre frutos (Arancibia et al., 2009; Melgarejo y Martínez, 1992; Sandoval et al., 2009).

Cabe señalar que la carga excesiva genera un aumento en la incidencia de partidura de frutos. El raleo se realiza con tijeras cuando los frutos tienen un diámetro de 3 cm y debe repetirse cada 2 a 3 semanas (Melgarejo y Martínez, 1992). A modo de referencia, en Israel recomiendan, para huertos de granados cv. Wonderful en plena producción, dejar 75 a 100 frutos/ árbol para la obtención de frutos de un calibre promedio de 450-500 g. Si bien Choudhari y Desai (1992) recomiendan el raleo químico con etileno o ácido naftalen acético, dichos productos no dieron resultados satisfactorios en un ensayo realizado por Arancibia et al. (2009) en granados cv. Wonderful de 12 años, cultivados en la Región de Coquimbo. En lo que al riego se refiere, como se mencionó anteriormente, el granado tiene bajos requerimientos hídricos.

Tasas de riego y coeficientes de cultivo (Kc) mensuales recomendadas en Israel para una variedad temprana (Shany) y una tardía (Wonderful).

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Si bien los antecedentes al respecto en la literatura son variados, bajo las condiciones de alta demanda evaporativa de la atmósfera de Israel, se recomienda aplicar 5.750 m3 ha-1 año-1 en variedades tempranas y 6.900 m3 ha-1 año-1 en variedades tardías. Cabe señalar que en Israel el granado se cultiva principalmente en zonas con suelos arcillosos. Resultados preliminares de un estudio de riego de granados cv. Wonderful de 4 años, plantados en un suelo arenoso de la Región Metropolitana, indican que reducciones de la tasa de riego de 50 a 25 m3 ha-1 día-1 durante los meses de febrero a abril no tuvieron efectos significativos sobre el rendimiento y el tamaño de los frutos (Castillo et al., 2009). El método de riego recomendado para el granado es el goteo ya que permite hacer un uso eficiente del agua. En zonas en que el agua no es limitante, se puede regar por surcos, e incluso inundación, siempre y cuando se cuente con un adecuado drenaje del suelo ya que la especie es muy sensible a la anoxia radical (Melgarejo y Martínez, 1992).

Como se mencionó anteriormente, para obtener una producción óptima, el granado, como cualquier otro frutal, requiere de fertilización. Existen diferentes (y contrastantes) referencias de dosis y épocas de aplicación de fertilizantes en la literatura (Melgarejo y Martínez, 1992; Prat et al., 2003; Sheikh y Manjula, 2009). En Israel se recomienda, como regla simple, aplicar una relación de nitrógeno:fósforo:potasio de 2:1:4. En la tabla se indican las dosis de macronutrientes recomendadas en Israel. Los principales insectos que producen daños comerciales en granado en Chile son los pulgones y los chanchitos blancos.

Dosis de fertilización con los macro-nutrientes: nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) en función de la edad del huerto, recomendadas para huertos de distintas edades en Israel. Cabe recordar que en Israel se elimina la totalidad de la fruta durante los 3 primeros años.

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Estos últimos se alojan en la cavidad calicinar del fruto, en las zonas de contacto de frutos múltiples no raleados y en frutos en contacto con el suelo. Se ha detectado también la infección de raíces por nemá- todos del género Meloidogyne. En cuanto a enfermedades, en la última temporada, se detectaron infecciones que produjeron daños significativos en los frutos (en gran parte detectados en destino) por Botrytis spp., Alternaria spp. y Cladosporium spp. Los daños por Alternaria afectan principalmente el interior del fruto, Botryitis afecta tanto la piel como la pulpa del fruto, mientras que Cladosporium se manifiesta por el desarrollo de micelio en la superficie del fruto. En todos los caso el daño suele comenzar por el extremo calicinal por lo que se le asocia a la presencia de los hongos en los restos florales.

Efecto del golpe de sol sobre la piel y los arilos de un mismo fruto de granado:

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Además de los daños por plagas y enfermedades, los frutos del granado son muy susceptibles al ramaleo, la partidura y el golpe de sol. Como se mencionó anteriormente, para reducir el ramaleo se recomienda el uso de corta vientos en zonas muy ventosas, así como las podas orientadas a despejar el entorno directo de los frutos. Para evitar la partidura de frutos, las medidas a aplicar son: cosechar a tiempo, eludir el riesgo de lluvias en los meses de cosecha (zonas libres de lluvias en dichos meses; uso de variedades tempranas) y aumentar paulatinamente el riego a medida que aumentan las probabilidades de lluvia en otoño. Cabe recordar que la partidura se asocia también a las altas cargas frutales.

El golpe de sol es un daño que se produce por la exposición del fruto a la radiación solar directa lo que genera un aumento de la temperatura del tejido expuesto que se desarrolla manchas pardonegruzcas (Yazici y Kaynak, 2009a). Este daño es muy frecuente en el granado y afecta también a los arilos ubicados bajo la zona dañada que presentan una pigmentación roja es menor (Figura 3). Este daño es la principal causa de descarte de fruta para la exportación pudiendo afectar al 30-40 % de la fruta cosechada. Existen diferentes estrategias para reducir la incidencia del golpe de sol en granado: ralear los frutos ubicados en la parte alta de las plantas, utilizar variedades cuyos frutos desarrollen color rojo tempranamente (Tabla 1) y/o aplicar métodos que reduzcan la incidencia de radiación solar directa sobre los frutos. Entre estos últimos métodos se encuentran las mallas de sombreamiento, el caolín y los cambuchos de papel. Estudios realizados en España (Melgarejo et al., 2004) y Turquía (Yazici y Kaynak, 2009b) con las variedades Mollar de Elche (rosada) e Hicaznar (roja), respectivamente, demuestran que los tres métodos son efectivos en el control del golpe de sol.

En el caso de las mallas de sombreamiento, estas presentan rangos de interceptación de un 10% a un 35% de la radiación y se recomienda desplegarlas 2 a 3 semanas luego de la cuaja y retirarlas 3 semanas antes de cosecha. Fechas similares son recomendadas para la aplicación de los cambuchos de papel. Las aplicaciones de caolín suelen realizarse en parcialidades a partir del momento en que los frutos alcancen un diámetro de 4 cm a intervalos de 1 a 3 semanas (Melgarejo et al., 2004; Yazici y Kaynak, 2009b).

Cosecha y Poscosecha

Bajo condiciones de manejo óptimo, y con las variedades adecuadas, los rendimientos esperables en una plantación de granado en plena producción son de 40 t·ha-1, como los que se obtienen en Israel (Figura 4). En dicho país se logra la plena producción al año 6 con producciones de 20 t·ha-1 el año 4 y 30 t·ha-1 el año 5. La cosecha suele realizarse manualmente, con tijeras y en 2 a 4 pasadas. Los índices de madurez dependen de las variedades e incluyen: el color de la piel (cambios de amarillo a rojo) y del jugo, la acidez y el contenido de sólidos solubles (Ben-Arie et al., 1984; LaRue, 1980; Lee et al., 1974).

En las variedades dulces, la acidez titulable debiera ser de 1% y de entre 1,5 y 2% en las variedades agrias; variando los sólidos solubles recomendados entre 15 y 17%, para ambos tipos de variedades. Los índices de madurez mínimos aceptados para la variedad Wonderful en California son (i) color de jugo rojo igual o más oscuro que 5R-5/12 de la tabla Munsel y (ii) acidez titulable inferior a 1,85% (Al-Maiman y Ahmad, 2002; Ben-Arie et al., 1984; Elyatem y Kader, 1984; Kader et al., 1984). El granado es un fruto no-climatérico. Debido a que presenta numerosas microfisuras en la cáscara que permiten el movimiento libre de la humedad desde el fruto al medioambiente, la deshidratación es sindicado como el principal problema de poscosecha del granado (Mohan Kumar, 1990; Kader, 2006). Para evitar dicha deshidratación, se recomienda el almacenamiento de la fruta a baja temperatura y a humedad relativa de 90 a 95 % (Kader, 2006, Kader et al., 1984).

El uso de envolturas plásticas y ceras ayuda reducir las pérdidas de agua de los frutos (Artés et al., 2000a; Nanda et al., 2001). Otro daño de poscosecha reportado para granado es el daño por frío. Según Kader (2006), este problema afecta a la fruta almacenada por más de un mes entre la temperatura de su punto de congelamiento (-3 ˚C) y 5 ˚C o almacenada por más de 2 meses a 5 ˚C. No obstante lo anterior, en Chile se han hecho ensayos de conservación de granadas a 0 ˚C por 8 semanas que no han inducido daño por frío (Galletti et al., 2000). Otro daño de poscosecha importante que sufre la granada es el escaldado que se manifiesta como una decoloración parda de los tabiques del fruto y un color pálido de los arilos.

Este daño comienza por el extremo pedicelar del fruto (Kader, 2006). Entre los patógenos que causan pudrición en granado se destacan Aspergillus spp. y Alternaria spp., asociadas a lluvias durante la floración y las fases de desarrollo temprano del fruto. Estas pudriciones se manifiestan al interior del fruto causando un muy leve cambio del color de su piel (rojo más intenso), pudiendo ser reconocidas en el proceso de embalaje por una menor densidad (i.e. relación peso/volumen) y un sonido hueco al golpear la fruta con el dedo (Kader, 2006; LaRue, 1980). Botrytis cinerea es sindicado por Kader (2006) como el principal patógeno que afecta a la granada en poscosecha. La infección puede comenzar en el campo resultando en la presencia de esporas en el área del cáliz al momento de la cosecha (Kader, 2006).

Los síntomas comienzan con un cambio de color de la piel del fruto hacia tonos pardos claros, asociados a un endurecimiento de la piel (aspecto cuerudo) y seguido por el desarrollo del típico micelio gris (Kader, 2006). Las pudriciones se pueden controlar evitando el daño mecánico durante la cosecha y el embalaje y mediante el uso de adecuadas temperaturas y humedades relativas durante el almacenamiento. Kader (2006) señala que las atmósferas enriquecidas en CO2 son fungistáticas, inhibiendo el desarrollo de Botrytis cinerea y agrega que dicho hongo se puede controlar con la aplicación de Fludioxonil en poscosecha. Entre una amplia gama de métodos para el almacenamiento prolongado de granadas que se han evaluado (Al-Kahtani, 1992; Artés et al., 2000a y b; Hess-Pierce y Kader, 2003; Kupper et al., 1995), Kader (2006) indica que el más efectivo para reducir la incidencia de pudriciones y desordenes fisiológicos es el uso de atmósfera controlada con 5% de O2 y 15% de CO2. Aplicando dichas concentraciones y una temperatura de 7 ˚C, la vida de poscosecha de la fruta alcanza los 5 meses. El mismo autor (Kader, 2006), señala que temperaturas entre 5 y 8 ˚C, según la variedad y el área de cultivo (7 ˚C para Wonderful), y humedades relativas entre 90 y 95% permiten un potencial de almacenamiento de 3-4 meses en aire y 4-6 meses en atmósfera controlada.

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Sin embargo, existen variadas temperaturas óptimas reportadas en la literatura que varían de 0 a 7 °C, lo que también sucede con las humedades relativas cuyas recomendaciones fluctúan entre 80 - 90% (Artés et al., 1998; de Palma y Novello, 1995; Galletti et al., 2000). Estos antecedentes indican que, en el caso de Chile, es conveniente desarrollar estrategias de postcosecha adaptadas a las condiciones de cultivo locales.

Conclusiones

El granado es un frutal que está experimentando un auge de plantaciones en Chile debido a una creciente demanda del mercado por sus frutos y subproductos ricos en antioxidantes beneficiosos para la salud que debiera ampliarse con la pronta apertura del mercado de Estados Unidos.

Este frutal es un arbusto altamente ramificado con madera flexible y espinosa y frutos de gran tamaño (400-500 g) provenientes de una floración prolongada. El granado se adapta especialmente a climas semiáridos de veranos calurosos y primaveras y otoños secos, condiciones encontradas en las zonas interiores de las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana. En zonas con otoños lluviosos se deben tomar recaudos para evitar partidura de frutos y en zonas de baja suma térmica estival se corre el riesgo de que una alta proporción de la fruta no alcance a madurar. El uso de variedades tempranas permitiría evitar ambos problemas en dichas zonas. Si bien este frutal es muy resistente a condiciones extremas de salinidad y sequía; y tolera suelos pobres y pedregosos, su producción comercial requiere de un alto grado de tecnificación.

Son particularmente relevantes:

(i) la selección de la variedad adecuada;

(ii) la poda de formación y la conducción de la planta para evitar que sus ramas se arqueen provocando que los frutos entren en contacto con el suelo y el desgarramiento de ramas y/o plantas completas (en este aspecto es clave eliminar todos los frutos cuajados durante los 3 primeros años);

(iii) el raleo de frutos múltiples y tardíos; y

(iv) los manejos que reduzcan las pérdidas de valor comercial de los frutos por golpe de sol, partidura, ramaleo y daños por plagas y enfermedades. Con un adecuado manejo técnico, el granado puede alcanzar importantes rendimientos de fruta de alto calibre y calidad que, mediante un buen manejo de poscosecha, pueden alcanzar precios en el mercado de contra-estación que, por el momento, son muy interesantes.

Fuente: Aconex

www.portalfruticola.com

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