Columna: La huella del Agua en la producción frutícola, una poderosa herramienta de marketing
Por Luis Gurovich, presidente del Directorio de la Asociación Gremial de Riego y Drenaje (AGRyD)
El mundo actual está caracterizado por una disminución progresiva en la disponibilidad de agua, resultante tanto de la disminución de las precipitaciones, por el aumento en la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que determinan un cambio climático global, así como por el aumento en el consumo de agua, por el crecimiento de la población y el incremento en su calidad de vida.
La situación es especialmente severa y prolongada en las áreas clasificadas ecológicamente como mediterráneas semi – áridas, que coinciden con los principales centros mundiales de producción de frutas frescas destinadas a los mercados mundiales.
La moderna tecnología de riego, con sistemas de aplicación localizada y descargas precisas y uniformes, permite producir frutas de alta calidad, con rendimientos unitarios de interés comercial, con la aplicación de volúmenes de agua prácticamente equivalentes a la evapotranspiración real de los huertos, esto es, con una eficiencia cercana al 100% (cada gota aplicada es transpirada por las plantas).
Sin embargo, no todas las plantaciones frutícolas son regadas con este nivel de eficiencia, ya sea porque sus sistemas de riego corresponden a técnicas superficiales tradicionales o por un manejo inadecuado de sus sistemas de riego presurizados. El exceso de agua por sobre los requerimientos reales de las plantaciones determinan pérdidas de agua, tanto por percolación bajo el volumen de suelo ocupado por las raíces, como por escurrimiento superficial fuera de la unidad de riego.
El registro de la aplicación real de agua a un huerto frutal durante la etapa de producción primavera – otoño permite establecer la “huella del agua”, expresión referida al volumen de agua de riego aplicado por unidad de superficie o por unidad de producción. Este registro permite diferenciar producciones de especies y variedades similares, regadas con diferentes volúmenes de agua y constituye un distintivo de marketing que se está imponiendo rápidamente en los mercados de destino de la fruta de alta calidad. Se ha establecido una preferencia cultural de los consumidores por aquella fruta producida con menor cantidad del recurso hídrico, a partir de las agresivas campañas medio – ambientalistas, que promueven el respeto al uso de los recursos naturales en la producción y muy especialmente, del agua.
El registro certificado de la huella hídrica en la producción de frutas de exportación puede representar un valor agregado valioso en esta actividad productiva y comercial. En muchos de los mercados internacionales, las certificaciones de inocuidad alimentaria de los diferentes productos agro-químicos utilizados por los productores, son un requisito ineludible para concretar envíos de partidas específicas de frutas. Los controles de esta inocuidad en destino, a través de análisis químicos y biológicos, son cada día más complejos, precisos y detallados.
En el caso del agua, su impacto medio – ambiental se refiere no sólo al volumen total utilizado en el riego, sino también a la estrategia de distribución durante la temporada productiva, por la incidencia que esta estrategia pudiera tener sobre la eventual contaminación de las napas freáticas. El registro digital de operación de los sistemas de riego presurizado permite certificar el manejo hídrico de las plantaciones frutales con estos fines y una gran proporción de los programadores de riego incluyen hoy registros de operación digitalizados; sin embargo, el uso de estos registros hasta ahora no ha sido requerido como antecedente para la exportación.
La situación está cambiando y muchos mercados están solicitando incluir, en la creciente información requerida de cada partida de fruta recepcionada en destino, información adicional sobre la cantidad de agua de riego utilizada en el proceso productivo, así como una evaluación del destino de los posibles excedentes de agua de riego aplicada por sobre los requerimientos hídricos reales de los huertos. En las próximas dos temporadas, es muy posible que esta información sea requerida en forma obligatoria, lo que obliga a nuestra industria frutícola a incluir los mecanismos de registro y certificación correspondientes.
El concepto y las herramientas de Gestión Inteligente del Agua (Smart Water Management) en la producción frutícola se está imponiendo aceleradamente a nivel mundial. La revolución de las tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC’s), del manejo de grandes cantidades de datos (Big Data Management) y por sobre todo, del Internet de los Objetos (IoT), hace posible mantener los registros hídricos mencionados y su certificación por organismos competentes.
Ha llegado la hora de enfrentar el requerimiento de información hídrica en nuestra industria productora y exportadora de frutas, con el fin de asegurar nuestra vigencia en los mercados internacionales. Felizmente, algunos países de la región, como por ejemplo Chile, Perú y México, cuentan con los recursos humanos y la infraestructura informática necesarias para implementar una certificación de la huella del agua, sin necesidad de inversiones adicionales de alto costo.
Instituciones internacionales como The Water Footprint Network (www.waterfootprint.org), TheGlobal Water System Project (www.gwsp.org) y The Global Development Research Center (www.gdrc.org), han desarrollado metodologías muy específicas para la certificación de la huella del agua en la producción de frutas frescas; a modo de ejemplo, la empresa transnacional de producción y comercialización de frutas DOLE, a través de su Departamento de Responsabilidad Corporativa y Sustentabilidad, ha definido procedimientos específicos de gestión del agua en sus prácticas productivas (www.dolecrs.com/sustainability/water-management/water-use-in-dole-agricultural-practices), orientadas a reducir la huella del agua, favoreciendo al mismo tiempo la productividad y calidad de su producción.