La replantación de frutales, resultados en Chile. Guía completa por especies
La replantación de frutales, ensayos en Chile
La necesidad de renovación de los huertos frutales está siendo común en diversas áreas productivas del país, ya sea por razones de mercado o manejo, entre las que destacan el envejecimiento de las plantaciones, cambios en las demandas de variedades o huertos de baja productividad. En la actualidad, por razones de mercado o por condiciones agroclimáticas, existen áreas en donde la renovación de los huertos será por las mismas especies frutales, pues dichas zonas están altamente especializadas en determinados cultivos. Así, el dinamismo propio de la actividad frutícola ha llevado a recambiar y modernizar los huertos, estableciendo plantaciones de mayor densidad e introducción de nuevas técnicas de poda y producción, en suelos previamente ocupados por frutales. Si bien, hasta hace algunos años, la replantación de frutales ha sido una actividad relativamente aislada, en el futuro ésta acción será cada vez más utilizada por los fruticultores.
La replantación de huertos plantea nuevos desafíos a los productores, pues es ampliamente conocido el efecto negativo que puede ocurrir al replantar con la misma especie frutal, con riesgo de enfrentar problemas de crecimiento, vigor, deficiencias nutritivas, muerte del sistema radical, retraso en la producción y pobre rendimiento, o una reducción de la vida útil de las plantaciones, hasta el punto que la plantación frutal puede ser económicamente no viable. A este efecto negativo se le denomina “problema de replantación” o “cansancio del suelo”, siendo ampliamente descrito para otras áreas frutícolas del mundo, aunque, según Utkhede y Smith (1994) y McKenry (1999), la incidencia y severidad del problema dependen de la región y del huerto e, incluso, puede no presentarse en algunas zonas.
Caracterización del problema
Los problemas de replantación en la agricultura son comunes y ocurren en plantas perennes y anuales, especialmente inducidos por el hombre, cuando se tiende a un monocultivo. Sin embargo, en muchas especies, cuando tienen la habilidad de lidiar con esta situación, es posible realizar un monocultivo sin grandes problemas. El origen de este comportamiento está en la seguridad que tendrá la especie de estar ubicada correctamente en una sucesión de plantas, o en la seguridad de colonizar suelos que no están ya utilizados por la misma especie, asegurando así una competencia más eficiente por el espacio, fenómeno que se ha estudiado en plantas que crecen en dunas.
Las causas del problema de replantación son, a menudo, pobremente entendidas y, en la mayoría de los casos, los agentes no están del todo claros (Hoestra, 1994), señalándose que las causas del pobre desarrollo y retraso en la entrada en producción se deben a factores bióticos y abióticos. Utkhede y Smith (1994) diferencian entre “enfermedad de replantación”, donde sólo se contemplan factores bióticos, dentro de los cuales se consideran hongos (Phytophthora spp., Phytium spp., Fusarium spp.), bacterias (Agrobacterium tumefaciens), actinomicetes, nematodos, y las interacciones entre ellos; y “problemas de replantación”, que incluyen tanto factores bióticos como abióticos como los causantes del menor crecimiento. Los factores abióticos se refieren a deterioro de las condiciones físicas del suelo, metabolitos tóxicos de degradación orgánica, alteraciones nutricionales provocadas por el monocultivo, exceso o falta de humedad, acumulación de metales pesados, bajo o alto pH u otros problemas del suelo (Utkhede y Smith, 1994). Gur y Cohen (1988) consideran que el factor más importante lo constituye la presencia de ciertos compuestos cianogéncios, que, al hidrolizarse, inhiben el desarrollo radicular de huertos replantados, y cuya persistencia radica, principalmente, en su lenta descomposición, la cual es causada mayoritariamente por bacterias y en mucho menor grado por nematodos y hongos.
McKenry (1999), para frutales de carozo y vides en California, planteó una hipótesis con los factores antes mencionados, indicando cuatro componentes interrelacionados: 1) componente de rechazo, que es específico de la especie; 2) problemas físicos y químicos del suelo; 3) plagas o patógenos; y 4) necesidades nutricionales iniciales. Mientras los efectos de los componentes de rechazo y nutricional aparecen en los primeros años, los otros ocurren en cualquier momento, pero usualmente tarde. El efecto de rechazo no lo identifica a un efecto específico de compuestos químicos, como sería el caso de la “alelopatía” (del inglés allelopathy), sino que existiría una asociación entre tejidos vegetales vivos y flora microbiana que crece y persiste sobre restos de raíces. El componente de plagas se refiere a un efecto no específico, pues los organismos plaga involucrados (generalmente nematodos) no son, en la mayoría de los casos reportados, específicos para la especie afectada. El componente físico o químico se refiere a acumulación de sales, herbicidas u otros compuestos (incluidos aquellos “alelopáticos”), o a la alteración física del perfil, por compactación u otros. Es así como, bajo condiciones de suelos ácidos hay menor propensión al problema de replantación en manzanos (SARD= Specific Apple Replant Disease) (Hoestra, 1994), mientras que con pH alcalinos, se presentan problemas de replantación más severos.
En cuanto a las necesidades nutricionales iniciales, para el caso del manzano, Sadowski et al. (1988) registraron la reducción del crecimiento y rendimiento, además de una alta mortalidad de huertos replantados con fertilizaciones de 140 kg de nitrógeno por hectárea y, aún más con de 240 kg/ha. Esto fue atribuido a la acción tóxica del Al y Mn presentes en altas concentraciones en la zona de raíces, causado por un drástico aumento de la acidez del suelo por altas dosis de nitrógeno en forma de NH4 NO3 ; además Neilsen y Yorston (1991) indican como causantes del pobre crecimiento a toxicidades provocadas por excesos de Al, Mn o As, y deficiencias de nutrientes, incluido K.
Dentro de este complejo, el componente de rechazo y de nematodos serían los principales, y los que requerirían de mayor atención. Así, numerosas publicaciones indican que, en pomáceas, los actinomicetes, los cuales viven sobre las raíces, atacándolas, aparecen involucrados como una de las causas importantes de los problemas de replantación y corresponderían al problema de replantación específico del manzano (SARD).
Sin embargo, es difícil determinar el agente causal primario o el factor predominante del problema de replantación, sino más bien sería causado por una interacción de factores individuales, cuyos efectos nocivos sobre las plantas son acumulativos. Por esta razón, dependiendo del origen o causa del problema, existen distintas medidas de control, por lo que varios tratamientos han sido propuestos para reducir o eliminar el problema de replantación. Entre ellos se cuenta con la desinfección química del suelo, previo a la plantación, con fumigantes de amplio espectro o con tratamientos de esterilización de suelos, como la aplicación de calor.
El problema de replantación presenta una cierta persistencia, pues, de no ser así, no existirían problemas para realizar monocultivo en el corto plazo (Durán, 1976). Además, según Hoestra (1994), es específico y algunas especies son más propensas al problema. La persistencia puede estar asociada a organismos de resistencia que esperan a que el hospedero se encuentre nuevamente, o que persisten en tejidos vivos de otras especies. Estos organismos no necesariamente son patógenos de la especie, pudiendo ser microflora asociada a las raíces. La causa principal del problema también determina la especificidad; por ejemplo, si la causa principal son los nematodos, será poco específica, pero si son actinomicetes, como el caso de pomáceas, u otra microflora asociada a raíces de frutales de carozo, la especificidad será dentro del grupo de especies más afines. Al respecto, Aldea y Parnia (1993), lograron mayor disminución del crecimiento de plántulas de cerezo en macetas con suelos obtenidos de plantaciones adultas de cerezo y duraznero, comparado con suelos provenientes de manzanos.
Otras características que se han descrito son: que desaparece al retransplantar a suelo fresco; las plantas sólo se afectan por el portainjerto en que se encuentren; al mezclar suelo sano con enfermo se producen síntomas intermedios; el lixiviado de suelo no siempre reproduce los problemas de replantación; no se controla con adición de nutrientes (aunque a veces favorece la adición de fósforo); y no necesariamente se reproduce con la adición de raíces al suelo sano.
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Fuente: Universidad de Chile
www.portalfruticola.com/Con información de Radio Canada International