Claves para obtener el vigor requerido por los paltos y evitar el añerismo
VARIABLES ESTRUCTURALES Y PRODUCTIVAS DEL PALTO HASS: CAMBIA LA FORMA DE VER EL AÑERISMO
El añerismo o vecería del palto corresponde a un fenómeno en el cual la producción de frutas varía significativamente entre dos años consecutivos. El problema puede afectar a árboles individuales, huertos e incluso una región, con distintos grados de intensidad. El añerismo tiene severos impactos económicos a nivel nacional, porque esta industria mantiene cerca de 21.000 puestos de trabajo directo permanente y no menos de 25.000 puestos de empleo directo, pero temporal.
Causas del añerismo
Para explicar las causas del problema de añerismo, se ha demostrado que el palto acumula reservas de nutrientes minerales y carbohidratos en sus hojas, brotes, troncos y raíces, que permiten alimentar el desarrollo de brotes, flores y frutos. La ausencia de frutos durante el año de bajos rendimientos genera una mayor cantidad de recursos disponibles para el desarrollo de brotes y flores. Pero al año siguiente, el excesivo número de flores origina una cantidad de frutos tan grande que los recursos disponibles no son suficientes para alimentar la producción de nuevas flores. Esta explicación obliga a considerar un nivel de carga frutal óptimo cada año. En otros frutales, de hoja caduca, se usan métodos de poda de brotes florales o de raleo de frutas para conseguir dicho objetivo. No obstante, estos métodos son difíciles de aplicar en la producción de paltas, porque a una profusa floración le sigue generalmente una importante caída de frutos cuajados.
Desde otra perspectiva se ha propuesto que el palto dispone de un mecanismo de regulación del desarrollo de flores y del crecimiento de frutos, el cual depende de sustancias orgánicas que se transportan desde las raíces, brotes y frutos hacia otras estructuras para regular su crecimiento. Así, por ejemplo, se conoce que las raíces envían pequeñas cantidades de citoquininas que previenen la senescencia de las hojas, y se sabe que los ápices de los brotes producen auxinas que se envían a las yemas laterales para prevenir su desarrollo en condiciones no adecuadas. De la misma manera, se ha indicado que el fruto es un gran emisor de este tipo de sustancias, por lo que su presencia tendría la facultad de restringir la floración.
Foto 1. Desarrollo de una secuencia de brotes de tipo proléptico que se extienden en forma lateral a partir de yemas en reposo. Forma ramas en las cuales la fruta cuelga en brotes débiles con gran cantidad de entrenudos, que normalmente se secan después de cosechada la fruta.
Lo anterior significa que:
• Para solucionar el problema del añerismo conviene cosechar la fruta lo antes posible, con el fin de evitar que coincida la presencia de frutos en el árbol con una nueva floración.
• Una carga de fruta adecuada funciona como un regulador del desarrollo de los brotes.
Sin embargo, debido a las condiciones ambientales donde se ubica la mayoría de las plantaciones en nuestro país, y debido a la variación de precios durante la temporada, la cosecha se realiza normalmente después de 12 o más meses desde la cuaja, por lo que durante el nuevo periodo de floración todavía hay frutos de la temporada anterior que pueden impedir el desarrollo de una floración normal cada año.
Un enfoque distinto Con un enfoque alternativo, recientemente se ha planteado que el añerismo es la expresión del envejecimiento y pérdida de vigor de los árboles, proceso en el cual la planta sólo origina brotes cortos, no vigorosos y de tipo “proléptico”, que limitan el crecimiento conjunto de flores y frutos. De tal forma, la secuencia repetitiva de desarrollo de brotes prolépticos sobre otros brotes de la misma clase (foto 1) genera ramas que no son capaces de florecer al mismo tiempo que sostienen frutos de la temporada anterior.
En cambio en árboles de menos de 5 años se produce naturalmente una combinación de brotes vigorosos de tipo “siléptico” (foto 2) en combinación con brotes de tipo proléptico. El conocimiento indicado del hábito productivo de la especie abre una oportunidad sencilla para reducir el añerismo en huertos de más de 10 años mediante poda de rejuvenecimiento. Para ello se efectúan cortes que posibilitan el desarrollo de nuevos brotes de tipo siléptico, los cuales deben ser posteriormente rebajados para evitar que su crecimiento vigoroso sólo reemplace la madera removida. Así se da oportunidad al desarrollo de las yemas laterales del brote vigoroso, donde se originan brotes cortos de tipo proléptico que llegan a ser florales. No obstante, no se sabe aún qué sistema de plantación y conducción de las estructuras vegetativas del palto produce los mejores resultados al momento de la cosecha, en cuanto a precocidad y rendimientos. Como es conocido, ello está determinado en buena parte por la captura de la radiación solar -necesaria en el proceso de producción de azúcar y determinante para el desarrollo de nuevos brotes-, aspecto que depende fuertemente de la configuración arquitectónica de los brotes del palto.
Foto 2. Surgimiento de brotes vigorosos de tipo siléptico que desarrollan brotes laterales en forma simultánea al crecimiento del eje principal a partir de yemas nuevas que no alcanzan a entrar en un periodo de reposo. En combinación con brotes débiles de tipo proléptico, posibilitan la formación de nuevas flores en ramas que mantienen frutos de la temporada anterior.
Prueba de sistemas de conducción
En atención a este problema investigadores de INIA evaluaron la influencia de la forma, número de ramas y proporción de brotes de tipo proléptico y siléptico en la expresión del añerismo en un huerto demostrativo con cuatro sistemas de conducción: libre, eje, tatura e ípsilon, ubicados en bloques diferentes, en los cuales se evaluó el peso de la producción, el número de frutos y el calibre. Los resultados de las observaciones son de utilidad para proponer que el diseño estructural de los árboles cumple un importante rol en el problema del añerismo. Su solución requiere de futuras investigaciones que permitan definir el sistema de conducción más apropiado para mantener una carga frutal balanceada cada año. El palto se desarrolla en módulos de ramificación que se extienden repetitivamente desde la punta de los brotes más antiguos, formando ramas que ocupan un volumen desde el centro hacia la periferia del árbol. Por tanto, es posible considerar cada una de estas ramas como una unidad de evaluación. En respuesta al efecto del clima, suelo, manejo agronómico en general y manejos de poda en particular, los paltos ubicados en los bloques con sistemas de conducción ípsilon o tatura tenían un número promedio de módulos de ramificación de 23,5 y 24,1 respectivamente.
Dichos valores eran significantemente menores que la cantidad de módulos de ramificación del bloque con sistema de conducción libre, el cual alcanzaba en promedio 29,5 ramas; y significativamente mayores que la cifra de módulos de ramificación del bloque con sistema de conducción en eje, el cual mostraba un promedio de 18,9 ramas. Los valores señalados son consistentes con el hecho de que en sistemas de conducción libre no se remueven ramas mediante poda, y con el hecho de que en el sistema tatura e ípsilon se mantienen dos ejes, en vez de uno solo, en cada árbol (foto 3). Así, el número promedio de ramas en el bloque de conducción en eje representaba casi un 66% del número de ramas en el sistema de conducción libre.
Foto 3. El palto se desarrolla normalmente a partir de las yemas ubicadas en el ápice de los brotes, por lo que la remoción de la yema apical mediante poda, o la inclinación de las ramas en el sistema de conducción ípsilon que muestra la imagen, disminuye el dominio apical y posibilita una mayor brotación de yemas laterales.
El análisis de una segunda variable de tipo estructural del palto indicaba que la distribución porcentual de dos tipos de brotes fue diferente entre los métodos de conducción ípsilon y tatura. También era un resultado esperado, porque ambos sistemas se forman con dos ejes y la única diferencia entre ellos es el ángulo de inclinación de los ejes principales. En el sistema tatura, que abre y extiende sus ejes casi en forma horizontal, se produce una reducción de la dominancia apical, dando paso al desarrollo de un gran número de yemas laterales que crecen hacia arriba, con buena exposición a la luz y expresión de un 64% de brotes silépticos. En cambio en el sistema ípsilon, el ángulo de separación de los ejes es más cerrado, y como consecuencia los brotes laterales en desarrollo tienen mayor competencia por recursos energéticos, expresando sólo un 39% de brotes silépticos.
La proporción de brotes silépticos en el sistema eje tuvo un valor de 51%, el cual fue intermedio entre los sistemas ípsilon o tatura, aunque no resultó significativamente diferente de ellos. Junto a esto la proporción de brotes silépticos en el sistema de conducción libre llegó 41%, lo que también fue significativamente menor que el porcentaje correspondiente al sistema de conducción tatura. El resultado también corresponde a lo que se esperaba, pues a medida que los paltos envejecen, aumenta la proporción de brotes prolépticos en desmedro de la de brotes silépticos. En cambio, la poda de los árboles les devuelve vigor y desarrollo de tipo siléptico.
¿Qué indican los resultados?
las variables productivas mostró que los rendimientos del bloque con el sistema de conducción tatura fueron estadísticamente más bajos que los rendimientos de todos los otros bloques, durante el año 2005, debido principalmente a que el número de frutos resultó menor en forma significativa. En cambio, como expresión del añerismo, el rendimiento de este bloque fue el más alto, y significativamente mayor que el bloque de conducción libre, debido sobre todo a que alcanzó una mayor cantidad de frutos. El resultado es consistente con las expectativas de que los rendimientos suben después de un año de baja carga frutal, y de que los rendimientos bajan luego de un año de buena carga. Sin embargo, es notable que el calibre promedio de 220 gramos del bloque tatura resultara significativamente mayor que el calibre promedio de 190 g del bloque “libre” o “control” durante el año 2005. Asimismo, resulta interesante que el bloque “tatura” mantuviera un calibre promedio de 210 g, sin diferencias significativas con el calibre promedio de 220 g del bloque de conducción libre.
También se observó que el número total de ramas y el número de brotes silépticos se correlacionó de manera positiva con el índice de añerismo en un 38% y 27% respectivamente, y que la distribución porcentual de brotes no tuvo correlación con dicho índice. Al mismo tiempo los rendimientos de los años 2005 y 2006 se correlacionaron con el índice de añerismo, con valores de -53% y 22% respectivamente. Las tendencias observadas sugieren que la intensidad del añerismo no sólo varía en respuesta al nivel de rendimientos anuales que se usan para calcularlo, sino que las características estructurales que dan soporte a la producción cada año pueden estar también asociadas en alguna medida a la expresión del fenómeno. Así, el bloque “eje” y el bloque tatura -el cual tuvo una mayor proporción de brotes silépticos que el bloque de conducción libre- alcanzaron rendimientos acumulados mayores que el sistema de conducción libre. Las observaciones realizadas son de mucha utilidad, si bien no es posible aún señalar cuál sistema de conducción puede ser más efectivo en la reducción del añerismo.
Sólo recientemente se ha destacado la necesidad de mejorar las estructuras aéreas del palto para dar soporte fisiológico y estructural a la producción anual de brotes florales y fruta de buena calidad. Ello adquiere mayor importancia al considerar la muy alta densidad con la cual se están estableciendo los nuevos huertos (3 x 3 m; 3 x 5 m, etc.). Más todavía, investigaciones recientes efectuadas en California han dado a conocer que la producción de cada año está asociada a la cantidad y calidad de brotes que presentan diferenciación floral en otoño, seis meses antes de la floración en primavera.
Foto 4. En el sistema de conducción en eje, el árbol toma una conformación de tipo piramidal, que contrasta con el sistema ípsilon, con dos ejes abiertos en un ángulo de 45º, y con el sistema tatura, en el cual ambos ejes presentan un ángulo de apertura aún mayor.
La primera contribución tecnológica en esta nueva línea de investigación en Chile fue el diseño de un sistema de poda para la generación de una adecuada combinación de dos tipos de brotes del palto: una rama madre de tipo siléptico que sostiene una gran cantidad de brotes de tipo proléptico y siléptico de gran productividad. Junto a lo anterior, la evaluación de plantaciones en las provincias de Quillota y de Petorca permitió detectar que huertos de distinta edad localizados en diferentes ubicaciones presentan contrastes en cuanto a la proporción de los brotes mencionados. Finalmente, se recomienda considerar la cantidad de ramas principales en cada huerto como un factor que contribuye al desarrollo y mantención del añerismo. Un excesivo número de ramas puede reducir la productividad del palto. Por ejemplo, cuando se realiza poda de rejuvenecimiento el desarrollo de nuevos brotes vigorosos tiende a ser improductivo si no se realiza un manejo posterior con poda de rebaje para detener su desarrollo en altura y dar posibilidad a la brotación de yemas laterales que llegan a ser florales.
Fuente: Inia, Chile