Por Ian Carlo Bottinelli Wolleter – Ingeniero Agrónomo – Especialista en Nutrición Vegetal
Atípica ha sido esta temporada frutícola en las principales zonas productoras de uva de mesa del Perú. Un año donde ha existido un déficit hídrico latente, donde a los problemas de calidad hídrica de los pozos en Ica, se ha sumado un fuerte déficit (de hasta un 60%) en los embalses: Poechos (Piura), Gallito Ciego (Trujillo), Limón (Olmos), los que han mantenido latente el fantasma del racionamiento hídrico, a los parrones en época de cosecha.
A esto se ha sumado un inesperado fenómeno fisiológico que cayó con fuerza esta temporada en la emblemática zona vitícola de Ica, donde en algunas agroindustrias ha generado importantes mermas en la productividad de los parrones, mermas que incluso llegaron al 60-70% de perdida de producción.
De acuerdo a Raul Cruz, Ingeniero Agrónomo de Biotecnia Perú, “existen indicios que las caídas de productividad causadas directamente por “corrimiento” de racimos, han llegado incluso hasta perder la mitad de los racimos por planta en parrones jóvenes plantados sobre portainjertos vigorizantes como SaltCreek o Freedom, cosechándose en casos más extremos 6-8 racimos por planta”.
El filage, también llamado “corrimiento” o “grape inflorescence reversión”, es un desorden netamente fisiológico que se caracteriza por una involución del racimo o inflorescencia en la fase de “racimos visibles”, hacia una estructura similar a un sarcillo (ver fotografía).
Obviamente las teorías son muchas respecto al origen y prevención de este problema. En este caso, abordaremos de manera muy general los elementos más característicos que favorecen el filage y la estrategia general de prevención:
Conjunto con los factores propios de la planta y manejo, los productores de Ica se vieron expuestos a una partida de la primavera mucho más fría de lo común, con días muy nublados, lo que se tradujo en una baja tasa de fotosíntesis 20-25 días después de brotación; donde el brote ya debe autoabastecerse de elementos nutritivos.
En algunos casos la temperatura de suelo no elevó de la forma esperada, atrasándose los flush de raíces, lo que generó que la planta comenzara la temporada con exceso de vigor, producto de altas tasas de reservas dispuestas en la madera (fuerte trabajo de nutrición en postcosecha). El vigor hacía la floración y la cuaja se detuvieron, (los sarmientos literalmente se quedaron sin “combustible”), generando la sorpresa al ver una canopia llena de sarcillos y con una cantidad muy baja de racimos formados.
Las medidas e prevención de este fenómeno apuntan principalmente al manejo del brote y la canopia durante toda la temporada, sobre todo en la fase de post cosecha o de trasloque. La idea es apuntar a controlar el exceso vigor y masa foliar que genera: sombreamiento de cargadores y yemas, altos niveles de giberelinas endógenas en la planta, problemas de inducción y finalmente diferenciación de racimos.
Recomiendo realizar: análisis de fertilidad de yemas, poda corta, deshojes, controlar nitrógeno, favorecer buen agostamiento, favorecer niveles de reservas alto, pero no excesivo, retrasar un poco la aplicación de cianamida para evitar brotaciones muy tempranas (con frío y días nublados), “apuntalar” el brote en primavera con bioestimulantes foliares de alta relación C/N de manera de suplir los elementos que la planta potencialmente no va a generar para abastecer la diferenciación final del racimo que se expone (algas marinas, aminoácidos, zinc, azucares reductores, etc).
Al ser un proceso fisiológico que se gatilla en la temporada anterior, es completamente crítico que las medidas de prevención se comiencen a ejecutar en la fase de inicio de envero de esta temporada en curso, de manera de prevenir cualquier elemento que puede repetir el filage la próxima temporada. El reloj ya está corriendo...
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