Guía, especificaciones técnicas y modos de uso de maquinarias para labranza de suelos (galería de imágenes) - Parte 2
En la segunda parte del artículo "Guía, especificaciones técnicas y modos de uso de maquinarias para labranza de suelos", veremos los problemas específicos que se presentan en la preparación de los suelos y la organización de faenas mecanizadas de labranza.
PROBLEMAS ESPECÍFICOS EN PREPARACIÓN DE SUELO
En producción de papa no existen problemas relevantes en la preparación de suelo, que dificulten o afecten el establecimiento del cultivo, aunque las labores de preparación se hayan efectuado con maquinaria simple o de tracción animal. Los problemas por lo general se presentan al momento de efectuar la cosecha mecanizada, en la cual la papa se ensaca; y tiene relación con la formación y presencia de terrones, los que se comportan igual a un tubérculo, por lo cual al realizar una cosecha mecanizada con ensacado, gran parte de éstos pasan al saco, los cuales llegan posteriormente a la bodega.
Suelos arcillosos con tendencia a formación de terrones
a) Factores que favorecen la formación de terrones: La formación de terrones se produce por la pérdida de humedad del suelo y depende de la textura del suelo y de las condiciones climáticas predominantes (viento). Mientras mayor es el contenido de arcilla más difícil es trabajar el suelo y, por consiguiente, preparar una cama de semilla mullida.
Los terrones no existen en forma natural en el suelo, siendo el resultado de una mala labor realizada por el hombre. Las araduras efectuadas sobre suelos arcillosos demasiados húmedos y rastrajes inoportunos, aceleran el proceso de secado del suelo, aumentando la superficie de exposición al viento y sol facilitando la formación de terrones.
Es frecuente que los agricultores no inicien sus labores de rastrajes para mullir el suelo hasta haber terminado toda la aradura que desean realizar en la temporada. Esto significa que el suelo arado queda expuesto al viento y el sol por un prolongado período, dando oportunidad a que éste se seque más en la parte expuesta al aire. La labor de rastraje con discos sobre esta condición de suelo separa los bloques secos de los húmedos, dando origen a los terrones, cuyo tamaño depende del contenido de arcilla del suelo y de la nivelación lograda por la aradura. Las araduras con vertedera permiten una inversión más ordenada del terreno, y son menos propensas a la formación de terrones.
La presencia de terrones duros y secos obliga al agricultor a realizar un desmedido número de rastrajes con la intención de mullirlos, objetivos que no siempre se consigue, aumentando los costos de labranza y acelerando la pérdida de humedad del suelo.
b) Métodos para evitar la formación de terrones:
I) Arar y rastrear en el momento oportuno en relación al porcentaje de humedad del suelo utilizando rodillos sub-superficiales detrás del arado para nivelar y ofrecer menos superficie de contacto al viento.
II) Cuando el suelo está friable, realizar un solo rastraje para conseguir el mullimiento deseado. Se recomienda usar rastras combinadas de clavos y rodillos sub-superficiales inmediatamente después de la aradura.
III)Usar rastrones de madera y/o rodillos acoplados detrás de una rastra de discos para «planchar» el suelo y evitar la pérdida de humedad.
La oportunidad de los rastrajes en relación al contenido de humedad del suelo es fundamental para evitar la formación de terrones.
c) Métodos para destruir terrones sobre suelos secos en toda la capa arable
I) Regar: Devolver la humedad perdida al terrón para llevarlo a un nivel friable fácil de mullir mediante riego artificial. Este método, sin embargo, retarda el cultivo y aumenta el número de labores de preparación de suelo, puesto que resulta inevitable volver a arar el suelo para soltarlo y destruir la compactación producida con el riego.
II) Mullir el terrón seco mediante el impacto de equipos moto propulsados, por ejemplo, el rototiller o arados rotativos.
III)Presión ejercida sobre los terrones secos por un equipo de nivelación o rodón. Este último caso ha dado excelentes resultados empleando la combinación niveladora - arado cincel sobre suelos secos muy arcillosos. También en los casos anteriores, es adecuado usar arado cincel después del riego o de la pasada del rototiller, a fin de profundizar y soltar el suelo.
d) Métodos para destruir terrones sobre suelos secos en la capa superficial (8-10 cm) y húmedos en la base.
I) En caso de no existir humedad en los primeros centímetros del suelo, existiendo humedad suficiente en las estratas inferiores de éste, se puede rodonar para introducir los terrones en la zona húmeda y luego rastrearlo, cuando los terrones se
hayan impregnado de humedad suficiente para recuperar la condición friable.
II) También es posible recurrir a la «cruza» para sacar suelo húmedo a la superficie y poder mullirlo con posterioridad, mediante rastrajes superficiales.
En síntesis, es importante realizar la labor de rastraje en forma oportuna, que posteriormente mullirá el suelo en base a un alto número de labores, dado que esto implica un mal uso de equipos y altos costos operacionales de los mismos.
Suelos con alto grado de infestación de malezas de reproducción por semillas
a) Contaminación del suelo con semillas de malezas: Es prácticamente imposible eliminar el problema de malezas de reproducción por semillas mediante la aplicación de métodos mecánicos de labranza, debido a la permanente infestación de nuevas semillas de malezas traídas por el viento, agua de riego y animales. La preparación de suelos sólo pretende retardar el desarrollo de las malezas para dar una ventaja de crecimiento al cultivo que se va a establecer.
Las malezas que semillan en los rastrojos abandonados y las transportadas por el agua de riego, son las únicas posibles de controlar por el hombre, dado que se encuentran depositadas en la superficie del suelo y son enterradas con la araduras y distribuidas uniformemente en todo el perfil arable.
No obstante estar contaminado todo el perfil de la cama de siembra, sólo las semillas que están en los primeros centímetros pueden germinar y el resto espera estratificada su oportunidad de germinar. La semilla puede conservar su poder germinativo por varias temporadas mientras no se den las condiciones para que se active.
b) Medidas para controlar contaminación de malezas
I) Utilizar rotaciones culturales adecuadas con el propósito de crear ambientes desfavorables al desarrollo de las malezas.
II) Procesar, con equipo desbrozador, los rastrojos inmediatamente después de terminada la cosecha y repetir la operación las veces que sea necesario, para evitar que las malezas semillen.
c) Oportunidad para controlar malezas en germinación: Las semillas de malezas presentes en la superficie se activan con la humedad y temperatura del suelo, fenómeno que ocurre cuando se prepara esta zona para el cultivo. Una vez activada la germinación de las malezas el proceso es irreversible, vale decir, a partir de ese instante la situación puede ser controlable.
Siendo más fácil controlar la maleza cuando está germinada o recién emergida; es aconsejable hacer una labor de nivelación 10 días antes de la siembra para provocar la germinación de las semillas de malezas, con el efecto de compactación y mullimiento de este equipo.
La humedad del suelo también posee gran influencia en la eficacia del control de malezas efectuado por un rastraje. Si el suelo está muy húmedo o llueve posteriormente al rastraje la acción se anula, ya que las raíces de las malezas desarraigadas vuelven a su posición inicial. Si el suelo está seco no tiene sentido realizar rastrajes puesto que las semillas aún no se han activado.
d) Métodos de control de malezas con labores de rastraje: El control de malezas efectuado por los diferentes tipos de rastras citadas anteriormente, consiste en arrancar las plántulas y dejar sus raíces desnudas expuestas a la acción del sol y el viento para su destrucción definitiva. Es un error pensar que la misión de estos equipos es triturar o picar las malezas, destruyéndolas a golpes. De lo anterior se desprende la importancia de rastrear en el momento oportuno de crecimiento y humedad, para obtener un control exitoso.
Cada movimiento del suelo saca nuevas semillas de malezas a las capas superficiales dejándolas en condiciones de germinar, por lo que es recomendable realizar las labores de preparación de suelo de mayor a menor profundidad, en relación al control de malezas en germinación. No tiene objeto realizar una labor profunda posterior a rastrajes superficiales que tienen la misión de controlar las semillas de malezas germinadas en la superficie, puesto que dicha labor depositará nuevas semillas de malezas traídas de capas inferiores, anulando la acción del control anterior.
Es recomendable arar una sola vez y realizar bien la labor, para evitar una cruza que tendría el efecto de anular el control de malezas en geminación realizado por los rastrajes. Posterior a esta aradura y cuando la humedad del suelo sea aconsejable, se deben administrar rastrajes cada vez más superficiales, utilizando preferentemente rastras combinadas de clavos y resortes, de gran eficiencia y rendimiento. Desde el punto de vista del control de malezas en germinación, no debe aplicarse un rastraje tras otro, puesto que es necesario dar tiempo a las semillas de malezas que quedaron ubicadas en posición favorable para germinar.
Suelos con praderas
Es frecuente encontrar camas de siembra con gran cantidad de residuos de la empastada en su superficie, lo que dificulta la operación de la máquina sembradora. Este problema se origina al romper directamente la pradera con arado de disco y distribuir en todo el perfil residuos o champas de pasto. A partir de ese momento el problema de las champas está fuera de control, puesto que una nueva aradura para enterrar los residuos de la superficie, puede sacar los que ya están enterrados.
No obstante el número de rastrajes aplicados después de la aradura, las champas permanecerán en el perfil fundamentalmente por dos razones:
a. La rastra necesita una superficie dura contra la que golpear el pasto para cortarlo en pequeños trozos y el suelo suelto, removido por la aradura, hará de amortiguador impidiendo que se consiga ese objetivo.
b. La descomposición de la materia orgánica es muy lenta en el sur, donde es típico este problema, de tal modo que los residuos perduran varios meses sin descomponerse.
En el caso de praderas naturales resulta conveniente triturar superficialmente las malezas con rastra de disco, rototiller, o roto fresadoras, exponerlas a la acción del sol y viento durante unos días, para luego incorporarlas con una labor de aradura profunda. Se recomienda hacer estas labores a fines de verano. La labor de aradura puede ser reemplazada por el uso de barbecho químico.
Los rastraje deben ser practicados superficialmente en los primeros 8 cm del suelo, de modo de tener siempre una superficie dura contra la que golpear, para conseguir un mejor picado de la champa. En el caso de utilizar una rastra de discos tándem, que es más efectiva que la rastra offset para esta faena, se debe regular con poco ángulo de ataque (traba) y proceder a realizar la labor 2 a 3 veces, pasando en sentido cruzado. De igual modo, ésta puede reemplazarse por un vibro cultivador que puede ser más eficiente y rápido. Las pasadas de rastra se deben espaciar entre sí para permitir la acción del viento y sol sobre los residuos.
Para la incorporación posterior del material picado es preferible utilizar un arado de discos, en atención a que invierte muy bien el suelo cuando está suelto y sin el amarre de la masa radicular de la empastada.
Suelos con malezas de reproducción vegetativa
Para preparar suelos que presentan una cubierta vegetal con malezas de reproducción vegetativa como la chépica, pasto cebolla, milenrama, entre otras; se debe ser muy cuidadoso en la selección de los implementos de labranza, puesto que los discos y rastras rotativas trozan las raíces, diseminando las malezas que se multiplican con mucha facilidad. En estos casos, se recomienda el uso de herramientas como el arado de vertederas y la rastra de clavos y resortes que desarraigan la chépica. El barbecho químico con uso de Glifosato (Roundup, Rango) es una muy buena alternativa en esta situación puesto que controla eficientemente las malezas gramíneas. Cuando existen malezas de hoja ancha de mayor complicación se puede mezclar Glifosato con 2,4-D (amina o ester), Ally, Ajax, Aliado, Tordon 24-K, MCPA.
Suelos con compactación tipo «pie de arado»
La compactación producida por la acción repetitiva de un arado que trabaja siempre a una misma profundidad, crea problemas importantes a los cultivos. Es recomendable, realizar una labor de subsolado por lo menos una vez cada 5 años a los suelos sometidos a intenso trabajo de maquinaria y/o con animales en pastoreo directo. Del mismo modo, el paso permanente del arado cincel debe solucionar en gran medida este problema, siempre que la aradura se realice sobre suelo seco y a la velocidad recomendada por su fabricante. El método aprovecha la característica de funcionamiento del arado cincel que no altera el perfil de suelo, para invertir el proceso tradicional de arar primero y luego rastrear.
Se pica el residuo, se entierra y se rastrea la zona de semillas, para luego cincelar a profundidad, aprovechando que los primeros centímetros, están sueltos y ofrecen menos resistencia al implemento. Otro aspecto interesante propuesto en este método, es el reemplazo de la rastra de disco por el rastrón nivelador, que hace un excelente trabajo de afinamiento.
Sobre suelos con rastrojo en la superficie
El trozar el residuo antes de arar siempre es un buen método porque aprovecha el recurso en favor del suelo y facilita la inversión del arado. El no procesar los residuos complica el accionar del arado y quedan restos del rastrojo en la superficie.
ORGANIZACIÓN DE FAENAS MECANIZADAS DE LABRANZA
Uno de los típicos problemas que deben enfrentar los agricultores que desean iniciar la preparación de una cama de plantación, es la elección del sentido o dirección de trabajo. Deben considerarse varios factores para resolver este problema, entre los que destacan: la conservación y protección del suelo, la capacidad de trabajo o rendimiento de los equipos y la calidad de la faena realizada.
Factores que determinan la dirección del trabajo
a) Conservación del suelo y la dirección de trabajo: Al ser removido el suelo por los implementos de labranza, éste eventualmente puede ser arrastrado por el agua de lluvia o de riego, y perderse por erosión. Si la aradura con discos o vertederas u otra labor que deje surcos en el sentido de la dirección de trabajo, se realiza en suelos con pendiente pronunciada, se debe elegir la orientación de las curvas de nivel o el sentido de la menor pendiente. De este modo se evita que el agua de lluvia baje a gran velocidad por los surcos arrastrando el suelo y formando grietas casi imposibles de recuperar. Además, el tractor u animales de tiro tienen mayor dificultad para trabajar contra la pendiente (en subida).
b) Dirección de trabajo y rendimiento de los equipos: La capacidad de trabajo de un equipo, o el tiempo que demore éste en cubrir una superficie determinada, se mide en horas por hectárea o hectáreas por hora. La capacidad de trabajo depende de la velocidad, ancho de trabajo y tiempo perdido en acciones no productivas, tales como dar vueltas en los cabezales del potrero con el implemento levantado.
Este último factor que se llama también eficiencia de campo, incide en el rendimiento final del equipo, dado que el ancho y velocidad de trabajo deben mantenerse fijos en función a la potencia del tractor. Desde el punto de vista de la capacidad de trabajo, para evitar el tiempo perdido por concepto de vueltas con el implemento levantado, se deben orientar las faenas en el sentido de la mayor longitud del potrero. Otra técnica que evita pérdida excesiva de tiempo en los extremos del potrero, es dejar cabezales amplios para permitir el giro del tractor sin recurrir al cambio de marcha ni uso del embrague, e impedir el deterioro innecesario del sistema de transmisión. También pueden dejarse cabezales y laterales amplios, de igual medida, a objeto de cerrar posteriormente la faena circulando en torno al terreno trabajado. Este método se presta principalmente para aradura con discos o vertederas, y para rastrajes con offset.
c) Dirección de trabajo y calidad de la labor
Aradura: Cuando esta faena se realiza con arado cincel, que no produce desniveles en el terreno por su condición simétrica, la calidad de ésta no se afecta mayormente con la dirección del trabajo. No ocurre lo mismo con el arado de discos y vertederas que requieren de un método para no producir desniveles en la superficie. La cruza que corresponde a una segunda aradura para rectificar o aumentar la profundidad de la cama de siembra, es recomendable aplicarla en dirección perpendicular a la primera, con el propósito de lograr una mejor penetración del arado, siempre que se realice entre ambas labores, un rastraje para mejorar la nivelación superficial del terreno.
El arado subsolador se debe utilizar preferentemente en el «sentido» de la mayor longitud de terreno para mejorar el rendimiento. Sin embargo, es recomendable utilizarlo en sentido de la pendiente cuando su función es mejorar el drenaje de un suelo plano.
Rastraje: Como su función es mullir y emparejar el suelo, es conveniente aplicarlo en dirección de 45 grados a la línea de aradura; de esta forma se evita que las ruedas del tractor caigan simultáneamente dentro de los surcos atravesados, lo que provoca movimientos bruscos que perjudican la comodidad del operador y conservación de la máquina. Además, se consigue un mejor efecto nivelador que cuando se opera en cualquiera otra dirección de trabajo. Las rastras combinadas y rodillos pueden ser usados en cualquier dirección puesto que esto no influye en la calidad de su trabajo, siendo más importante en estos casos, el rendimiento del equipo y la velocidad de desplazamiento.
Nivelación: La nivelación de un suelo previamente arado y rastreado, requiere por lo general de 2 a 3 pasadas con el equipo para conseguir una aceptable corrección del micro relieve.
Reducción de la labranza
El cultivo de la papa se ha caracterizado por el uso excesivo de labores de preparación de suelo, principalmente con sistemas tradicionales que implicaban el uso de arado de vertedera o de disco y la práctica de cruza y recruza.
Ensayos realizados en las década del 70 y 80 por INIA Carillanca y la Universidad Austral de Chile indicaron que era factible reducir el número de labores de preparación de suelo sin afectar los rendimientos del cultivo. En la actualidad se llegado a una reducción tal, que con sólo una labor de rotofresador con púas de 35 cm, permite dejar el suelo en condiciones para efectuar la plantación de las papas.
Elaborado con información de INIA Chile