Chile: INIA se adhiere a importante iniciativa para mitigar efectos del cambio climático
Un gran paso dio el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, al adherirse a una iniciativa que tiene por objetivo aumentar las reservas de carbono en el suelo en un 4 por 1000 para detener el incremento de CO2 en la atmósfera y mitigar los efectos del cambio climático, además, permite mejorar suelos y un incremento de la fertilidad.
Esta interesante iniciativa que promueve Francia, se conoce como “4 por 1000: Suelos para la seguridad alimentaria y el clima”.
El fin es conseguir suelos más ricos en carbono a través de prácticas agrícolas y forestales adecuadas.
El coordinador nacional del programa de sustentabilidad del INIA, el Dr. Carlos Ovalle Molina, explicó que la participación del la institución en 4 por 1000 "refuerza nuestro compromiso con el sector agroalimentario y la preservación de los ecosistemas contribuyendo, a partir de sus estudios, a llevar a cabo una transición hacia una agricultura capaz de hacer frente al cambio climático mediante una gestión sostenible del suelo”.
El INIA se compromete con actuaciones en los ámbitos de la agricultura de conservación, la eficiencia en el uso del agua y el tratamiento de residuos. Las investigaciones apuntan a incrementar el carbono en los suelos agrícolas, sobre todo aquellos que presentan bajo contenido de carbono.
Una de las iniciativas que lleva a cabo el INIA en el ámbito de la recuperación o la preservación de los suelos es la ejecución del NAMA (Nationally Appropriate Mitigation Actions) agrícola cuya estrategia se orienta a mitigar los efectos del cambio climático y mantener la calidad del suelo en tres ámbitos:
1.- El estudio y la aplicación de estrategias afines a la agricultura de conservación mediante la valorización de métodos y sistemas que faciliten el incremento de carbono en los suelos.
2.- El almacenamiento de carbono considerado como un punto clave para incrementar la retención de agua en los suelos agrícolas, desarrollando balances de agua más cuidadosos en base al conocimiento ecofisiológico y tecnológico, que permita prácticas agronómicas que favorezcan la eficiencia en el uso del agua, en secanos y regadíos.
3.- La valorización de la materia orgánica proveniente del sector agropecuario como fuente de materia orgánica en el suelo, considerándola como fuente fertilizante y bioestimulante.
Esta iniciativa propone aumentar anualmente en un 4 por 1.000 el carbono almacenado en los suelos.
El Dr. Ovalle enfatizó que “se contribuiría al objetivo a largo plazo de limitar el incremento de la temperatura media mundial a un máximo de 1,5 o 2 ºC y se conseguiría aumentar la fertilidad de los suelos y, en consecuencia, la producción agrícola”.
Incrementar el carbono en el suelo conduce a la reducción de las emisiones de CO2 en la atmosfera y mejora los siguientes aspectos:
Propiedades físicas del suelo. Mejora la agregación y por lo tanto incrementa la porosidad, resiste más a la compresión del paso de las maquinarias, absorbe más agua y la restituye mejor.
Propiedades químicas. Retiene y devuelve mejor los fertilizantes a las plantas.
Propiedades biológicas. Crea un ambiente ideal para el desarrollo de las raíces en asociación con los hongos, bacterias, lombrices, etcétera, lo que conduce a un incremento de la productividad.
Con las prácticas adecuadas, el planeta gana, la humanidad gana y los productores ganan.
“La iniciativa 4 por 1000 busca fomentar acciones concretas en el sector agropecuario y forestal, que resulten beneficiosas tanto para los productores como para los ganaderos, afectados por la degradación y la baja fertilidad del suelo”.
“Es una necesidad que todos los Estados se comprometan a poner en práctica un ordenamiento sostenible del suelo”.
Sin duda, el almacenamiento del carbono en el suelo resulta fundamental para luchar contra el cambio climático y garantizar la alimentación en el mundo mediante una agricultura más sostenible y productiva.
De acuerdo a la FAO un 33% de los suelos agrícolas del planeta son degradados debido a la erosión, al agotamiento de la materia orgánica y de los nutrientes, a la acidificación, a la contaminación y a otros procesos causados por prácticas poco sostenibles de manejo del suelo.
La capacidad del planeta para alimentar a 9.500 millones de personas en 2050 dependerá en gran parte de las medidas que se tomen para lograr suelos más sanos y, por lo tanto, más fértiles.