Ventajas e inconvenientes de la labranza cero o técnica del "no arado"
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En numerosas ocasiones hemos sacado artículos sobre las ventajas de la labranza o el arado en el suelo. Donde se ha expuesto que si se realiza con mucha frecuencia tenía inconvenientes. A partir de los problemas que surgen del abuso del laboreo del suelo surge la doctrina que se basa en conservar el suelo de forma “natural”. Esto es, la labranza cero o labranza mínima, donde se persigue mantener las propiedades del suelo intactas. Vamos a ver de qué trata.
Se conoce como agricultura de conservación, y en ella se busca intentar aprovechar las condiciones que el suelo ofrece, sin llegar a modificar o, por lo menos, mínimamente, la estructura del suelo. Si las plantas crecen en él es porque reúne las condiciones mínimas y por tanto, no ha de someterse a modificaciones.
Lo podemos llamar como labranza cero o siembra directa. Es decir, las labores que tiene que realizar el agricultor se inician directamente con la siembra y no con la preparación previa del suelo, o el abonado de fondo.
Hoy en día, la agricultura que se practica a grandes escalas rechaza este método y realiza arados del terreno una vez se incorpora el siguiente cultivo. A veces con subsolados para enterrar las cosechas anteriores.
Seguramente, cuando mencionemos las ventajas de esta técnica de labranza cero mencionaremos algunas que también se comentaron en las razones por las que se debe arar el suelo. No tendría lógica que dos técnicas opuestas puedan llegar a obtener los mismos resultados, ¿no?.
Bueno, es algo más complicado puesto que dada la complejidad del suelo, la mejora de una variable implica la mejora de otra o bien, el empeoramiento de otras. Todo está ligado y todo influye.
Mejor, vamos a ver los beneficios de la labranza cero y luego comentamos una por una.
Razones por las que debes conservar la tierra sin labrar
Conservación del nitrógeno del suelo
Como ya dijimos, hay varias formas de fijar nitrógeno, y no sólo lo realizan algunos microorganismos. La atmósfera, a través de la lluvia, por ejemplo, también consigue fijar nitrógeno.
Al arar el suelo, se produce su volatilización, y en consecuencia, la pérdida a la atmósfera. Esto reduce la cantidad de nitrógeno disponible por las plantas una vez se inicia su plantación. Por ello, las plantas recurren a la materia orgánica, lo que supone su disminución en el suelo de forma progresiva.
Ahorro de mano de obra y combustible
Indudablemente esta es una razón de peso para las grandes explotaciones y los empresarios que se dedican al mundo de la agricultura. Se está ahorrando el paso de tractores para labrar el suelo y para abonarlo inicialmente, además del jornal que habrá que pagar al conductor y el tiempo que se necesita para realizar dicha operación.
Aunque parezca mentira, todas las variables que intervienen en el uso de la maquinaria agrícola están muy estudiadas. Desde la velocidad de ejecución, el peso, el tiempo de vuelta, el resbalamiento del tractor, su potencia, etc. Son muchísimas hectáreas y la elección de un sistema u otro supone un ahorro considerable.
Sin embargo, eso no quiere decir que bajo la labranza cero no se utilice maquinaria agrícola. Con esto nos estaríamos ahorrando cerca del 80 % del pase de maquinaria, pero habrá que utilizarla para recolectar (en algunos casos), aplicar productos como abonos o productos químicos.
Conservación de la estructura del suelo
No hay duda. Si la tierra tiene una buena estructura, ¿por qué modificarla? También se puede aplicar el viejo dicho de “más vale malo conocido que bueno por conocer”, aunque tampoco estaríamos del todo de acuerdo.
Si con la labranza cero obtienes buenos rendimientos, perfecto. No hay nada que decir. Pero si el suelo tiene problemas de drenaje, la estructura no es buena o no hay buenos niveles de materia orgánica, sí que se ha de plantear realizar una modificación de todas estas propiedades, mediante el arado.
Si se hace bien, esta “nueva” composición de la tierra durará muchos años y se podrá volver a la labranza mínima.
¿Por qué el labrado continuo no es recomendable?
¿Te acuerdas cuando el artículo de las razones para arar dijimos que no había que hacerlo con mucha frecuencia? Aquí te contamos el por qué.
Por simples cuestiones económicas
Como hemos dicho, si se reducen las labores de arado, se ahorra combustible, mano de obra, se reduce el deterioro de la maquinaria, etc.
Por degradación de la estructura del suelo
Un suelo que no se encuentra en tempero tiene más posibilidades de verse degradado por la acción del laboreo. Por eso, es conveniente realizarlo únicamente cuando el suelo se encuentra en este estado.
Por compactación del suelo
¿Cuánto pesa un tractor? Todo ese peso se transfiere al suelo y se compacta. De hecho, aunque se utilicen técnicas más arcaicas, como el tiro de animales, también tienen un gran poder de compactación, formando las “típicas suelas de labor”.
A la larga, el contenido en materia orgánica se reduce
Por la volatilización que hemos comentado y por la reducción, a corto plazo, de la actividad de los microorganismos. Aunque con el laboreo también se puede enterrar los restos vegetales de la anterior cosecha (en proporciones altísimas, superiores al 90 %), también es verdad que la mezcla no es homogénea.
Prevención de la erosión del suelo
Con el laboreo intensivo, se produce una disgregación de la tierra que, a la larga, puede llegar a adquirir consistencia de tierra fina. Además, con la eliminación de los residuos de la cosecha anterior, la acción del viento o el agua se intensifica, pudiendo generar problemas de erosión.
¿Qué inconvenientes trae la labranza cero o labranza mínima?
Tal y como vimos en las ventajas y desventajas del arado del suelo, vamos a hacer lo mismo con este sistema de conservación del suelo.
Especialización de la maquinaria
Por una parte, no se usa con tanta frecuencia maquinaria agrícola, como puede ser la de los tractores. Sin embargo, al realizar menos pases, se tiende a necesitar maquinaria más moderna o especializada, o bien más grande. Lógicamente, cuando mayor longitud de trabajo tenga, menores pases, por lo que puede suponer un gasto inicial importante al agricultor.
Si el suelo no es bueno, seguirá siendo malo
Tras este intento fallido de juego de palabras, lo que queremos comunicar es tal y como comentamos en el anterior artículo. Si el suelo no ofrece buenas características, habrá que modificarlas. Los fieles seguidores de esta doctrina seguirán cultivando a pesar de que las condiciones de la tierra no sean buenas. La producción se verá mermada.
Aunque la materia orgánica aumenta, puede no ser suficiente
La ventaja que tiene la labranza cero o mínima es que, al disponer de un buen nivel de microorganismos, éstos consiguen aumentar los índices de materia orgánica del suelo. Sin embargo, con el arado se incorporaba al suelo restos de cosechas, o bien, se enterraba materia orgánica como abonado de fondo.
El control de malezas y de plagas y enfermedades
Sin el uso de maquinaria, la eliminación de hierbas adventicias competidoras, así como el control de plagas y enfermedades, se complica.
A escala de jardín o huerto, es posible realizar un control sin necesidad de usar maquinaria de grandes magnitudes, pero en grandes extensiones donde el agricultor se juega mucho dinero, elegir la opción correcta no es tan fácil.
Fuente: www.agromatica.es