Columna de opinión: El desafío de trabajar seguro en la aplicación de plaguicidas. Por Rómulo Zuñiga
Por: Rómulo Zúñiga, especialista Senior ACHS.
La agricultura es pilar fundamental de la economía chilena. Solo el rubro frutícola emplea a más de 565 mil personas a lo largo del país, cifra que sube notoriamente durante los periodos de cosecha a través del trabajo de temporada que aporta al sustento de muchos jóvenes, mujeres y extranjeros residentes en nuestro país.
Como todos los sectores productivos, la agricultura tiene riesgos que es importante medir y prevenir, de modo que estos miles de trabajadores puedan desempeñarse en ambientes seguros y con la menor exposición a accidentes, lesiones y traumas.
En la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) estamos comprometidos con entregar herramientas que permitan a las empresas abordar de la mejor manera posible este escenario y avanzar, de este modo, a una cultura de seguridad al interior de las instituciones y en la rutina diaria de sus colaboradores.
Entre octubre y marzo, los procesos productivos exigen la aplicación de diversos plaguicidas, todos los cuales cuentan con protocolos de aplicación que las empresas deben conocer y respetar cuidadosamente. Pese a sus beneficios para la calidad y vida útil de los productos agrícolas, los plaguicidas son sustancias químicas peligrosas, que revisten un riesgo para los trabajadores durante su fabricación, transporte, almacenamiento, venta, preparación y aplicación.
Aunque algunos plaguicidas pueden ser inflamables, el principal peligro está asociado a la generación de intoxicaciones agudas, siendo las más frecuentes las asociadas al uso de grupos químicos organofosforados y carbamatos que, en conjunto, están presentes en el 45,6 % de los casos de intoxicación. Algunos síntomas más comunes de una intoxicación son náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, dolor de cabeza, decaimiento y mareos, que pueden manifestarse en las siguientes 24 horas desde que el trabajador estuvo en contacto con el producto. La exposición directa y el incumplimiento de los períodos de reingreso son las dos causas principales de intoxicación con plaguicidas. También es importante la deriva, es decir, cuando el viento arrastra el plaguicida y lo traslada a otros lugares de trabajo o de habitación donde existen personas.
Los plaguicidas pueden ingresar al organismo a través de la piel, vía respiratoria, digestiva, ocular o través de heridas. En todos estos casos el personal puede intoxicarse de forma aguda o crónica. En este sentido, es fundamental contar con equipos de protección personal como ropa impermeable, lentes o máscaras que cubran el rostro, guantes de puño largo de goma, nitrilo, neoprén o látex, botas con suela antideslizante, entre otros elementos.
Contar con personal capacitado permanentemente para el manejo de los plaguicidas es otra de las principales medidas de prevención que pueden implementar las compañías. Es necesario, también, que los encargados de las faenas de aplicación o preparación de mezclas puedan reconocer los síntomas de intoxicación y de primeros auxilios para actuar ante una emergencia.
Igualmente, es fundamental conocer en profundidad las características técnicas de cada plaguicida; contar con herramientas en buen estado y jamás usar utensilios domésticos; así como realizar las tareas de preparación de mezclas en lugares acondicionados con este fin. Del mismo modo, durante la aplicación de plaguicidas no se debe permitir el ingreso al área de personas sin las protecciones adecuadas. Para evitar la deriva y optimizar el uso del plaguicida, se recomienda no aplicarlo cuando los vientos superan de 8 km/h o cuando la temperatura sea muy alta y la humedad muy baja.
Sumado a esto, es importante señalizar las áreas tratadas con plaguicidas prohibiendo el reingreso de personas e impediendo el paso de animales a ellas hasta cumplido el periodo de reentrada que indican las etiquetas de los envases.
Por último, el Decreto Supremo 148/2003 del Ministerio de Salud establece una serie de medidas para la gestión de los residuos y eventuales derrames de estos productos. Es fundamental que las empresas estén interiorizadas y actualizadas sobre estos protocolos.
La generación de ambientes seguros en los lugares de trabajo debe ser un compromiso permanente de las empresas. Como parte de la labor preventiva de la Asociación Chilena de Seguridad realizaremos durante octubre tres conversatorios sobre esta materia en Rancagua, Curicó y La Serena. Estamos seguros de que estas actividades, el acompañamiento, sumado a los esfuerzos de las compañías, nos permitirán seguir avanzando para hacer de Chile el país que mejor cuida a los trabajadores y sus familias.