La solución nutritiva y la fertirrigación en invernadero

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La solución nutritiva y la fertirrigación en invernadero

El contenido de este artículo de nuestra sección de Agrotecnia fue elaborado con información proveniente de  www.hortalizas.com y fue revisado y reeditado por Portalfruticola.com 

Las ventajas de los productos cultivados en invernadero, tiene que ver con la consistencia y el sabor. Por ejemplo, el sabor del tomate viene determinado principalmente, por los azucares y ácidos, de manera que al aumentar las concentraciones de estos se mejora el sabor. Esta característica está muy influenciada por el ambiente, el cual puede ser muy diferente en un invernadero que a campo abierto.

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Se ha encontrado una relación inversa entre producción y contenido de sólidos (Nuez, 1995), pero también depende la concentración de azucares y ácidos en el jugo, aspectos que están determinados por las relaciones de agua en el fruto. Así por ejemplo en invierno la planta transpira menos que en verano, no obstante, los requerimientos de nutrientes pueden ser los mismos, es decir la concentración varia. Por otro lado, El pH del jugo del fruto maduro oscila entre 4 y 4.8. La acidez del tomate, así como la relación entre málico y cítrico, depende en gran medida de la variedad .

La cantidad de producción de tomate está supeditada principalmente a la variedad, agua, nutrición, sanidad, clima y desde luego el manejo técnico propio.  La concentración total de solutos en la solución nutritiva está caracterizada por la Conductividad Eléctrica (CE), una propiedad físico-química inherente a las soluciones que miden la facilidad con la que el medio acuoso transmite electricidad y puede relacionarse directamente con la concentración de sales.

Hay muchas formas de expresar la salinidad de una solución nutritiva (SN). Una de ellas consiste en expresar la salinidad de una solución por medio de su conductividad eléctrica. Una solución conduce la electricidad mejor cuanto mayor sea su contenido en sales, esta propiedad se aprovecha para medir la cantidad de sales de una solución en función de su conductividad eléctrica. En la actualidad se recurre al incremento de la salinidad de suelos y sustratos con el objeto de mejorar los contenidos en azúcares y características organolépticas, olvidando en muchas ocasiones dos aspectos claves: la salinidad disminuye los rendimientos y acaba con la fertilidad de los suelos.

El fertirriego requiere de la utilización de sistemas que permitan, en un primer eslabón, la inyección a la red de riego de los fertilizantes que serán disueltos en el agua de riego. El cálculo completo del fertirriego para un cultivo es determinado desde su trasplante hasta su arranque atendiendo a la extracción de nutrientes, determinándose de forma práctica, el manejo de cada uno de los sistemas de aplicación en fertirriego (tanque fertilizador, inyección venturi y riegos automáticos (CE y % de inyección) y las necesidades de dimensionado.       

Actuación de los fertilizantes sobre el pH del suelo

La productividad y calidad son factores fundamentales en los cultivos para consumo en fresco e industrial y especialmente si es destinado a mercados distantes, no solo la agricultura intensiva, sino también la extensiva se están polarizando hacia condiciones de cultivo cada vez más controladas con el fin de aumentar los rendimientos.

Normalmente, las aguas de riego tienen un pH comprendido entre 6,5 y 8,4. Los valores fuera de este rango indican desequilibrios que pueden ocasionar trastornos nutricionales o efectos tóxicos. Los pH altos indican altos niveles de sodio.  El pH de la solución suele colocarse entre 5,5 y 6,5, para evitar la precipitación de las sales contenidas en los abonos que aplicamos a la planta junto con el agua.

El pH del suelo influye de forma decisiva en la mayor o menor asimilación de los diferentes nutrientes necesarios para la planta. Considerando en conjunto los efectos producidos por los diferentes valores de pH en cuanto a la absorción de los nutrientes, puede decirse que el pH “ideal” está entre 6 y 7. El pH “ideal”, en cada caso dependerá de la naturaleza del suelo, el cultivo en cuestión y el elemento fertilizante considerado.

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En cualquier caso, deben evitarse valores de pH en la disolución nutritiva inferiores a 5 (a pH = 4 se dañaría la raíz de la mayoría de los cultivos) y superiores a 6,5, con los que bajaría drásticamente la disponibilidad de algunos microelementos.

Hay que tener en cuenta que, en los suelos, debido a la capacidad tampón que éstos poseen, las variaciones de pH se producen normalmente a largo plazo y en menor medida que en los sustratos inertes.

El pH del suelo influye de forma decisiva en la mayor o menor asimilación de los diferentes nutrientes necesarios para la planta. Considerando en conjunto los efectos producidos por los diferentes valores de pH en cuanto a la absorción de los nutrientes, puede decirse que el pH “ideal” está entre 6 y 7.

El pH “ideal”, en cada caso dependerá de la naturaleza del suelo, el cultivo en cuestión y el elemento fertilizante considerado.

Consumo de fertilizantes en las fases del cultivo

Las aplicaciones varían en función de la edad o etapa fenológica del cultivo, así por ejemplo, para un tomate, en fase de crecimiento vegetativo se recomienda enriquecer la SN con N Ca y Mg, además de que se recomienda CE altas, ya que en esta etapa la necesidad de nutrientes es alta contraria de las necesidades hídricas, por los días cortos y reducida área foliar

Una de la fases mas importantes de la producción de tomate, es cuando esta polinizando, o fase reproductiva, una vez que ha floreado, durante el crecimiento del fruto aumenta mucho la absorción de potasio (K+), por lo tanto en la solución nutritiva es recomendable aumentar este ion [ K+], pero debido a las características iónicas, para evitar desbalance nutricional es necesario reducir los iones Ca, Mg y NO3-  y evitar la competencia que se produce entre altas concentraciones de Ca contra el K y Mg.

En la fase de recolección, es necesario preparar una solución nutritiva que favorezca el crecimiento del fruto, es decir que permita equilibrar el desarrollo vegetativo con la carga de frutos. Para lograr esto, se recomienda bajar el potasio (K) ya que la reproducción es menos y con ello se reducen también los riesgos de necrosis apical en los frutos.

La fertirrigación tiene un manejo diferente en función del medio de cultivo, de manera experimental se han determinado valores recomendados para preparar la concentración de nutrientes, y con ello se ha encontrado diferencias en la composición mineral en extractos directo del sustrato (lana de roca) y el extracto acuoso, basado en la capacidad de absorción, los iones más fácilmente absorbidos como K, NH4, H2PO4, Mn en contraste con los iones menos absorbidos como el Ca y Mg.

Fuente: www.hortalizas.com

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