Por Thomas Grandperrin de UAV-IQ Precision Agriculture (www.uaviq.com)
Este artículo es parte de una serie de artículos escritos por UAV-IQ (www.uaviq.com) sobre el control biológico y manejo integrado de plagas.
Como escribimos en el primer artículo, existen tres estrategias básicas de control biológico aplicadas que se incorporan comúnmente en una estrategia de manejo integrado de plagas (MIP); 1) Clásico, que importa enemigos naturales desde fuera del área local, 2) Conservación, que busca mejorar la efectividad de los organismos benéficos existentes, y 3) Aumento, que aumenta o re-integra las poblaciones de organismos benéficos eliminadas.
Entonces, ¿Cómo saber qué tipo de control biológico será el más adecuado? Esto depende de algunos factores: el origen de la(s) plaga(s), otras soluciones que han sido o formarán parte del plan de tratamiento, las condiciones ambientales locales, los sistemas agrícolas y prácticas utilizadas, etc. Como se puede apreciar, el diseño de un plan de tratamiento no es una tarea sencilla, pero esperamos que esta serie de artículos les otorgue un punto de partida para iniciar conversaciones con los entomólogos que trabajen en su zona.
En este artículo, analizaremos el control biológico clásico (o de importación), que junto con el control aumentativo y por conservación forman parte de las tres estrategias principales del control biológico aplicado (Nombrado “aplicado” para diferenciarlo de la fascinante área de control biológico natural, que es cuando se regulan las poblaciones de plagas en la naturaleza por parte de depredadores y/o parásitos existentes en el ecosistema, sin ninguna participación o intervención humana).
Debido a la globalización del comercio, han llegado a nuestros campos plagas que provienen de otras partes del mundo. El problema radica en que a veces, estas poblaciones de plagas exóticas se expanden rápidamente por la ausencia de sus enemigos naturales. Es por esto que los humanos deben intervenir con un plan de tratamiento.
El control biológico clásico consiste en analizar el ecosistema de la plaga en el país de origen, buscando allí sus enemigos naturales. Una vez identificados, se estudian y prueban en el país de destino para asegurar su supervivencia en el nuevo entorno y a su vez, se controla su potencial impacto negativo en el ecosistema de destino.
Para evaluar el potencial de un organismo benéfico y su posible amenaza para el ecosistema, se realizan experimentos en un ambiente controlado para determinar si se dirigen a otros huéspedes (en el caso de parásitos) o presas (en el caso de depredadores), además de la plaga que queremos controlar. Vale la pena señalar que, a diferencia del "control biológico aumentativo", el control biológico clásico generalmente está coordinado, o al menos regulado, por organizaciones públicas a escala regional, nacional o incluso continental.
Una vez aprobado por las organizaciones reguladoras, se introducen los agentes de control en su nuevo entorno en el transcurso de un par de años. La liberación progresiva puede realizarse a diferentes escalas, a nivel de una sola granja hasta al nivel de varios países, en función de la extensión del territorio donde la plaga se ha expandido y de la coordinación entre las instituciones públicas de las regiones afectadas.
Si bien los insectos controladores pueden tardar un tiempo en disminuir las poblaciones de plagas hasta los niveles de umbral económico, pueden verse como una solución a más largo plazo que otras opciones. Efectivamente, una iniciativa de control biológico clásico es exitosa cuando se construye una población sostenible de organismos benéficos recientemente introducidos. Por lo general, no requiere liberaciones adicionales para mantener a las poblaciones de plagas bajo control. Claramente, esto puede cambiar si el ecosistema se ve afectado por el cambio ambiental, la llegada de nuevas especies o por las consecuencias no deseadas de plaguicidas de amplio espectro.
Uno de los casos de éxito más famoso y antiguo de control biológico clásico data de finales del siglo XIX, cuando la cochinilla acanalada (Icerya purchasei) se convirtió en un gran problema para los productores de cítricos en California. La mariquita Rodolia cardinalis, un enemigo natural de la cochinilla fue traída desde Australia y salvó a la industria. Gracias a esta medida, la plaga aún hoy en día se encuentra bajo control en gran parte de California, aunque ocasionalmente surgen algunos brotes en áreas como el Valle de San Joaquín, donde se ha reportado que el uso de insecticidas (como los neonicotinoides) afecta a los agentes de control natural.
Otros ejemplos de implementación exitosa de control biológico clásico:
En algunos casos, cuando el agente de control biológico importado se establece con éxito dentro de un ecosistema, pero no logra controlar la plaga al nivel esperado, se pueden implementar técnicas complementarias de manejo integrado de plagas.
En los siguientes artículos de esta serie, presentaremos otras dos formas de biocontrol: control biológico aumentativo y control biológico por conservación.
Como siempre, agradecemos sus comentarios sobre este artículo y estamos abiertos a recibir sugerencias para futuros escritos. ¿Ha escuchado sobre otros casos exitosos de control biológico clásico en su área? ¡Compártalo con nosotros, nos encantaría escribir sobre ello!
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