El resultado de una plantación resultará de la interacción entre el clima, el suelo y la planta, además del manejo que se pueda hacer de ellos, tendiendo a optimizar el comportamiento de la planta para poder obtener el máximo de producción con la mejor calidad de producto.
El objetivo del fruticultor al realizar la plantación, es la obtención de un beneficio máximo acumulado durante un período de 15 - 20 años como mínimo. Por lo que una plantación de árboles frutales es una inversión a largo plazo que implica una buena planificación, plantación adecuada en tiempo, forma y un buen manejo de los árboles.
En este sentido, los factores que se buscan maximizar son el rápido crecimiento de los árboles, la rápida entrada en producción, el vigor y la sanidad, con el fin de tener una buena producción y una óptima calidad de fruta.
Algunos de los aspectos a considerar en la etapa de pre-plantación son:
- Elección del sitio: suelo - topografía – pendiente.
- Combinación: copa (variedad) / pie (portainjerto) – planta de vivero.
- Marco de plantación – distancias entre filas y entre plantas.
- Orientación y pendiente de las filas - preparación del suelo – sistematización.
- Análisis de suelo
- Marcado de filas y alomado
El lugar a plantar frutales debe ser soleado, amplio y con un suelo apropiado.
Los árboles frutales para expresar su máximo potencial en crecimiento y producción se deben plantar en un suelo fértil, rico en materia orgánica, con buen drenaje, profundo, no salinos (pH que oscilen entre 5,8 y 6,4). Si de acuerdo a la topografía el cuadro es muy azotado por vientos, se deben crear cortinas rompevientos que pueden ser por ejemplo de casuarina.
Estas cortinas rompevientos deben ser manejadas para que no compitan con la plantación frutal, podándolas en altura para no permitir que produzca sombra sobre los frutales y haciendo una pared de no más de 1,5 mt de ancho. A los árboles de la cortina es aconsejable realizarles cada dos años, una poda de raíces con subsolador, para evitar la competencia de las mismas con el cultivo, por agua y nutrientes. Es importante considerar la pendiente del cuadro para evitar la erosión del suelo.
Las raíces de los árboles frutales son muy sensibles a la falta de oxígeno en el suelo, por eso los excesos de agua son muy perjudiciales y pueden causar su muerte por asfixia radicular. Uno de los elementos a tener en cuenta en la selección del sitio a plantar es el drenaje interno de los suelos, sabiendo que un suelo no debe permanecer anegado por más de 48 horas.
La detención del crecimiento vegetativo y la caída de hojas en otoño son adaptaciones adquiridas evolutivamente por los árboles frutales. Durante la dormancia otoño-invernal, los árboles frutales poseen ciertas necesidades de frío para cumplir determinados procesos fisiológicos como por ejemplo la formación de los granos de polen.
Si los árboles de hoja caduca no logran satisfacer sus requerimientos de frío presentarán una brotación desuniforme, floración atrasada y desuniforme, llegando incluso a la abscisión de yemas. Por tal motivo las temperaturas invernales se consideran un factor clave en la producción frutícola y corresponden uno de los factores ambientales más críticos.
De acuerdo a este requerimiento es que se podrá elegir las variedades para una zona determinada. También será importante considerar el período libre de heladas que exista en la región, para evitar la elección de variedades demasiado tempranas que puedan ser dañadas por las mismas.
El portainjerto, además de tener requerimientos de frío invernal, se deberá seleccionar de acuerdo al tipo de suelo del cuadro, al vigor que se elija para la combinación a considerar, a la existencia o no de enfermedades y plagas en el suelo, entre otros.
Luego de seleccionar la combinación variedad-pie a plantar, es fundamental asegurarse de tener en tiempo y forma una planta de calidad, por lo que el encargue de las mismas a los viveros debe de ser en la temporada anterior.
Es en ese momento que se debe definir la calidad de la planta que se encarga, no debiéndose aceptar plantas de segunda calidad. No se debe dudar en postergar un año la plantación si la calidad de planta ofrecida por el vivero no es la convenida.
El marco de plantación nos condicionará la cantidad de plantas por unidad de superficie que se plantaran. Dicho marco estará directamente relacionado con el vigor de la combinación copa-portainjerto, el hábito de crecimiento de la variedad, el sistema de conducción elegido, la fertilidad del suelo y la maquinaria a utilizar.
Un marco general de plantación utiliza distancias que oscilan entre los 4 y 5 metros entre las filas y entre 1 y 2,5 metros entre las plantas, es decir densidades de plantación de 800 a 2500 plantas por hectárea.
El sistema de conducción, es decir la ‘forma’ que se le dará al árbol, es otro factor que se debe elegir al momento de definir cómo va a ser la futura plantación.
Teniendo en cuenta que la mayor producción se dará con una mayor intercepción de luz solar, la orientación optima de las filas sería Norte-Sur. Esta orientación muchas veces no es acompañada de la pendiente óptima, por lo que hay que llegar a un equilibrio entre pendiente y orientación.
Una pendiente adecuada (entre 1 y 2%) de la plantación ayudara a mejorar el drenaje externo del suelo, de todas formas se deben aplicar medidas conservacionistas como ser: entrefilas empastadas, filas no superiores a 100 mts y caminos rebajados y empastados.
El cuadro de plantación debe considerarse como un gran cantero, donde los caminos laterales deben ir rebajados constituyendo el nivel de drenaje más bajo. El rebaje de los caminos debe asegurar la salida del agua excedente del cuadro y evitar su entrada desde los cuadros linderos (Esquema 1).
El rebaje de caminos se debe realizar con la traílla, complementada con pala niveladora. Para el laboreo primario del suelo debe utilizarse el de tipo vertical profundo, que rompa las capas impermeables y permita aumentar el volumen de exploración de las raíces.
Las herramientas apropiadas para este tipo de laboreo son el subsolador y cinceles flexibles o rígidos. El laboreo vertical con este tipo de maquinaria presenta ventajas en cuanto al control de gramilla (Cynodon dactylon), por subir los rizomas a la superficie sin multiplicarlos. Los sucesivos laboreos preplantación tendrán como objetivos eliminar malezas perennes, por lo que es preferible realizarlos en el verano.
Un análisis químico del suelo dará los contenidos de macro y micronutrientes para luego poder hacer las enmiendas necesarias de acuerdo a los requerimientos del cultivo a implantar.
Es importante considerar enmiendas a realizar en pre-plantación, en el lugar donde irá la fila dado que se trata de un cultivo perenne y por lo tanto en esa porción de terreno, en profundidad, cerca de las raíces, será muy difícil fertilizar.
Marcado de filas y alomado. De acuerdo al marco de plantación elegido y a la orientación de las filas, se marcarán las mismas. Es en este momento que se debe realizar la enmienda o fertilización de fondo, mezclando con el suelo mediante laboreo vertical.
En cada fila se debe realizar un alomado o camellón que puede construirse con arado de discos o rejas, pala niveladora o con traílla trasladando tierra desde otra zona o de la propia entrefila (entre hileras). El alomado debe construirse con tiempo antes de la plantación, a fin de permitir que se asiente y la plantación se realice en el nivel ya definitivo del suelo. Los objetivos del alomado son aumentar el volumen de suelo disponible para las raíces, mejorar el contenido de oxígeno en el suelo para que haya una mejor absorción de agua y nutrientes por parte de las raíces y además, el alomado mejora el drenaje externo del suelo haciendo que los excesos de agua de lluvia se dirijan hacia la zona más baja por el centro de las entrefilas (Esquema 2).
El camellón de plantación debe ser lo suficientemente alto como para que el cuello de la planta y parte de las raíces se mantengan por encima del nivel de la entrefila.
Para plantar un árbol frutal se debe hacer un pozo lo suficientemente profundo y amplio para que no haya que cortar raíces y que las mismas no queden dobladas. La planta se debe colocar en el pozo de plantación de forma que quede al mismo nivel en el suelo que estaba en el vivero, de esta manera la zona del injerto quedará de 20 a 30 cm del suelo (Esquema 3). Muchas especies frutales necesitan ser entutoradas al momento de ser puestas las plantas en el lugar definitivo.
La plantación se debe hacer cuando el suelo tiene bajo contenido de humedad, por lo que será necesario el suministro de agua a las plantas inmediatamente luego de la plantación. Durante los meses más secos, se debe procurar que las plantas estén siempre bien hidratadas, sin inundar la zona radical excesivamente. Si bien las raíces nuevas son altamente susceptibles a la deshidratación, también lo son a la asfixia y a hongos del suelo, por lo que el agua se debe proporcionar en su justa medida. Cuando las plantas son aún pequeñas, la competencia que ejercen las malezas es muy fuerte, por lo que se deben mantener libre de estás. Esto podrá hacerse con labores mecánicas realizadas con cuidado para no provocar daños en las raíces y/o tronco. En caso de aplicar un herbicida se debe evitar el contacto del producto con la planta, por lo que es aconsejable realizar la aplicación con pantalla y en días sin viento para evitar la deriva del producto.
Durante las primeras temporadas, es necesario que las plantas se desarrollen vigorosamente para alcanzar con rapidez el desarrollo esperado para la correcta producción de fruta, por lo que es necesario asegurar principalmente una amplia disponibilidad de nutrientes (por ej. Nitrógeno), lo que además favorecerá un óptimo desarrollo radical favoreciendo la preparación de yemas de flor y en consecuencia la fructificación posterior.
En un árbol frutal es de suma importancia la cantidad de luz que recibe para que mediante el proceso de la fotosíntesis pueda producir reservas y transformarlas en ramas, hojas y frutos. Para que se capte la mayor cantidad de luz y que la planta sea eficiente productivamente es que se debe manejar la misma mediante por ejemplo la poda, se le debe dar una ‘forma’ determinada. Esa forma que se le da a la planta, buscando una mayor eficiencia productiva es lo que se denomina ‘sistema de conducción’. Se dice que el sistema de conducción deberá ser sencillo, pero para su elección se deberá considerar aspectos que tendrán que ver con la especie y con la variedad de que se trate y también con el manejo general de la plantación.
El sistema de conducción está en general determinado por las ramas principales del árbol y es por ello que las mismas se deben de cuidar y jerarquizar desde un primer momento. Dichas ramas constituyen el esqueleto del árbol y es importante que con la poda controlemos la competencia que le puedan estar haciendo las ramas secundarias. Como regla general la rama principal deberá tener un diámetro tres veces mayor que el de una rama secundaria.
Las plantas frutales se podrán conducir con 1 a 4 ramas primarias o ejes principales. Se pretende que a lo largo de las ramas primarias se distribuyan regularmente ramas secundarias que tendrán dimensiones decrecientes desde la base hacia el ápice.
El Vaso Moderno está formado por tres ramas primarias o ejes principales que se insertan en un tronco, distanciadas regularmente entre sí y con un ángulo que varía de acuerdo al hábito de la variedad.
Este sistema se adapta a densidades de plantación no mayor a las 1000 plantas por hectárea.
Se debe podar la planta a 60 cm de altura para formar el tronco y en caso de que la planta de vivero tenga ramas anticipadas, se deberán elegir tres equidistantes. Se pretende que estas tres ramas sean el origen de las ramas primarias o ejes principales de la planta (Esquema 4).
El Líder Central está formado por una sola rama primaria o eje principal. Sobre este eje central se insertan las ramas secundarias que son más grandes en la parte inferior del árbol, adquiriendo el mismo una forma piramidal.
Esto es de suma importancia dado que con dicha forma es como se obtiene una mayor captación de luz y por ende una mayor producción con mejor calidad de fruto. Por el hábito de crecimiento, los perales, manzanos y algunos ciruelos son las especies que se adaptan más a este sistema de Líder central.
Este sistema se adapta a densidades de plantación mayores a las 800 plantas por hectárea. Para formar una planta en el sistema de Líder Central no se debe podarla en la plantación. En caso de que la planta de vivero tenga ramas anticipadas, se deberán sacar las que estén por debajo de los 50 cm y elegir aquellas bien posicionadas que no compitan con el crecimiento del eje principal (Esquema 5).
Fuente: www.ainfo.inia.uy
Foto de portada: confidencial.com.ni
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