Guía completa para injerto de cítricos en el campo
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La gran cantidad y dispersión de posibles viveristas de cítricos, la mayoría sin registro oficial alguno, imposibilitaba el control de la calidad y sanidad de su producción, por lo que se hizo necesaria la obligatoriedad de registrarse como vivero productor de plantas de cítricos, para posteriormente pasar a ser viveros que producen plantas limpias de virus de forma autorizada.
La utilización de patrones tolerantes y de material vegetal limpio de virus ha supuesto en la actualidad un cambio de la normativa legal, referente a la autorización para realizar plantaciones con plantón “borde” (sin injertar) tolerante a la tristeza, por lo que la práctica del injerto en campo se está realizando de nuevo con bastante frecuencia.
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Por razones sanitarias, tanto los patrones tolerantes como el material vegetal para injertar se aconseja que procedan de viveros oficialmente autorizados, o que el material varietal haya sido testeado previamente por el Servicio de Sanidad Vegetal.
Los primeros pueden ofrecer garantía, tanto de la sanidad vegetal como de la autenticidad varietal y el Departamento oficial puede ofrecer información sobre el estado sanitario del material vegetal.
UTILIDAD DEL INJERTO
En la multiplicación de variedades en el cultivo de los cítricos, se utiliza más la técnica del injerto que el “estaquillado” o el “acodo” por las siguientes razones:
- 1ª) Al tener que desarrollarse la nueva planta con sus propias raíces puede tener dificultad de adaptación a las condiciones del suelo.
- 2ª) Las variedades dulces franqueadas son más sensibles a las enfermedades que atacan al sistema radicular que otros cítricos.
El injerto reproduce las características de la variedad madre con tanta fidelidad como el acodo o la estaca, ofreciendo las ventajas derivadas de la posibilidad de escoger un patrón cuyo sistema radicular sea:
- a) Resistente a enfermedades (gomosis, podredumbre de raíces, tristeza, mal seco, etc.).
- b) Más adaptable a las condiciones del suelo que el sistema radicular de la variedad a cultivar.
- c) Más vigoroso que el sistema radicular de la variedad a cultivar.
- d) Más resistente a las condiciones adversas del medio ambiente (heladas, sequía, humedad, calor, etc.).
La ventaja más importante, respecto a los otros métodos de reproducción vegetal, radica en el cambio de variedad (reinjerto o sobreinjerto), proceso que solamente puede realizarse
mediante esta técnica.
DEFINICIÓN DEL INJERTO
El nombre dado al “injerto” tiene varios significados: se emplea para designar la porción del vegetal de la variedad con o sin yemas que se une al patrón. También se utiliza para dar nombre a la operación mediante la cual se efectúa dicha unión; así mismo, también se utiliza esa palabra para referirse a la brotación de las yemas de la porción vegetal que se unió al patrón. Al conjunto de la planta resultante se denomina “plantón”; a la planta sin injertar se suele llamar “borde” o “plantón borde”, y a la porción de vegetal a injertar, “yemas, semilla o labor” de la variedad.
El injerto es una técnica que consiste en juntar íntimamente partes de dos plantas en condiciones especiales para facilitar su unión y conseguir que se desarrollen como una sola.
El resultado de esta operación es una planta de naturaleza mixta formada por dos partes genéticamente distintas cuyas características se mantienen siempre individualizadas.
Sin embargo, se relacionan como en una especie de simbiosis artificial en la que los elementos unidos establecen una interacción que suele ser recíproca, de tal forma que el comportamiento normal de la planta puede verse modificado.
Dicha relación se produce a través de la zona de unión formada por el callo cicatrizal generado por el cambium común, compuesto por haces vasculares más o menos rudimentarios por el que se realiza el intercambio de nutrientes (savia bruta y savia elaborada).
Las variedades mantienen las características de sus frutos, cualquiera que sea el patrón sobre el que vegeten pero la naturaleza de éste puede modificarlas algo en el aspecto cualitativo, análogamente a lo que ocurre con los factores del medio ambiente. Un patrón resistente al frío confiere al árbol su resistencia. Los árboles injertados sobre P. Trifoliata son más resistentes que naranjo amargo, estos más que naranjo dulce, y estos más que lima y limonero.
La influencia que ejerce el patrón Swingle Citrumelo sobre la variedad injertada se manifiesta incluso en el volumen de copa que suele ser mucho mayor que sobre otros trifoliados.
OBJETIVOS
Con la técnica del injerto se puede conseguir:
- Cultivar cualquier variedad con independencia de la naturaleza del suelo, escogiendo para ello el patrón que más se adapte a las características del mismo.
- Prevenir y controlar determinadas enfermedades, bien sea eligiendo un patrón resistente a la misma o buscando la resistencia o tolerancia a la enfermedad en la combinación patrón-injerto (como en el caso de la tristeza). En algunos casos de enfermedad declarada se puede, mediante el injerto, cambiar el patrón o la copa, según sea el caso.
- Obtener plantas de variedades productoras de frutos sin semillas, cuya reproducción por vía sexual resultaría imposible.
- Asegurar la transmisión de caracteres agronómicos y genéticos ya que las plantas que se obtienen al injertar son, en todos los aspectos, idénticas a las plantas madres de donde se tomaron los injertos, siempre que se elijan de forma cuidadosa y de ramas que hayan producido. Las brotaciones vigorosas nacidas al centro o de la base del árbol (“chupón”), no suelen ser adecuadas para multiplicar ya que generalmente presentan caracteres juveniles como hojas más grandes, la mayoría de las veces acompañadas de pinchos muy desarrollados, lo cual puede retrasar la entrada en producción e incluso ser diferente por haber mutado. Las variaciones que pueden producirse en un árbol son de dos clases: las debidas al medio, que no se perpetúan por el injerto, y las originadas por variación de alguna yema (mutación). Estas modificaciones de carácter genético pueden reproducirse por injerto y perpetuarlas, si tienen interés comercial. Por mutación se han obtenido la mayoría de las principales variedades cultivadas y por el injerto se han multiplicado.
Inconvenientes:
- Los principales inconvenientes del injerto son la menor longevidad de las plantas, y su menor resistencia a las enfermedades; siendo muy variable según sea la combinación patrón-injerto.
- La asociación patrón-injerto supone una variación en la nutrición y dificultad de circulación de la savia en la zona cicatrizal cuya influencia puede alterar la precocidad, calidad y cantidad de producción de la variedad injertada.
AFINIDAD E INCOMPATIBILIDAD
Para que el injerto tenga éxito se requiere que entre ambas plantas, patrón e injerto, existan ciertas coincidencias o afinidades, las cuales se pueden resumir en las siguientes:
a) Similitud de elementos que componen los tejidos.– Los elementos histológicos de los tejidos del patrón habrán de ser similares; una gran diferencia entre ambos haría imposible la convivencia, esto sucede cuando el injerto se realiza con plantas de géneros o especies diferentes. Es de vital importancia la similitud en el número y calibre de los vasos conductores de savia para conseguir una perfecta unión.
b) Coincidencia de períodos vegetativos.- Los períodos de actividad y reposo vegetativo del patrón y del injerto deberán ser lo más coincidentes posibles, no obstante es posible injertar plantas de hoja perenne sobre patrón de hoja caduca (injertos de naranjo, mandarino, etc., sobre “Poncirus trifoliata”).
c) De vigor similar.- El vigor del patrón y del injerto debe ser similar; pero, en caso de haber diferencia, es preferible que el injerto sea más vigoroso que el patrón. Entre las distintas variedades comerciales de agrios existe la suficiente afinidad para conseguir que se desarrolle el injerto entre ellas con normalidad, naturalmente dicho desarrollo puede ser variable de unas combinaciones a otras y, con resultados diversos.
La reacción más notable que se observa en los agrios entre patrón e injerto es el grado de desarrollo relativo que tiene lugar en el tronco y precisamente en la zona de unión. Unas veces el patrón se desarrolla más que el injerto y otras es el injerto el que alcanza un desarrollo superior al del patrón. En la mayoría de los casos estas diferencias en grosor no tienen mucha importancia.
Si el desarrollo es similar en el patrón y en el injerto, como ocurre cuando se injerta naranjo dulce sobre naranjo dulce franco y naranjo dulce o mandarinos sobre Mandarino Cleopatra, el rodete cicatrizal es poco perceptible y de naturaleza suave, aspectos que demuestran un equilibrio perfecto de las funciones fisiológicas entre ambas partes, consecuencia de una fusión normal de los tejidos en la zona de unión.
Otras veces el crecimiento del patrón es menor que el injerto, como le ocurre al limonero, especialmente a la variedad Verna y al mandarino Satsuma injertados sobre el patrón naranjo amargo. En estos casos se forma una especie de bolsa o bola por encima de la zona de unión que se conoce con el nombre de “miriñaque”.
Se explica este engrosamiento exagerado, o hipertrofia del rodete cicatrizal, por la oposición que la unión de tejidos presenta al paso de las substancias alimenticias, especialmente a los hidratos de carbono; éstas, al acumularse en la zona de injerto, incrementan el desarrollo del rodete de la zona de unión.
El caso inverso, o sea, el de mayor desarrollo del patrón que del injerto, como ocurre con los patrones trifoliados “P. Trifoliata, Citrumelo, C. Troyer y C. Carrizo”, al ser patrones de menor actividad que el del injerto, éste fuerza a aquellos a un desarrollo anormal.
Parece ser que al no existir un periodo de absoluto reposo vegetativo en la variedad injertada, hace que los patrones trifoliados reciban una alimentación adicional durante el invierno que les fuerza a desarrollarse más de lo normal engrosando de forma considerable, ofreciendo el aspecto como de “cuello de botella” en la zona de unión.
CONDICIONES AMBIENTALES
Las condiciones ambientales son de vital importancia en el proceso de unión entre el patrón y el injerto; éste debe producirse de forma gradual, sin estrés ni alteraciones que lo puedan
dificultar e incluso inhibir.
La humedad del suelo debe ser la suficiente, pero no excesiva, para todo el período de prendimiento y posterior brotación del injerto. En huertos regados por inundación hay que tener la precaución de regar antes de realizar la operación del injerto, ya que durante el período de prendimiento y realización del callo cicatrizal, (25 á 30 días aproximadamente),
no debe regarse puesto que la aportación de agua durante el proceso de unión, provocaría exceso flujo de savia. Este exceso de savia conlleva una elevada acumulación de dicha substancia en la zona de unión del injerto cuyo efecto de empuje, la mayoría de las veces, hace que dicho injerto se despegue; además, por la zona herida suelen aparecer exudaciones de goma, lo cual dificulta el buen prendimiento del injerto e incluso provoca su pérdida.
Se recomienda realizar las labores oportunas;( acolchar con plástico o paja, o trabajar muy superficialmente la tierra ), con el fin de evitar excesiva evaporación del agua del suelo. Si el riego es localizado no hay posibilidad de estrés hídrico ya que la humedad es constante y suficiente, siempre que la aportación de agua se realice en pequeñas cantidades pero con asidua frecuencia con el propósito de mantener húmedo el bulbo.
No se debe injertar en días lluviosos ya que el exceso de humedad ambiental puede favorecer el desarrollo de ciertas enfermedades criptogámicas (hongos), que pueden afectar al prendimiento y posterior brotación de los injertos. De otra parte si el ambiente es seco y muy caluroso, el proceso del injerto puede verse dificultado por la acción de la deshidratación de las heridas del patrón y del injerto ( porción de corteza con yemas de la variedad a injertar ).
ÉPOCAS DE INJERTO
Los agrios no crecen y se desarrollan de un modo continuo, sino que presentan un periodo anual de crecimiento y otro de inactividad vegetativa, ligados ambos al ciclo anual de cambios climatológicos.
El periodo de latencia o inactividad vegetativa es un mecanismo de defensa de la planta que asegura su supervivencia al detener el desarrollo vegetativo cuando se aproximan circunstancias climáticas desfavorables, actividad que no se reanuda hasta que se han restablecido las condiciones de medio ambiente adecuadas para un desarrollo normal.
La actividad y el desarrollo de la parte aérea de los agrios no tienen lugar de un modo continuo durante todo el período vegetativo de los mismos. La aparición y desarrollo de nuevos brotes se produce en ciclos definidos denominados brotaciones.
El número de brotaciones anuales, en huertos bien cultivados de nuestro país, suelen ser tres; la primera brotación, que es la más importante, por ser la de mayor volumen y la que nunca falla, tiene lugar a finales de invierno o principios de primavera, cuando los árboles abandonan el estado de latencia para iniciar el periodo de actividad vegetativa; la segunda brotación se realiza a principios de verano siendo, en cierto modo, similar y complementaria de la primera, y la tercera brotación en otoño, que se produce como final del periodo de actividad vegetativa, pasando inmediatamente a la entrada de inactividad invernal.
Tomando como base los periodos de actividad vegetativa expresados y la experiencia del injertador, se puede establecer que, en nuestras condiciones climáticas, el injerto de plantones se realiza principalmente en forma de escudete a ojo velando, cuando la savia es suficientemente abundante para operar, es decir, desde el mes de abril en regiones cálidas y costeras, hasta mayo o junio cuando la primavera es más tardía. Puede producirse una variación importante de un año a otro en la fecha del comienzo del injerto; por ello, cuando se aprecie que el plantón pueda estar con suficiente flujo de savia, debe hacerse una prueba para comprobar si la corteza desprende sin dificultad Es esencial que el patrón esté en plena savia para toda clase de injertos; sin darse esta condición, sería absolutamente inútil pretender operar sobre patrones cuya corteza no se desprende con facilidad ya que además de la dificultad de la operación, el resultado sería un prendimiento dudoso.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que una injertada tardía, con demasiada afluencia de savia, puede ser negativa, produciéndose los mismos efectos que el riego a destiempo, como anteriormente se ha indicado. Otra modalidad es el injerto “a ojo durmiendo”, que se suele realizar a finales del verano principios de otoño, aprovechando el flujo de savia de dicha brotación, con el propósito de que la yema no se desarrolle hasta la primavera siguiente. Cuestión que resulta difícil de conseguir ya que el acierto del momento adecuado para este trabajo de final de estación depende de la climatología posterior al injerto, pues si se opera demasiado pronto la yema se desarrolla enseguida, corriendo el riesgo de que sea dañada en invierno; si se opera demasiado tarde, la savia será insuficiente y el prendimiento errático. Se suele injertar a finales de agosto y septiembre, según el lugar y la climatología local.
El injerto de plantones, se realiza en el terreno definitivo al año siguiente de haber realizado la plantación. Es aconsejable injertar tan pronto como el plantón entre en savia ya que el desarrollo de las yemas del injerto es mayor, además, es más fácil, en esos momentos, obtener de los viveristas varetas cuyas yemas aún no han brotado.
HERRAMIENTA NECESARIA PARA EL INJERTO Y SUS CUIDADOS POSTERIORES
• Tijeras de podar.– La tijera de poda debe ser ligera, de piezas recambiables, sobre todo la hoja de corte; bien ajustada, afilada, limpia y desinfectada. Es una herramienta imprescindible para la preparación de las varetas y la preparación del plantón y ramas a injertar. Suele ser la misma que se utiliza en la operación de la poda.
• Navaja.– La navaja de injertar está en desuso, sin embargo es imprescindible para la realización de las púas o pico de flauta en el injerto de estaquillas tipo corona o en el injerto puente.
• Injertador tipo cuchilla.– Es el injertador más utilizado en los injertos liberianos, llamados de corteza, ya que su forma facilita la realización de cortes rectos sobre superficies redondeadas como las varetas. En el mercado se pueden encontrar de varios tamaños, para el presente caso, es aconsejable utilizar el de tamaño medio.
• Sangrador.- Es una herramienta muy útil para el forzado de la brotación de los injertos. Está compuesto de una pletina con un pequeño mango de madera a la cual se le ha soldado una pequeña pletina con forma de puente afilada por los dos cantos, la cual corta la corteza y parte del xilema de forma rápida y en una sola acción. Se fabrican con puentes de distintos anchos, para plantones es recomendable utilizar el más pequeño, de 4 á 5 mm. y para reinjertadas, en árboles adultos, se suele utilizar el mediano, el de 10 mm..
• Serrucho.- Ideal para la eliminación de ramas y rebajes en reinjertadas. Tiene que estar bien afilado, dientes agudos y suavemente triscado. Existen varios tipos en el mercado, todos son buenos si están bien preparados.
• Formón ancho o escoplo y mazo.– Los formones anchos, de unos 6 á 8 cm. se solían utilizar en la ejecución de la poda como sustitución del hacha por su fácil manejo y porque las heridas realizadas quedan limpias y lisas, por lo que su cicatrización es mejor. Hoy en día su utilización se limita a la eliminación de “tocones” en injertadas, sobre todo en reinjertadas, pues se pueden cortar sin dañar para nada a la brotación del injerto. Además; con dicha herramienta, se puede cortar entre ramas arrasando, en circunstancias que con otras herramientas resulta imposible. Todas las herramientas tienen que estar bien afiladas, limpias y desinfectadas, con hipoclorito sódico (lejía rebajada) o con cualquier otro desinfectante que oxide menos, por ejemplo: amonio cuaternario.
PREPARACIÓN DEL PATRÓN A INJERTAR
La preparación de los patrones se puede realizar de las siguientes formas:
Unos días antes de la operación de la injertada se eliminarán todos los brotes, hojas y pinchos situados en el tronco, hasta la altura de 30 – 35 cm. a partir del nivel del suelo, con el fin de facilitar la realización del injerto, utilizando para ello una tijera de podar bien afilada, limpia y desinfectada.
Si se utiliza la técnica del sombreado del tallo, por medio de papel de aluminio, bolsas de polietileno u otros materiales que impidan las brotaciones basales del patrón, se obtiene un tramo de tronco sin heridas y una corteza más tierna y turgente que facilita la operación del injerto. Este método tiene los siguientes inconvenientes:
- a) Más empleo de material y de mano de obra.
- b) Si no hay aireación en la base puede provocar exudaciones de goma, facilitando el ataque de enfermedades por hongos.
- c) Es el refugio ideal para insectos perjudiciales para el plantón; caracoles, babosas, tijeretas, etc.
La cima o copa del plantón se conservará intacta por el momento.
MANIPULACIÓN Y CONSERVACIÓN DEL MATERIAL VEGETAL
Las varetas tienen que prepararse cortando las hojas, respetando unos cuatro o cinco milímetros de peciolo con el fin de proteger a la yema localizada en la base o axila de la misma.
Dicha operación debe realizarse, inmediatamente después de separar la vareta del árbol madre, utilizando la tijera de podar, con lo cual se evita el rápido proceso de deshidratación de la misma. Una vez deshojadas las varetas, como se ha descrito, se aconseja unificar sus medidas, cortando todas las varetas a 30 ó 35 centímetros de longitud, con el fin de facilitar su conservación y posterior manipulación.
La conservación de las varetas depende de la modalidad, del plazo de tiempo y la época de realización del injerto.
Si la modalidad a practicar es el injerto de piel o corteza, las varetas pueden utilizarse mientras tengan savia y desprenda la piel con facilidad, por lo tanto su conservación no puede prolongarse en el tiempo ya que el efecto de deshidratación es rápido llegando a no desprender la corteza al cabo de unas horas desde que fueron separadas del árbol, sin embargo, el plazo de tiempo, con fácil desprendimiento, puede alargarse incluso a una o dos semanas si se siguen las siguientes recomendaciones:
- Inmediatamente después de cortadas y deshojadas las varetas envolverlas con un paño o saco de arpillera mojado con agua a la que se habrá disuelto un buen fungicida, introducir la envoltura de varetas en una bolsa de plástico perforada y atar la boca con el fin de que no pierda mucha humedad. Se utilizarán las varetas conforme a las necesidades operativas del momento, las restantes se guardarán en sitio fresco y sombreado.
- Las varetas sobrantes se deben guardar dentro de la bolsa en sitio fresco, (p.e. verdulero del frigorífico) que debe de estar aproximadamente a unos 8º C.. En estas condiciones se pueden conservar durante tres o cuatro días, al cabo de ese tiempo, hay que airear las varetas y renovar el mojado del paño o saco envolvente, volviendo a realizar de nuevo el mismo proceso. Este proceso puede repetirse unas dos o tres veces, no debiendo utilizarlas después de transcurrir los 10 ó 12 días de conservación.
- Si el injerto es de escudete con madera y el periodo de tiempo se alarga por exceso de plantas a injertar, las varetas deben conservarse como lo hacen los viveristas. Dicha conservación se realiza de la forma siguiente:
- Se cortan las varetas del árbol madre e inmediatamente se deshojan como en el caso anterior, procurando unificar la longitud de las mismas entre 25 – 30 centímetros, con el fin de facilitar su manipulación, desechando las más débiles y mal formadas.
- Se sumergen en un cubo de agua a la que previamente se le habrá disuelto un buen fungicida, sacándolas inmediatamente y dejarlas orear en un sitio fresco y sombreado con el fin de eliminar el exceso de humedad.
- Hacer manojos de unas 20 á 25 varetas atadas con una goma elástica y se introducen en bolsas de plástico transparente a las que se habrá practicado unos cuantos orificios, con el propósito de facilitar la aireación del interior de la misma. Cada bolsa de plástico puede contener varios manojos de varetas.
- Se colocan en una cámara frigorífica de atmósfera controlada, previamente desinfectada, cuya temperatura será de unos 4 á 6º C. y la humedad relativa entre 85 o el 90%. Almacenando las bolsas de forma que todas estén en contacto con el ambiente de la cámara, no se deben amontonar.
- Semanalmente se deben sacar de la cámara y de las bolsas para airearlas, volviendo a repetir el proceso descrito con anterioridad, pudiendo, con este método, conservarlas durante dos o tres meses con bastante efectividad.
- Cuando el injerto con madera se realiza en el campo y en corto plazo de tiempo, no hay necesidad de mantener tan larga conservación. En este caso se procederá como en el caso de las varetas para injerto de corteza, descrito al principio de este apartado.
TIPOS DE INJERTOS
En nuestra citricultura y en nuestras condiciones climáticas la reproducción varieta l generalmente se realiza por medio del injerto de corteza con una o varias yemas; o como mucho, con una pequeña porción de madera. Estos tipos de injertos reciben los siguientes nombres:
TIPOS DE INJERTOS POR SU FORMA:
• “Escudete”: por su forma de escudo.
Puede ser de corteza cuando solamente se utiliza esa parte vegetativa, o con madera cuando se toma parte del xilema (madera), cortando con la navaja por debajo de la yema. Este tipo de injerto se suele realizar en viveros, sobre patrones cuyo diámetro no supera los 10 milímetros y sobre brotaciones (chupones tiernos), como relleno en reinjertadas. Siempre lleva una única yema. Es el injerto de plantones por excelencia.
Sus ventajas con respecto a los otros tipos de injertos son:
• Es el más fácil y rápido de realizar.
• Se puede hacer sobre tallos o brotaciones de poco grosor (entre 0,5 y 1,5 cm.), con lo cual se consigue el cambio varietal en edades muy tempranas.
•Se puede disponer de más material de injerto, ya que pueden servir hasta las varetas triangulares procedentes de las últimas brotaciones.
• Se ahorra tiempo y dinero, por su rápida realización y escaso material empleado.
Inconvenientes:
• Al ser de escasas dimensiones tiene poca superficie de contacto con el patrón, por lo cual algunas veces es absorbido o estrangulado por éste último si es vigoroso.
• Si al practicar el corte vertical, cuando se realiza la T sobre el patrón, se daña el cambium y parte del xilema de éste, suele ocurrir que la corteza del escudete prenda pero la yema se pierde por coincidir con la herida producida, justamente en la zona donde se debería producir la unión.
Al realizar dicho corte no hay que profundizar mucho, solamente hay que cortar la piel o corteza sin dañar la madera.
• “Chapa o plancha”: por su forma rectangular.
Este tipo de injerto siempre es de corteza, normalmente contiene dos o más yemas. El corte de la base y un lateral de la chapa deben estar en íntimo contacto con la base del corte de la ventana practicada sobre el patrón, y con un lateral de la misma, con el fin de facilitar la unión y la realización del callo cicatrizal. Es el tipo de injerto más adecuado para injertar plantones de dos o más años, cuyo grosor supere los dos centímetros de diámetro y, especialmente para reinjertar árboles en su cambio varietal.
Ventajas:
• No suele ser absorbida por el rápido crecimiento en grosor del patrón, ya que la superficie de contacto de la unión es mucho mayor que la del anterior.
• La extracción de la vareta es más sencilla, pues los cortes realizados, a tal fin, son todos rectos y paralelos entre sí.
•La mayoría de las veces se utiliza con dos o más yemas, sobre todo en reinjertadas, lo cual duplica la posibilidad de brotación y, por lo tanto el éxito de la injertada.
Inconvenientes:
• El principal inconveniente puede presentarse a la hora de obtener las varetas suficientes para la extracción de sus yemas sin que estén brotadas.
• “Púa con pico de flauta”:
Es un ramo de ocho a diez centímetros de largo y cuatro a seis milímetros de diámetro en cuyo extremo o ambos extremos se practica un corte biselado, tipo pico de flauta. Se utiliza para el injerto en corona y para el injerto puente. Para este último las dimensiones del ramo suelen ser mayores. Este tipo de injerto suele practicarse con bastante frecuencia en zonas citrícolas húmedas y algunos viveristas como ensayo o experiencias en reproducción vegetal.
Ventajas:
• Como con el injerto de escudete con madera, se pueden emplear ramificaciones de las últimas brotaciones, con lo cual se dispone de más material para el injerto.
• Dispone de varias yemas cuya brotación y rápido crecimiento logra constituir la copa del árbol más rápidamente que los demás sistemas.
• Es el único método que permite la sustitución del sistema radicular, utilizando árboles jóvenes plantados alrededor del árbol enfermo e injertados en forma de lanza cuya punta se incrusta entre la corteza sana de la variedad, tomando el aspecto de mangueras conectadas
desde el suelo a la parte sana del árbol en cuestión. O bien para salvar una zona del tronco que esté dañada, cuando se utiliza el “injerto puente”.
Inconvenientes:
• Son de frágil prendimiento, suelen romperse con bastante facilidad.
• Requiere más mano de obra y empleo de más material en su ejecución.
POR EL MODO DE COLOCACIÓN EN EL PATRÓN
• T y T invertida:
Se realiza para la colocación de injertos con forma de escudete. Su ejecución es rápida ya que se hace una incisión sobre una parte lisa del patrón, a 25 ó 30 cm. de altura, con dos cortes de la navaja de injertar, uno horizontal y otro vertical, resultando una entalladura en forma de T o T invertida, en caso de colocar el escudete con el vértice hacia arriba y la yema en el mismo sentido. Estas formas también son utilizadas cuando se realiza el injerto puente.
• Ventana simple:
Es una modalidad que sirve solamente para el injerto de plancha, que consiste en realizar dos cortes horizontales en posición paralela y un corte vertical sobre el patrón, normalmente, en el lateral derecho, levantando por esta parte la corteza para colocar el injerto, el cual queda solapado por la corteza levantada del patrón, la corteza sobrante se rompe o rasga y se tira. La colocación del injerto puede ser ajustada, o no, resultando más laborioso lo primero que lo segundo, pues hay que tomar como modelo a la plancha a la hora de realizar la ventana.
• “Ventana doble”:
Es una pequeña variante del anterior. La variación consiste en que el corte vertical se realiza entre los cortes horizontales y por el centro, de modo que habriendo o despegando la corteza por el corte central quedan dos hojas de ventana iguales a ambos lados. Una vez colocada la plancha en el hueco de la doble ventana, esta queda solapada por la corteza del patrón por ambos lados, el resto de corteza sobrante se rasga, quedando descubiertas sus yemas.
• “L invertida”:
Es un injerto de ventana, pero recibe este nombre cuando la posición de la plancha, con una o más yemas, se localiza en una esquina de la ventana operada sobre el patrón, dejando visible el xilema del mismo por la parte superior, que debe ser el doble de ancho que la parte visible del xilema del lateral derecho. Esta modalidad tiene las siguientes ventajas:
- 1) Es de ejecución más rápida que las anteriores, por supuesto depende de la habilidad del injertador.
- 2) El blanco dejado sin corteza tiene efecto de sangrado, forzando la brotación de la/s yema/s, la mayoría de las veces, sin necesidad de intervención posterior a tal fin.
- 3) Es el sistema ideal en injertos sobre patrones muy vigorosos o excesivamente gruesos para el injerto de escudete o de chapa ajustada, cuyo injerto puede correr el peligro de ser estrangulado o absorbido por el rápido crecimiento en grosor de los mismos.
Las zonas blancas, sin corteza, hacen de escudo protector mientras el callo cicatrizal llega a cubrir dichas zonas, entretanto las yemas del injerto han brotado y se desarrollan con normalidad
•Es aconsejable elegir el tipo de injerto más adecuado al vigor y grosor del patrón:
- 1º.- Si el grosor del patrón es superior a los dos centímetros de diámetro, se debe injertar con plancha aunque sea con una yema.
- 2º.- Si el crecimiento del patrón es muy vigoroso (Citrumelo) y con más de 2,5 cm. de diámetro, injertar con plancha utilizando la forma de L invertida.
- 3º.- El injerto sobre el patrón M. Cleopatra, debe ajustarse y conseguir el contacto de la piel o corteza de la plancha con la piel del patrón por los cuatro costados, ya que el desarrollo del callo cicatrizal de la corteza de este patrón suele ser más lento y de menor vigor.
• En cuanto a la altura de los injertos sobre plantones, generalmente se establece entre 0,20 á 0,35 m desde el nivel del suelo, dependiendo del patrón utilizado y la sensibilidad de la variedad a injertar a la gomosis producida por Phytophtora spp.
• Si por cualquier circunstancia el patrón se ha desarrollado mucho en grosor, es aconsejable injertar sobre las ramas de la primera bifurcación, por las siguientes razones:
- a) Para evitar posibles absorciones de la plancha por el exceso de vigor del patrón.
- b) Se puede eliminar el resto del patrón (tocón) mucho antes que si se injerta en la base.
- c) La diferencia de grosor del patrón con la variedad suele ser menor.
Esto puede darse con frecuencia, pero lo más operativo y aconsejable es injertar los patrones con grosores normales, entre los 10 y los 15 mm. de diámetro.
INJERTOS ESPECIALES
• “Anillo”:
Es descrito por algunos autores como si se tratase de un “canutillo” abierto o plancha completa que abarca todo el perímetro del patrón cuya corteza se ha quitado en dimensiones similares al injerto. Esta modalidad tiene los siguientes inconvenientes:
- 1º. – Tanto el patrón como la vareta deben tener el mismo diámetro y el mismo grosor, pues de lo contrario no se ajusta bien al contorno del patrón. En caso de haber diferencias de diámetro, debe ser a favor de la vareta ya que siempre se puede recurrir al recorte de la plancha hasta ajustarla al perímetro del patrón.
- 2º. – Al atar el injerto la plancha suele desplazarse en forma de espiral en sentido del atado, provocándole una contorsión extraña que dificulta su unión.
Esta modalidad no suele realizarse con mucha frecuencia dada su dificultad.
Su utilización está vinculada a la pretensión de intercalar madera intermedia entre el patrón y la variedad.
Actualmente se suele realizar una variante de dicha modalidad con el mismo propósito, utilizando dos planchas en vez de una. El injerto de las mismas se realiza en dos plazos;
el primer injerto abarca la mitad del perímetro del patrón, a los 15 días, una vez prendida, se injerta la otra plancha que ocupará la otra mitad, quedando cerrado el anillo.
• “Doble injerto”:
Con plancha de madera intermedia, puede ser de dos formas:
- 1. – Con injerto de escudete o pequeña plancha en el interior de la plancha sin yemas.
- 2. – Con injerto de plancha de la variedad definitiva encima de una plancha de corteza sin yemas.
Puede servir, como en el caso anterior, de madera intermedia entre el patrón y la variedad definitiva. La madera intermedia es la plancha grande sin yemas y, la variedad definitiva es la yema del escudete o las de la plancha. Esta modalidad se puede realizar injertando todo a la vez; con lo cual se ahorra tiempo, pero dificulta su ejecución, o en dos tiempos como en el caso del injerto en forma de anillo.
Primero se injerta la chapa y a los quince o veinte días de injerta en su interior el escudete o una pequeña plancha con la yema de la variedad definitiva. Otra modalidad es la de injertar una plancha sin yemas, tipo anillo y, cuando se vea prendida (15 – 20 días), se vuelve a injertar por encima y en contacto con la anterior otra plancha con las yemas de la variedad.
•“De Breuil” o corona mejorada,
En caso de realizarse debe hacerse en primavera pues requiere movimiento de savia. El injerto es un ramo de ocho a diez centímetros de largo y cuatro a seis milímetros de diámetro podado con aspecto de pico de flauta, colocado como una astilla entre la corteza y la madera del patrón decapitado. Suelen colocarse entre dos y cuatro injertos con un ligero corte en el lado del bisel correspondiente a la parte de la corteza no levantada del patrón permitiendo que las superficies del patrón y del injerto coincidan mejor. Una vez colocados los injertos se atan fuertemente con una cinta de plástico ancha y resistente, pero a la vez elástica.
Pulverizar la zona de injerto con un buen fungicida y cubrir con una bolsa de plástico transparente con el fin de evitar la evaporación. Finalmente se cubre todo con una bolsa grande de papel para sombrear, evitando de este modo el escaldado de los injertos.
Deben tenerse en cuenta los cuidados y operaciones posteriores que hay que realizar en este tipo en este tipo de injerto:
- A la semana del injerto se practican dos o tres agujeros en la bolsa de papel, con el fin de que entre la luz para evitar el ahilamiento de las brotaciones. Durante todo el proceso de unión y brotación se irán eliminando las brotaciones del patrón.
- A la semana siguiente se harán más grandes y se realizarán unos cuantos orificios a la bolsa de plástico para que se airee el injerto y vaya ambientándose.
- Mantener el injerto en estas condiciones hasta que las brotaciones del injerto necesiten espacio para su normal desarrollo, entonces se retirará toda la bolsa de papel y se agrandarán los agujeros de la bolsa de plástico e incluso se cortará por la mitad, en sentido transversal, sin quitar la parte atada con el fin de mantener el efecto de abrigo, pero dejando salida a las jóvenes brotaciones. Algunas brotaciones llegan a enrollarse si no se quita el plástico a tiempo.
- A la semana de haber quitado la bolsa de papel se puede eliminar el resto de la bolsa de plástico, procediendo de forma inmediata al atado de los injertos entre ellos mismos con el fin de que no se rompan por desgarro. Posteriormente la vegetación se irá podando hasta su completo desarrollo.
- Cuando las brotaciones de los injertos alcancen los 50 – 60 cm. hay que atarlos entre sí, puesto que son muy sensibles al rompimiento dado que la unión se realiza con un callo cicatrizal sobre la madera del patrón con aspecto de pegado, no soldado. El paso posterior es el arreglo y poda de aquellas ramas que dificulten el desarrollo y la buena iluminación de las bien situadas.
Imagenes de José Antonio Pina Lorca. Servicio de Inspección Fitosanitaria. Conselleria d´Agricultura, Pesca i Alimentació
MATERIAL EMPLEADO EN EL ATADO DE LOS INJERTOS
Antiguamente se utilizaban el esparto y la rafia natural, materiales que hoy en día están en desuso. En la actualidad los materiales empleados para el atado de los injertos se limitan a los siguientes:
• Rafia artificial: Es un material procedente de plásticos reciclados con mezclas de resinas que le confieren características similares a la fibra resistente y flexible que se obtiene de una especie de palmáceas del Género Rafia. A causa de esa apariencia recibe su nombre. Se fabrica en varios colores, es opaco a la luz, hecho que tiene mucha importancia ante la necesidad de tapar yemas en el atado de los injertos, no tiene elasticidad, otra característica que impide ser utilizada en el atado de los injertos en plantones y ramos jóvenes, pues esta queda incrustada en la corteza por el rápido crecimiento en grosor de sus tallos, estrangulando al injerto de tal modo que la mayoría se pierden. Se presenta al mercado en rollos de tiras de unos tres cm. de ancho. Se emplea mucho en reinjertos sobre ramas adultas y en el entutorado de las brotaciones.
• Plástico transparente: Recientemente se está utilizando con bastante frecuencia pues mejora con creces a la rafia por su efectividad y mejor manejo. El plástico transparente se fabrica con diferentes espesores medidos en galgas o en milésimas de milímetro y con una anchura entre 15 y 25 milímetros, se presenta en rollos o en cintas cortadas de unos 60 á 80 cm. de longitud. El plástico fino, de unas 100 galgas, se emplea en el atado de plantones y ramos jóvenes “chupones” por su gran elasticidad y limitada presión ejercida sobre el injerto, además, gracias a su transparencia se puede tapar la yema del injerto y permanecer en ese estado durante 15 a 20 días facilitando el proceso de unión.
El plástico grueso de unas 500 ó 600 galgas, suele presentarse en el mercado, a diferencia del fino que se presenta en tiras, en rollos de unos 800 á 1000 gramos de peso y se emplea tanto en injertos de patrones bastante desarrollados como en reinjertadas de árboles adultos, sustituyendo a la rafia por las siguientes:
Ventajas e inconvenientes:
Ventajas de la rafia:
- 1º) La rafia artificial es más económica que el plástico transparente.
- 2º) Al carecer de elasticidad permite ejercer buena presión sobre el injerto, por lo que se consigue mejor contacto entre las dos partes unidas que con el esparto y la rafia natural.
- 3º) Es un buen material para atar las brotaciones de los injertos en su entutorado.
Inconvenientes de la rafia:
- 1º) La falta de elasticidad resulta ser un inconveniente en el atado de injertos sobre plantón y sobre chupones, por el motivo anteriormente expresado.
- 2º) Su opacidad o falta de transparencia no permite el paso de la luz, por ello no se puede utilizar ante la necesidad de tapar yemas procedentes de variedades con pincho. Las variedades Marisol, Navel-late, algunos híbridos y por supuesto la mayoría de limoneros, presentan pinchos junto a las yemas, éstos deben cortarse a ras de piel sin dañar la yema, pues de lo contrario sería imposible separar la corteza para la obtención del injerto. La obtención de la plancha o el escudete de corteza procedente de ramos con pinchos tienen el problema de que justo al lado de la misma existe un pequeño orificio como resultado de haber cortado la espina o pincho típico de la variedad, dicho orificio se debe tapar con el fin de evitar entrada de aire que puede resecar la yema, si no se realiza de este modo, el resultado puede ser que la corteza del injerto se una perfectamente pero al haberse secado las yemas no hay brotación. Este problema suele ocurrir con bastante frecuencia. Asímismo, es conveniente recordar que obstaculizar el paso de la luz sobre un tejido vegetal verde con actividad clorofílica como es el injerto, aunque sea de forma temporal, tiene como resultado que dicha actividad desaparece y, en su lugar, se activa la acumulación de hidratos de carbono en dicha zona perjudicando o inhibiendo el desarrollo del injerto. Por ese motivo, la rafia no debe emplearse en dichos injertos.
Ventajas del plástico transparente:
Las mayores ventajas están en su transparencia, su elasticidad y su adaptabilidad, siendo el material idóneo para todo tipo y formas de injerto por los siguientes motivos:
- 1º) Su elasticidad permite sujetar al injerto con la suficiente presión pero sin llegar a estrangular; asímismo, durante los primeros días del proceso de unión, es capaz de ceder un poco al engrosamiento del patrón.
- 2º) Al ser transparente deja pasar los rayos luminosos a la totalidad del injerto, yemas incluidas, por lo cual la función clorofílica no es interrumpida, pudiendo cubrir todo el injerto sin correr ese riesgo.
- 3º) Al tapar toda la zona de injerto, se produce un efecto de invernadero que favorece el crecimiento celular, realizándose la soldadura y el callo cicatrizal de forma más rápida.
- 4º) Permite aprovechar todo tipo de material vegetal disponible, proceda de varetas con o sin pinchos.
- 5º) Permite su utilización como cualquier rafia, dejando descubiertas las yemas en el caso de que estas no estén acompañadas de orificios por corte del pincho.
- 6º) El atado con este material se debe realizar de abajo hacia arriba, pues de esta forma las distintas vueltas de cintas del plástico van solapándose formando una especie de tejadillo
- que impedirá que el agua del rocío o de la lluvia penetre en el interior del injerto, salvaguardándolo de exceso de humedad y por lo tanto de posibles podredumbres.
Inconvenientes del plástico transparente:
- 1º) Es necesario adquirir el grosor de plástico adecuado al tipo de injerto a realizar ya que para el injerto de plantones no es aconsejable utilizar tiras, de este material, demasiado resistente.
- 2º) Si se tapan las yemas del injerto hay que tener mucho cuidado en no dejarlas tapadas más tiempo de lo necesario pues en caso contrario se corre el riesgo de enrollamiento y posterior ahogamiento de las pequeñas brotaciones. Además, si los rayos solares inciden directamente sobre el injerto tapado, puede producirse el “escaldado”, cuya consecuencia es la pérdida del mismo. La solución al presente problema es preventiva, procurando colocar los injertos con orientación Norte o dejando alguna ramilla del patrón a la parte Sur de forma que sombree ligeramente la zona de injerto.
CUIDADOS POSTERIORES AL INJERTO
Este tema, junto con la elección del patrón y la sanidad vegetal, es uno de los más importantes y causa de preocupación de algunos citricultores cuya decisión es o ha sido realizar el injerto en el campo.
Como se ha explicado al principio, los cuidados de las injertadas en el campo comportan una continuada dedicación, cuestión que resulta más laboriosa que en vivero, dada la mayor dispersión de las plantas, lo que comporta más empleo de mano de obra con relación al número de plantas manejadas, sin conseguir la mayoría de las veces igualar su efectividad.
Como norma general se debe prestar mucha atención a la evolución del injerto, realizando todas las operaciones necesarias, la mayoría de las veces de forma anticipada, para conseguir el buen desarrollo de sus brotaciones hasta la obtención del árbol productivo, compuesto por el patrón, sistema radicular y del injerto que forma la copa o parte aérea como variedad definitiva. Dichos cuidados se centrarán en lo siguiente:
ELIMINACIÓN DEL ATADO
La eliminación de la cinta que ata al injerto se realizará en función del material de atado, del sistema de injerto, de la época que se realizó y del sistema de atado utilizado. Si se ha utilizado la rafia, lógicamente se habrá optado por el sistema de “yemas descubiertas” al atar el injerto por las razones expresadas con anterioridad. En este caso, la rafia se debe quitar cuando se observe inicio de estrangulación por efecto del crecimiento en grosor del tallo o de la rama injertada. Este material suele utilizarse con bastante frecuencia en reinjertadas, siendo ideal como material de atado de las brotaciones en su entutorado. Se suele utilizar tanto en el injerto de primavera (ojo velando), como en el injerto de otoño (ojo durmiendo). El material ideal para el injerto de plantones es el plástico suave y elástico, pudiendo utilizarlo en todos los sistemas y en todas las épocas, sin embargo, su eliminación reviste ciertas consideraciones a tener muy en cuenta:
- a) Injertos realizados en primavera a yema tapada, bien a escudete, bien con pequeña plancha, se debe observar la evolución del prendimiento y el cambio de color del peciolo de la hoja, verdadero indicador del proceso de unión del mismo, verde al principio, pasando a amarillo y por último a color marrón, en el plazo de 15 á 20 días transcurridos desde la fecha del injerto, coincidiendo, según la climatología reinante, con el inicio de brotación de la yema. Este es el momento ideal para cortar el atado del injerto y retirar los restos del mismo.
- b) Si el injerto se realiza en otoño utilizando el mismo sistema, solamente se destaparán aquellos injertos que se observe posible brotación de la yema, para evitar malformaciones
- a causa del enrollamiento. Lógicamente el injerto realizado en esta época no debería brotar hasta la primavera siguiente, por los motivos anteriormente indicados, por tanto, no habría necesidad de precipitarse a la hora de quitar el atado.
- c) En el caso de atar el injerto dejando las yemas descubiertas, la retirada del plástico puede realizarse a los 30 días, aunque las yemas estén brotadas. Debiendo quitarse rápidamente si se observa indicios de estrangulamiento aunque las yemas no hayan brotado.
- d) El mismo procedimiento habrá que seguir cuando se utilice el plástico con mayor resistencia, cuyas ventajas e inconvenientes se han descrito anteriormente.
FORZADO DE LA BROTACIÓN
Generalmente no brotan todas las yemas de los injertos a la vez, unas brotan estando aún atados los injertos, en caso de yemas destapadas, otras brotarán después de retirado el atado y, la mayoría habrá que realizarles alguna operación con el fin de forzar su brotación. Las operaciones a realizar se reducen a las siguientes:
- “Rebaje”.- La estimulación vegetativa empieza con el rebaje del patrón, eliminando las dos terceras partes de su cumbre dejando una tercera parte que se aprovecha como tutor de la brotación del injerto evitando roturas o desgarros del mismo. De este modo se eliminan las yemas apicales cuyo predominio va en perjuicio del desarrollo de las yemas basales, al mismo tiempo que reduce la parte aérea provocando un desequilibrio entre esta y el sistema radicular lo que desemboca en una mayor disponibilidad de savia que fluye hacia el injerto.
- “Sangrado”.- Consiste en la realización de una “ceja” o “cotana” por encima del injerto, a un centímetro y medio, de forma transversal cuya longitud sobrepase en un cm. la medida de la plancha o del escudete por ambos lados, eliminar 0,5 á 1 cm. de corteza, dañando el cambium y de forma superficial parte de xilema. Con esta operación se persiguen los mismos efectos que con el rebaje, con la ventaja de disponer de toda la cumbre del patrón como tutor y tiro de la planta. En este caso la poda se limita a la eliminación de aquellas ramas que puedan molestar al crecimiento del injerto.
- Aplicación hormonal.- No es frecuente, pero algunas veces se ha recurrido a la aplicación de ácido giberelico a dosis de 30 ppm, aplicado directamente sobre el injerto, utilizando para ello un pulverizador manual, obteniendo aparentemente algunos resultados, la mayoría de las veces no contrastados. Generalmente estas operaciones suelen realizarse de forma complementaria.
CONTROL DE INSECTOS DAÑINOS
Los naranjos, de entre los cuales los que más perjudican a los injertos y sus brotes tiernos son de los que nos vamos a ocupar en este apartado:
- 1º. – Gasterópodos, caracoles (“Helix” sp.) y babosas (“Agriolimax agrestis” L.). – No suelen ser muy dañinos para los cítricos, sin embargo, como plaga puede llevar al traste una buena injertada. Existen buenos helicidas en el mercado que facilitan su control para que no se
- constituyan en una plaga.
- 2º. – Pulgones (Aphis Citrícola, Gossipii, etc. ). – Todos son perniciosos para las jóvenes brotaciones, sobre todo la de los injertos, por sus conocidas consecuencias, pero sobre todo, los más dañinos son aquellos que provocan malformaciones por segregar toxinas como los Aphis Citrícola. Su control es importante para el buen desarrollo de las jóvenes brotaciones, hay que estar muy atentos a la aparición de estos insectos ya que en cuestión de días pueden constituirse en plaga y causar daños difíciles de recuperar.
- 3º.- Minador de los brotes (Phyllocnistis citrella Stainton). – Los daños causados por esta especie de polilla, de sobra conocido por los citricultores aunque sea una plaga de reciente aparición, son muy importantes, pues no solamente atacan a las hojas tiernas, sino también a los jóvenes y tiernos tallos. Su control en injertadas y plantones es primordial ya que causan graves daños, a veces irreversibles.
- 4º. – Langosta verde (Phaneroptera falcata). – Es un insecto masticador de hojas y brotes jóvenes, no suele ser muy dañina su acción de forma individual, pero suele causar mucho daño cuando el número de individuos es elevado con consideraciones de plaga. Debe vigilarse su aparición y tratar de controlar el aumento de individuos por medio de cebos o aplicaciones foliares con insecticidas de ingestión.
- 5º. – Hormigas (Himenópteros, “Iridomyrmex humilis” Mayr).- Esta especie originaria de América del Sur suele ser indirectamente la responsable de la deformación de la mayoría de las brotaciones de los injertos ya que protegen a ciertas cochinillas y pulgones de sus parásitos y depredadores. Su alimento favorito son las substancias azucaradas que excretan dichos insectos.
- 6º. – Tijeretas (Forficula auricularia).- Es la especie más común. Son insectos masticadores que suelen refugiarse en lugares húmedos y oscuros. Tienen actividad nocturna. Comen restos de vegetales o de animales, pero como plaga pueden ocasionar grandes daños en brotes tiernos e injertadas. Suelen emplearse trampas diseminadas por el suelo de las parcelas a base de planchas o cañas secas, con el fin de que se refugien debajo o dentro de ellas, entonces se recogen y se sumergen en agua para que se ahoguen. También se pueden aplicar espolvoreos o pulverizaciones con Malatión, Lindano, Carbaril, Clorpirifos, Metaldehido, etc.
- 7º.- Araña roja (Tetranychus urticae).- Es quizás el ácaro más extendido de todos, pues ataca a todo tipo de frutales, hortalizas, agrios, plantas industriales y ornamentales, etc.. Invernan generalmente en estadio de huevo, protegidos en las grietas de la corteza, en el envés de las hojas adultas, etc., y cuando llega el buen tiempo los huevos avivan y las larvas nacidas de ellos se trasladan a las hojas jóvenes, las cuales son atacadas por el envés. La hoja atacada adquiere una tonalidad verde apagada, que posteriormente se torna parda; si el ataque continúa se produce la caída de la hoja. Para combatir la plaga de ácaros, (especialmente los tetraníquidos), hay que tener muy presente no repetir el mismo producto en tratamientos sucesivos, ya que se suelen adaptar rápidamente al producto en cuestión y aparecer razas resistentes al mismo.
ELIMINACIÓN Y ACLAREO DE LA BROTACIÓN
En condiciones normales los plantones injertados en primavera, emiten gran profusión de brotaciones de entre las cuales solamente interesan las procedentes del injerto, las brotaciones basales del patrón, situadas por debajo del injerto, se deben eliminar lo antes posible, las situadas por encima del injerto se pueden dejar, pues actúan como tirasavias. Por supuesto, si estas brotaciones son abundantes se aclararán, eliminando preferentemente aquellas que se prevea van a dificultar el desarrollo del injerto. Cuando las brotaciones de los injertos alcancen alrededor de cinco centímetros, se aclararán, respetando una o dos brotaciones por injerto, las mejor constituidas y mejor situadas para recibir la savia procedente de las raíces, eliminando las más débiles y mal formadas. Las brotaciones gemelas, a veces trillizas o más, se deben tratar de la forma siguiente:
- 1º) Eliminar desde la base las brotaciones situadas por encima de la brotación situada en posición más favorable para recibir savia de las raíces.
- 2º) En algunos casos, con el fin de no producir muchas heridas cercanas a la base de la brotación deseada, se procede al despunte de las brotaciones a eliminar dejando unos dos o tres centímetros de tallo, a eliminar en operaciones posteriores. Este procedimiento tiene la ventaja de que si por algún accidente se rompiera la brotación buena, se podría recuperar la brotación gracias a las yemas de las otras, con lo cual no se perdería el injerto. Las brotaciones definitivas de los injertos deben estar situados por debajo de cualquier herida importante, ya que el objetivo es la obtención de un árbol sano con un tronco sin heridas por el que exista una buena circulación de savia.
SUJECIÓN Y ENTUTORADO DE BROTES
Las brotaciones surgidas de los injertos suelen tener poca consistencia en la base; por su tierna vegetación e impedimentos ya reseñados.
Cualquier golpe o roce, producido por la lluvia, por el viento o cualquier otro fenómeno atmosférico, pueden romperlas. Para evitar la pérdida de dichas brotaciones, es necesario sujetarlas utilizando como tutores de apoyo al resto del patrón e incluso con cañas o estacas clavadas en el suelo, atándolas a estos de forma que evite su excesivo movimiento. A continuación se establecen una serie de procedimientos, en orden prioritario, para realizar esta operación:
- 1º.- Cuando las brotaciones respetadas en el aclareo alcancen los 25 o 30 cm. de longitud, se debe realizar el primer atado sobre el tutor más cercano. Dicho atado no debe obligar ni arquear demasiado a la joven brotación ya que de lo contrario se puede estrangular o romper y, en la mayoría de los casos puede detener su desarrollo.
- 2º.- Realizar un segundo atado conforme vaya creciendo la brotación, cuando el injerto alcanza una longitud de 50 ó 60 centímetros. Esto dependerá de las condiciones climáticas donde se desarrolle el cultivo. En algunas comarcas con vientos fuertes será necesario realizar varios atados, sin embargo, en otras, cuya frecuencia de vientos es moderada, no será tan preciso.
- 3º.- En algunas zonas citrícolas se suele utilizar en el atado de brotaciones una especie de macarrón de plástico de unos tres o cuatro milímetros de diámetro cuyo fácil manejo lo hace más preferible que la rafia. De cualquier modo, sea cual fuere el material de atado utilizado, hay que recordar que se debe quitar una vez haya dejado de cumplir su misión, pues la mayoría de las veces se olvida quitarlos provocando con ello el estrangulamiento y posterior rotura de las brotaciones de los injertos.
DESPUNTE DEL INJERTO
Una vez la brotación del injerto alcanza el metro de altura y aproximadamente las dos terceras partes de su tallo presenta una superficie redondeada, se debe despuntar de la forma siguiente:
- Cortar con la tijera de podar a unos 60 ó 70 centímetros del suelo, coincidiendo con madera redondeada, dejando la herida en forma de bisel ya que de esta forma los cítricos cicatrizan mejor sus heridas, además, resbala mejor el agua de lluvia y el exceso de humedad ambiental.
- Recortar el patrón (“tocón”), de forma que el predominio en altura sea siempre a favor del injerto.
- El propósito de esta operación es parar el crecimiento longitudinal de la brotación de verano y, de este modo, forzar la brotación lateral para obtener ramificaciones en las que se pueda montar la base del futuro
ELIMINACIÓN DEL “TOCÓN’
Cuando el crecimiento en grosor de la brotación del injerto alcance aproximadamente el grosor de la base del patrón o; cuando se observe que por ese crecimiento en grosor del injerto, el “tocón” del patrón esté como absorbido o formando un pegadizo, se debe eliminar por completo, dejando la herida limpia y biselada. Dicha herida debe protegerse con alguna pintura impermeable e inocua para la planta. Existen excelentes productos en el mercado para dicho menester. Aprovechando el rebaje del “tocón” o su eliminación, se deben eliminar todas las brotaciones por debajo del injerto procedentes del patrón.
PRIMERA PODA DEL PLANTÓN COMO FUTURO ÁRBOL
La primera poda de la parte aérea del plantón con objeto de dirigir su formación como futuro árbol se realiza antes de la brotación de la primavera del año siguiente, febrero – marzo, con climatología benigna.
Esta operación se debe realizar de la forma siguiente:
- 1º.- De las brotaciones laterales nacidas el verano anterior, después de realizado el despunte, se elegirán las dos o tres, depende del sistema de poda a aplicar, mejor situadas con el fin de obtener la mejor distribución posible del futuro ramaje. Estas no se deben podar por el momento.
- 2º.- Se eliminarán las brotaciones de la basa del patrón, situadas por debajo del injerto. En caso de observar que la “intensidad de poda”, con dicha eliminación de brotaciones basales puede desequilibrar al plantón, se puede proceder a cortar todas las brotaciones dejando unos cinco o seis centímetros de “tocón”. Esta forma de operar tiene las ventajas siguientes:
- a) Al dejar parte vegetal de las brotaciones a eliminar, no se provoca gran desequilibrio entre la parte aérea y el sistema radicular.
- b) Al realizar los cortes sobre dichas brotaciones, las heridas quedan suficientemente alejadas de la superficie de la corteza del tallo, de esta forma se evita la interrupción de la circulación de la savia causadas por las múltiples heridas realizadas, lo cual comporta, casi siempre, el endurecimiento prematuro de la parte vegetal situada más arriba.
- 3º.- El resto de ramos, no interesantes para la construcción del esqueleto del futuro árbol, se deben podar, bien eliminando alguna, bien despuntándolas con el fin de frenar su hegemonía frente a las ramillas elegidas para dicha formación. Hay que tener siempre presente que en agrios la rama que se poda, paraliza momentáneamente su crecimiento y, la rama que no se poda continúa creciendo.
EL PROCESO DEL CAMBIO VARIETAL
Realmente los problemas técnicos en las reinjertadas están más relacionados con la preparación del árbol a reinjertar, las condiciones del medio de cultivo y en los cuidados posteriores a realizar, que en la misma práctica del injerto.
Atendiéndose a las consideraciones previas descritas con anterioridad, el cambio varietal comienza por la preparación del árbol, pudiendo realizarse de dos formas diferentes:
- Preparación con tiro.
- Preparación sin tiro.
Preparación del árbol con tiro:
La preparación del árbol utilizando el sistema de tiro consiste en eliminar las faldas, ramas arqueadas y horizontales (o sea, ramas productivas) respetando aquellas más verticales con el propósito de que realicen la función de bombeo de savia. Esta preparación permite recomponer la estructura del árbol eliminando el exceso de “brancas” o ramas principales. Esta forma de preparación es recomendable para todo tipo de reinjertadas, sean sus árboles sensibles o no a los carbonatos y pH básico del suelo.
La preparación puede realizarse el mismo día que sé reinjerta o bien en la época de poda (febrero – marzo), regando y abonando con nitrogenados en caso de árboles endurecidos con el fin de hacerlos entrar en savia y provocar brotaciones desde la base para injertar sobre material joven y vigoroso, además, se consigue renovar parte de la estructura envejecida.
Preparación del árbol sin tiro:
La preparación de los árboles sin tiro consiste en eliminar las ramas verticales y las centradas, sin dejar pelado el centro con el fin de sombrear las ramas principales, aclarando las faldas y ramas de producción al mismo tiempo que se elimina el exceso de “brancas”. Es importante resaltar el sombreo de las ramas principales, bien con la propia vegetación, bien encalándolas a fin de evitar quemaduras por la acción directa de los rayos solares que derivan en caries irreversibles. Este sistema de preparación se recomienda en los casos siguientes:
- Parcelas con suelo pobre o muy pobre en carbonatos.
- Suelo con pH ácido (menor de 7)
- Producción de la variedad intermedia con algún interés comercial.
- Fragilidad de la madera y propensión a romper por la zona de injerto de la nueva variedad (injerto al lomo).
Este tipo de preparación, al igual que el anterior, puede realizarse en el momento de injerto o en época de la poda, realizándose las mismas operaciones de cultivo que el anterior, con el mismo propósito.
En la preparación de los árboles con patrón tolerante, tanto si se utiliza el sistema de tiro como el sistema sin tiro, la intensidad de ramas a eliminar no debe sobrepasar el 50 % del total del volumen de la copa, en caso contrario, al eliminar muchas hojas de transformación y reserva de nutrientes, la brotación de los injertos será profusa pero muy débil, dependiendo del estado de vigor del patrón y la variedad intermedia. Así mismo el sistema radicular también se resiente al no recibir la nutrición necesaria.
Grosor de las ramas a injertar
Las ramas a reinjertar no deben ser mayores de 5 ó 6 centímetros de diámetro, pues de lo contrario la reinjertada puede tener problemas de desarrollo y roturas prematuras. Hay que tener presente que la dificultad de prendimiento y los problemas de desarrollo vienen determinadas por:
- 1º. – La diferencia de grosores entre la piel de la rama y la piel del injerto no permiten el buen contacto del último con la zona de cambium de la madera intermedia, aun utilizando el mejor material de atado. O sea, que el injerto queda como metido en un hoyo sin presión alguna.
- 2º.-Obliga a eliminar el “tocón” prematuramente ya que el rápido desarrollo en grosor de la base del injerto hace que se monte sobre la corteza de la variedad intermedia quedando incrustada, dificultando la circulación de la savia por el estrangulamiento y atrofia de los vasos conductores, dando como resultado una soldadura falsa y de poca consistencia.
- 3º. – Así mismo, al tener que eliminar toda la madera de la rama injertada (“tocón”), la herida realizada resulta de un diámetro enorme con relación al diámetro en grosor de la brotación del injerto. Operación que generalmente provoca el endurecimiento prematuro de dicha brotación y la posibilidad de su pérdida por desgarro al perder protección.
Posición del injerto
Con el fin de evitar la rotura de las brotaciones de las planchas injertadas, a corto y largo plazo, se recomienda que la posición de los injertos sea la contraria al espacio a cubrir de vegetación con la nueva variedad. No injertar a la parte exterior de las ramas, ni siquiera en ramas verticales ya que al tener que dirigir la futura vegetación hacia fuera la brotación del injerto se puede romper.
Es aconsejable reinjertar siempre al “lomo” de las ramas de la madera o variedad intermedia ya que de esta forma previene la posible rotura o desgarro del injerto cuando adquiera un cierto volumen y se cargue de producción.
Para conseguir una brotación homogénea se aconseja reinjertar lo más bajo posible, conservando la misma altura de injerto en todas las ramas, pues de lo contrario los injertos en posición más baja brotarán con más vigor y su crecimiento será mayor que las brotaciones de los injertos altos. Dicha disparidad de crecimiento dificultará las operaciones de poda posteriores y, por supuesto, el desarrollo equilibrado del árbol. Por regla general, la reinjertada “a media madera” (a la altura de las segundas bifurcaciones de las ramas principales), suele dar buenos resultados.
INJERTOS MÁS UTILIZADOS EN LAS REINJERTADAS
Normalmente se viene utilizando el injerto de chapa con dos o más yemas y la modalidad practicada suele ser la ventana en sus distintas versiones. Cuando el vigor de la variedad intermedia es muy grande, pomelo o navelate por ejemplo, el injerto se realiza en L invertida, las demás variedades intermedias suelen injertarse con ventana simple y con chapa, más o menos, ajustada, pero siempre procurando el contacto de la base de la chapa con la base de la ventana, de esta forma se facilita la buena unión entre ambas cortezas.
El injerto de escudete en reinjertadas suele emplearse sobre brotaciones jóvenes y vigorosas (chupones), de escaso diámetro; bien como relleno, bien como renovación de ramas principales demasiado gruesas y/o envejecidas. Siempre que el grosor del ramo lo permita, es conveniente realizar el injerto tipo plancha, pues la mayor superficie de contacto con la rama injertada facilita su prendimiento con un buen “callo cicatrizal”.
CUIDADOS POSTERIORES A LAS REINJERTADAS
Los cuidados a los injertos, descritos con anterioridad, son de plena aplicación a las reinjertadas, pero además, existen algunos específicos inherentes a las mismas que conviene conocer:
- Dejar espacio libre al crecimiento del injerto, eliminando con la poda todas aquellas ramas que ofrezcan dificultad a su normal desarrollo, pero sin pelar con el fin de no frenar el tiro de la rama injertada.
- Dirigir las brotaciones del injerto atando varias veces, las que sean necesarias, la brotación con mejor posibilidades de sustituir toda la rama de la variedad anterior y, el resto arquearlas y atarlas de forma que puedan constituir ramas de producción.
- Las que dificulten el crecimiento en grosor de las bien establecidas, se deben eliminar.
- Los injertos que no hayan brotado se deben forzar mediante la realización de una ceja por encima del injerto en la que se elimina un centímetro de piel y parte de xilema, dicha operación, como ya se ha explicado, recibe el nombre de «escotadura»o “cotana”.
- Posteriormente, en días sucesivos se irá eliminando, poco a poco, el tiro y las ramas procedentes de la madera intermedia, que sombreen o dificulten el buen desarrollo de las brotaciones del injerto. Aprovechando parte de las mismas para atar las brotaciones de la nueva variedad, a modo de tutor, evitando de este modo la posible rotura de las jóvenes brotaciones.
- El entutorado debe realizarse cuando la joven brotación tenga un volumen suficiente como para ser vulnerable ante la acción de los fenómenos atmosféricos, sobre todo del viento. Dicha vulnerabilidad va en aumento conforme va creciendo el injerto. Al principio las brotaciones quedan resguardadas por la vegetación circundante y por su escaso desarrollo, pero cuando éstas alcanzan los 30 á 40 centímetros de longitud ya se deben empezar a atar, si se pretende realizar con anterioridad no existe volumen suficiente y, además, en la operación pueden romperse o endurecerse con facilidad. El cuidado de las nuevas brotaciones procedentes de los injertos, es una cuestión de dedicación continua, bien dirigiendo o podando aquellas que no interesen por crear dificultades o competencia por la luz y el espacio a las bien situadas.
GLOSARIO DEL INJERTO DE CÍTRICOS EN CAMPO
Aclareo: Se aplica este término a la acción de eliminar las brotaciones que puedan competir con la brotación del injerto más favorecida por el flujo de savia y mejor situada para conseguir con éxito el cambio varietal. Dicha acción debe ser selectiva y de actuación prioritaria, procurando que la eliminación de brotaciones mal nacidas o mal establecidas no perjudique a la brotación que constituirá el futuro árbol.
• Ahilamiento: Se aplica al crecimiento débil y delgado, con entrenudos exageradamente
alargados en brotaciones demasiado protegidas de la luz.
• Arquear: Doblar un ramo joven con el fin de estimular la brotación de las yemas de la base.
• Atado: Hay que diferenciar entre el atado del injerto y el atado de la brotación del mismo. El primero se refiere al atado de la porción vegetal, tipo plancha o escudete, sobre el patrón con el fin de facilitar su unión. El segundo se refiere al atado de la vegetación, nacida del injerto, sobre alguna parte más rígida con el fin de evitar que se rompa (“entutorado”).
• Cambium: Zona de crecimiento meristemático situada entre el xilema y el floema cuya misión es la de generar tubos cribosos (vasos conductores) a ambos lados, por cuya causa produce el crecimiento de tallos y ramas en grosor.
• Despuntar: Eliminar la punta de una brotación con el propósito de estimular la brotación de las yemas basales de la misma.
• Entutorar: Se dice de aquella operación que se realiza para proteger de posibles roturas del material vegetal tierno y muy frágil, utilizando para ello el apoyo de un vástago o parte vegetal más resistente, llamado tutor.
• Encanutado: Realización de múltiples heridas alrededor del perímetro del tallo o de una rama que dificulta enormemente el flujo de savia y provoca el envejecimiento prematuro de su parte vegetativa.
• Endurecimiento: Se refiere al envejecimiento prematuro de las ramas o de la variedad injertada causada por un desarrollo anormal, por ataque de alguna plaga o enfermedad y por supuesto, por un exceso de heridas producidas en su base (encanutados y/o emparedados).
• Emparedado: Se refiere a la realización de dos o más heridas consecutivas y opuestas entre sí, lo cual provoca los mismos efectos que el encanutado.
• Escaldado: Se denomina al efecto que producen los rayos solares cuando inciden directamente sobre una zona cubierta con plástico transparente, normalmente cargada de humedad, provocando el calentamiento excesivo en su interior hasta el punto de producir quemaduras. También llamado efecto lupa. También se utiliza para definir las quemaduras producidas por los rayos solares sobre las ramas principales o el tallo de un plantón al quedar expuestos a los mismos, sin protección alguna, o sea, sin ramillas propias que sombreen dichas partes.
• Intensidad de poda: Se dice de aquel porcentaje de ramas que se cortan o eliminan al ejecutar la poda de los árboles con relación al volumen total de ramas de sus copas. La intensidad tiene relación inversa al vigor de la planta. A más vigor menos intensidad y a menos vigor más intensidad. Esto último depende del estado sanitario de la planta y de su cultivo en general, normalmente con respuestas muy variables dependiendo de la combinación patrón – variedad.
• Rebajar: Se utiliza dicho término cuando se eliminan ramos o brotaciones y se realizan terciados sobre la rama o sobre el patrón injertado con el fin de abrir espacio para el buen desarrollo del injerto, al mismo tiempo que se estimula su crecimiento.
• Terciado de rama: Se dice cuando se eliminan los dos tercios de la misma, calculado a partir de la punta hacia la base. Esta técnica se utiliza para forzar la brotación lateral de plantones, en la poda de renovación y en la poda de verano en Satsumos.
• Tirasavias: Pequeña porción de madera o tocón con brotación que se deja, de la rama a eliminar, con el propósito de ayudar a bombear savia y absorber el exceso de la misma que afluye a la rama que se queda, con lo cual se evita su posible ahogamiento.
• Tocón: Especie de muñón, resto de la rama terciada o muy rebajada de la rama a eliminar. En injertadas sirve como tutor y tirasavias. Si no va a tener esos fines, se debe eliminar.
Fuente: www.tecnicoagricola.es