Exportaciones de kiwi chileno bajan un 15% respecto al año anterior
A semanas de que termine la campaña de kiwi en Chile, las exportaciones de la fruta desde el país al exterior se encuentran entre las 155 a 160 mil toneladas. Esto es un 15% menos que en 2018, según las estimaciones entregadas por el presidente del Comité del Kiwi chileno, Carlos Cruzat.
Según Cruzat, la disminución se debe al arranque de plantaciones y a los problemas meteorológicos que afectaron a la Región de O’Higgins durante este año.
No obstante, Carlos Cruzat, aseguró a PortalFruticola.com que el balance de la campaña hasta el momento es positivo, ya que permaneció estable.
“Europa se mantuvo bastante calmada, no fue un mercado tan atractivo durante la primera etapa de la temporada. China partió muy temprano con buenas expectativas y las mantuvo”, agregó Cruzat.
En el caso de India, Cruzat explicó que comenzó con una fuerte presión durante la temporada por embarcar. “Hubo una gran demanda del producto y también de lo que se está haciendo en términos de campaña de promoción”.
Asimismo, Cruzat anunció que los productores que apostaron tempranamente a China probablemente tendrán un resultado mejor que aquellos que lo hicieron con Europa.
Volumen de exportaciones y comportamiento de mercado
El volumen de exportaciones a Lejano Oriente está, hasta el momento, en un 24%. Lo que significa un aumento de 8% respecto al año anterior.
En tanto, las exportaciones en Europa, Norteamérica y Medio Oriente disminuyeron en esta campaña con respecto a 2018, con bajas aproximadas de 20%, 17% y 20%, respectivamente.
Según Cruzat, el comportamiento que tuvo el mercado en Europa se debe a que la economía está lenta en la zona, pero también a la oferta de fruta europea. “Tuvimos que esperar el stock antes de empezar a ingresar”.
En cuanto a otras variedades, “el volumen, distintas a Hayward, llegará a cerca de 5 mil toneladas. De estas, las amarillas son 3.500”, puntualizó Cruzat.
Desafíos para futuras exportaciones
El Comité del Kiwi aseguró que la recepción de la fruta durante la campaña se mantuvo positiva. “Los socios del Comité hemos aumentado el parámetro de cosecha y eso permitió recibir una fruta de mejor sabor, mucho más agradable al consumidor”.
Los desafíos que deben enfrentar los productores ahora se enfocan en lograr homogeneidad, con mejores parámetros para obtener un mejor almacenaje.
“Los mercados piden cada vez más frutas de largo almacenaje, por lo tanto, vamos a tener que aprender en las siguientes temporadas a cosechar más rápido y en breve tiempo. Además de manejar fruta en almacenaje con un poquito menos de firmeza de lo que hacíamos antes”, agregó Cruzat.
Otro de los desafíos se enfocó en la llegada de nuevas variedades como, por ejemplo, las amarillas y las rojas. “Estas variedades sí han afectado a la industria chilena, en términos de que se han estado haciendo pruebas para conseguir algunas de ellas. Pero no han sido exitosas y ha habido que bajarlas, después de muchos años, porque no han dado rentabilidad al productor”.
Sin embargo, Cruzat explicó que este año el comité está trabajando con el Servicio Agrícola Ganadero (SAG). Esto para entregar las condiciones para la llegada de nuevas variedades en el corto plazo. “Vemos que están llegando más de 12, por lo tanto, hay un nuevo espíritu de empujar el desarrollo de las variedades en Chile”.
Finalmente, Cruzat añadió que, en términos de superficie, Chile está decreciendo. De tener casi 12 mil hectáreas hace seis años atrás, ahora bajamos a 8 mil. Pero la ventaja es que han salido hectáreas antiguas y que producían mal. “Por lo tanto, la producción no ha decaído tan fuertemente”.
A 10 años del Comité del Kiwi
La semana pasada, se cumplieron 10 años del Comité del Kiwi en Chile. En la instancia se habló de lo que están buscando hacer los productores y la importancia de pertenecer a un negocio rentable.
“El productor necesita tener rentabilidad, para poder reinvertir en su huerto e ir mejorando la productividad y calidad”, puntualizó Cruzat.
La idea es que los productores alcancen las 40 toneladas de producción.
Otra conclusión es que los productores tengan en cuenta que el kiwi no solo es un cultivo atractivo, sino que también complementario.
“Llega un momento en que se acaban las labores del kiwi y esa misma mano de obra se traspasa a la cereza. Hay un acoplamiento positivo de ambas especies”.
Cruzat manifestó que “vemos que hay una buena opción para el futuro del kiwi para aquellos agricultores que sean capaces de subirse a la nueva manera de producir, con un poco más de exigencia; van a estar en un negocio más o menos claro y confortable en los próximos años”.