Genes de fijación del nitrógeno podrían ayudar a cultivar más alimentos con menos recursos
Una investigación arrojó importantes resultados para la agricultura, sobre todo para los cultivos de maíz, soja y trigo. El estudio, realizado por un grupo de científicos, entre los que se encuentran dos de la Universidad Estatal de Washington, consistió en la transferencia de una colección de genes del nitrógeno a bacterias colonizadoras de plantas.
Lo anterior con el objetivo de que las plantas puedan extraer nitrógeno del aire y convertirlo en amoniaco; un fertilizante natural.
Ante esto, el coautor del estudio, John Peters, dijo que "hay un creciente interés en reducir la cantidad de fertilizante utilizado en la agricultura; porque es costoso, tiene impactos ambientales negativos y requiere mucha energía".
De esta manera explicó que encontrar o desarrollar otras formas de aumentar las contribuciones de la fijación biológica de nitrógeno para la producción de cultivos en todo el mundo; sería un inmenso beneficio.
Obtención de nitrógeno por parte de las legumbres
La investigación comparte un beneficio simbiótico en los cultivos de leguminosas, ya que algunas como los garbanzos y las lentejas, requieren significativamente menos fertilizantes que otros cultivos.
Lo anterior es porque desarrollaron una relación simbiótica con las bacterias que crecen dentro los tejidos de la raíz.
Son estas bacterias entonces las que convierten el gas nitrógeno en amoniaco, a través del proceso de fijación biológica.
La idea es que este proceso o relación simbiótica también pueda ser desarrollado por otros cultivos.
Reducir fertilizantes en otros cultivos
Para poder desarrollar un método sintético y estimular la simbiosis entre otras bacterias y cultivos, los investigadores trabajaron determinando los grupos de genes en las bacterias que permiten la fijación de nitrógenos para agregarlos a otras bacterias.
Al respecto, Peters expresó que la idea es reducir los fertilizantes, pero también "aumentar la producción de alimentos y ayudar a alimentar al mundo".
Añadió que "transformar la producción de alimentos para que funcione sin fertilizantes a base de nitrógeno, podría ser un gran desarrollo en los países subdesarrollados. Agregar estos microbios sería como verter kombucha en las raíces".
Finalmente, Peters concluyó de que se trata de un desafío complejo y a largo plazo. Por ello, se necesita un equipo grande con experiencia para llevarlo a cabo.
"Pero si tenemos éxito, la recompensa podría ser enorme para todo el planeta", puntualizó.
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