Abonera de montón: El compost o abono compuesto, es el resultado de la descomposición aeróbica de la mezcla de residuos orgánicos, tanto de animales como de vegetales. Es un producto que sirve para mejorar los suelos, ya que aporta nutrientes, promotores de crecimiento y microorganismos benéficos que, entre otras cosas reduce la incidencia de enfermedades y plagas que afectan a las plantas y mantiene una buena calidad del recurso suelo.
El efecto del abono orgánico es progresivo y acumulativo, poco a poco va mejorando la calidad del suelo: estructura, retención de humedad, capacidad de explorar de las raíces, cantidad de nutrientes, lo que lleva a una mejor producción.
Se debe ubicar en un sector alto, que no se inunde o con una leve pendiente para evitar encharcamientos que tenga sol y sombra, cerca de una fuente de agua y de preferencia que no interfiera con las labores agrícolas. Es deseable que el suelo del lugar que se utilice tenga buen drenaje. Se mide un sector de terreno de 1,5 x 1,5 m2 y se raspa y suelta un poco la parte superficial del suelo. La pila debe tener un ancho entre 1,5 a 2 metros y el largo que se quiera dependiendo de la cantidad de material disponible.
En el centro se coloca una estaca de unos 2 metros de largo, si la pila es larga, se coloca una estaca cada 2 metros. Se comienza la construcción de la pila alrededor de la estaca, colocando una capa de 30 centímetros de materia vegetal (rastrojos, hojas, malezas, restos de cocina, etc.) humedeciendo la inmediatamente la capa. Luego, se agrega una capa de 5 centímetros de guano la que igualmente se le aplica agua.
Sobre estas dos capas se aplican 2 centímetros de tierra de buena calidad o compost terminado con la finalidad de inocular microorganismos que realizaran el proceso. La secuencia se repite hasta alcanzar una altura de 1,5 metros mojando cada nueva capa. Se debe terminar cubriendo la pila con una capa de paja. Se debe sacar la estaca del centro para mejorar la ventilación.
Los materiales más comunes para utilizar son los rastrojos de cultivos, paja, aserrín, restos de poda, malezas, hojas y los de origen animal como el guano, orina y cama de establos.
Se debe evitar el uso de:
Para el caso de especies frutales como la frutilla blanca que son plantadas con un marco de definido la aplicación es de forma localizada en la línea de plantación al momento de realizar el establecimiento del huerto. También se pueden realizar aplicaciones post‐plantación colocando una capa alrededor de cada planta.
La dosis recomendada para frutales es de al menos 6 toneladas por hectárea equivalente a 6 kilos por metro de cuadrado, pero no hay un efecto tóxico si se aplica más. Si se aplica sobre sobre el suelo es conveniente incorporarlo mediante rastraje o con algún implemento.
Fuente: www.inia.cl
Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet determinó que la revegetación con Brachiaria brizantha mejoró significativamente las propiedades de suelos degradados.
Una nueva investigación de la Universidad de Florida muestra que los productores pueden ahorrar hasta un 67%, o hasta medio millón de galones por acre por temporada, al alternar los ciclos de riego intermitente por aspersión entre encendido y apagado, logrando el mismo rendimiento.
La pruina es una capa cerosa de aspecto blanquecino o grisáceo que se encuentra de manera natural en la superficie de muchas frutas, hojas y tallos.