Las condiciones de cultivo de las plantaciones frutales y otros cultivos a campo abierto difieren mucho de las de los cultivos en invernaderos, lo cual determina grandes diferencias en cuanto al manejo del riego y a los equipos de fertirriego. Estos cultivos no requieren el control exhaustivo y cuidadoso del fertirriego como en los cultivos bajo cubierta.
Esto se debe a que las plantas crecen sobre el suelo, y las raíces no están confinadas a un volumen reducido de agua y nutrientes. Los suelos naturales poseen una considerable CIC, lo que implica una reserva de nutrientes y una apreciable capacidad de reacción química y poder buffer.
En cuanto al régimen hídrico, los suelos naturales tienen una mayor capacidad de retención hídrica y mayor disponibilidad de agua, lo que permite a intervalos entre riegos mucho más largos. En cítricos por ej., se fertirriega una o dos veces por semana. Lo anterior, sumado al hecho de tratarse de cultivos con ciclos más prolongado o de cultivos perennes, hace que sean menos sensibles al manejo hídrico y nutricional. Por lo tanto, es suficiente el uso de sistemas de fertirriego sencillos, manuales y económicos; los cuales presentan una gran eficiencia y resultados satisfactorios en este tipo de cultivos.
Si bien una gran parte de los nutrientes pueden ser aplicado por fertilización convencional , la fertirrigación ofrece posibilidades para mejorar la nutrición de quintas frutales, ya que es el método preferido de fertilización bajo riego por goteo y con plantaciones de alta densidad, donde la distribución al voleo es más dificultosa, y los espacios para tráfico de maquinaria son menores. Además presenta un alto potencial de reducir problemas de contaminación asociados con la fertilización nitrogenada al disminuir los requerimientos totales de N y permitir una mayor flexibilidad para los momentos de aplicación, sincronizándolas mejor con los momentos de mayor demanda de las plantas.
La fertirrigación ofrece una mayor movilidad de fertilizantes N y K aumentando la capacidad de ajustar rápidamente niveles inadecuados cuando éstos se dan. En general es altamente apropiada para tratar desbalances nutricionales en situaciones especiales como viveros, plantaciones jóvenes sin producción, y etapas iniciales para el establecimiento en el lugar definitivo, en especial en quintas conducidas con alta densidad y sobre suelos arenosos, relativamente infértiles.
El cultivo a campo abierto, plantaciones frutales y/o en suelos arcillosos permite utilizar un método de dosificación de fertilizantes más simple y económico. En estos casos se aplica el método de dosificación "cuantitativa", en el cual la concentración del fertilizante va variando durante su aplicación, pero esto no es crítico ya que no se requiere una dosificación exacta y pareja. Generalmente se usan fertilizantes simples y económicos, las dosis aplicadas deben tener en cuenta el contenido de nutrientes en el suelo y la cantidad de nutrientes aportados mediante la fertilización de base.
El factor controlado por el agricultor es la cantidad total de fertilizante aplicado y no su concentración, por eso las recomendaciones se expresan en unidades de kg/ha. Los tanques no pueden ser automatizados, pero tampoco esto es imprescindible ya que los intervalos de fertirriego son mucho más espaciados. Para plantas en producción el momento de aplicación de los fertilizantes es menos importante que la cantidad total aplicada por año. El plan elegido, sin embargo, debe ser mantenido, puesto que los cambios frecuentes pueden modificar los hábitos de fructificación del árbol, por ejemplo en limoneros.
En forma general, las aplicaciones de fertilizantes a base de fósforo no necesitan fraccionarse y pueden aplicarse en una única vez al año antes de la floración en fertilización basal al suelo. La permeabilidad y la baja capacidad de intercambio (arenosos) de los suelos destinados a producción de frutales, que bajo un régimen de alta pluviosidad, tienen el riesgo de una baja eficiencia de los fertilizantes por excesiva lixiviación, principalmente para el nitrógeno y el potasio, nutrientes que se ajustan mejor al fertirriego.
La práctica recomendada es realizar al menos dos aplicaciones de fertilizantes cada año bajo condiciones normales: en otoño y a fines de primavera. En la primera aplicación se agrega una abonadura completa, todo el magnesio y el fósforo mas la mitad del nitrógeno y el potasio. En la aplicación de complemento se agrega la segunda mitad del nitrógeno y del potasio.
El cultivo a campo abierto, plantaciones frutales y/o en suelos arcillosos, permite utilizar un sistema de aplicación de fertilizantes más simple y económico con el fertirriego. En plantaciones frutales, generalmente se utiliza un tanque de fertilización "by-pass" donde se vuelca directamente el fertilizante sólido. Al operar el sistema de riego, el agua entra al tanque debido al gradiente de presión, disolviendo el fertilizante. El agua de riego sale del tanque a la tubería principal conteniendo los nutrientes disueltos. El tanque by-pass se adapta también al uso de fertilizantes líquidos y soluciones fertilizantes.
El método de dosificación cuantitativa está muy difundido en cítricos en varios lugares de producción incluido en Argentina. En Israel por ejemplo y para el potasio, la dosis varía entre 100-300 kg K2O/ha de acuerdo al diagnóstico foliar. 30% de la dosis se aplica al suelo en bandas, generalmente como KCl en Febrero. El restante 70% se aplica a través del fertirriego, dividiendo la dosis en 6-12 aplicaciones, entre Abril y Agosto. En cuanto al fósforo, se suele aplicar como abonado de fondo, y si se debe aplicar micronutrientes, se hace por medio de pulverizaciones foliares. En Argentina, lo mas común es realizar aplicaciones de nitrógeno como urea.
El control y monitoreo de la fertilización en general fertirriego se hace por medio de tensiómetros y extractores de la solución del suelo, colocados a distintas profundidades. Los extractores de suelo, o lisímetros de succión, se usan para muestrear la solución de suelo cerca de los emisores, y han probado ser útiles para evaluar la perfomance del sistema de fertirriego y del régimen de suministro de nitrógeno tal como lo experimentan las raíces en su ambiente de suelo. Es un método interactivo, ya que permite tomar acciones correctivas inmediatas tales como aumentar o disminuir el suministro de nutrientes para aumentar la productividad.
Ademas del mencionado, los análisis foliares son la herramienta mas apropiada para monitorear la nutrición de plantas adultas. Permite un control mas preciso, la detección de condiciones nutricional perjudiciales o insuficientes no sintomáticas en el suelo o en el árbol confirman la naturaleza de los síntomas visibles y puede permitir una mayor precisión en un programa de fertilización.
Esto es importante ya que bajo fertirriego pueden corregirse rápidamente situaciones anómalas o desbalanceadas. Se basan en el concepto que la nutrición de un nutriente en una parte de la planta es una indicación de la nutrición de ese elemento y que hasta cierto punto a medida que aumenta el contenido de ese nutriente en la planta aumenta el rendimiento. Igual que en los análisis de suelos si no se llevan a cabo muestreos, análisis de laboratorio e interpretaciones adecuados los análisis resultan caros y engañosos.
El método de interpretación mas difundido y que da en general resultados inequívocos se basa en el criterio de suficiencia, donde un elemento es considerado suficiente, es decir bien abastecido, si la concentración de éste en las hojas está dentro de un rango asociado a plantaciones productivas. Este rango se obtiene a partir de relevamientos realizados en plantaciones bajo cultivo en un gran número de situaciones de ambientes y años; lógicamente su productividad sea lo suficiente para considerarla óptima. Abajo se reproducen algunas tablas para citrus, viñedos y frutales de pepita y carozo. En algunos casos hay variaciones debidas a variedades, por eso se indica la siguiente tabla como orientativa.
Fuente: www.fertilizando.com
Cultivar espárragos en el huerto puede ser una tarea gratificante. Los espárragos (Asparagus officinalis) son una hortaliza perenne que puede producir durante más de 15 años si se cuida correctamente.
Se denominan sistemas de riegos al conjunto de estructuras y procesos que permiten aplicar agua al suelo, generalmente para proporcionar suficiente hidratación a un cultivo.