Por: INIA
El investigador de INIA La Platina, Eduardo Tapia, presentó en una publicación los principales resultados obtenidos en el proyecto “Desarrollo de un biopesticida, en base a hongos entomopatógenos, para biocontrol y/o manejo integrado de Lobesia botrana en vides, como una alternativa sustentable en el cambio climático”.
Después de tres años, el especialista en biotecnología junto a las investigadoras Fabiola Altimira y Nancy Vitta, además del extensionista Paulo Godoy, dieron a conocer un innovador sistema para el manejo de unas de las principales plagas que amenaza la oferta exportadora de uva de mesa en Chile.
Según explicó Eduardo, la polilla del racimo de la vid es originaria de Europa y fue detectada por primera vez en territorio nacional el 2008, en la región Metropolitana. Debido al grave daño fitosanitario que genera en los cultivos de exportación, como uva, arándano y ciruela, el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) la declaró bajo control obligatorio. Desde ese momento, el INIA con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) comenzaron a levantar información acerca de la fenología de este insecto, creando un modelo de alerta para el control de Lobesia botrana en Chile que se transformó en un eje central la estrategia de mitigación.
En la actualidad, agregó el investigador, se presentan tres grandes desafíos en el control de Lobesia botrana: reducir la intensidad del uso de agroquímicos, apuntando a la generación de una cadena de valor sustentable, además de fortalecer la inocuidad para la producción agrícola de alimentos seguros y saludables; controlarla en las áreas urbanas, donde existe un acceso restringido a las plantas infestadas en las casas, junto a su difícil control químico por la cercanía a las personas.
“Para responder a estos desafíos impulsamos un proyecto que nos permitiera obtener plaguicidas microbianos para el manejo integrado de Lobesia botrana en vides. Durante el tiempo que duró la ejecución de la iniciativa realizamos ensayos en las regiones Libertador General Bernardo O´Higgins, Valparaíso y Metropolitana, con el objetivo de validar y mejorar los resultados de eficacia de nuestro proyecto. Paralelamente, utilizamos la metodología de Grupos de Transferencia de Tecnología (GTT) para capacitar a los agricultores en torno a esta temática. Luego de tres años, los resultados de esto apuntaron a la disminución de las brechas tecnológicas, respecto al desconocimiento de controladores biológicos en base a microorganismo, para la mitigación de poblaciones de Lobesia botrana”, detalló el especialista de INIA La Platina.
Para conocer los resultados completos del estudio puede descargar la publicación aquí
Acerca de INIA
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos, en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la población, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.
Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet determinó que la revegetación con Brachiaria brizantha mejoró significativamente las propiedades de suelos degradados.
La pruina es una capa cerosa de aspecto blanquecino o grisáceo que se encuentra de manera natural en la superficie de muchas frutas, hojas y tallos.
Los paneles en agricultura agrovoltaica protegen a las vides de temperaturas extremas, reduciendo las caídas de hasta 2 °C y aumentando la supervivencia de las plantas entre un 25% y un 50%.