“Bosque subterráneo”, el método que quiere regenerar y proteger los bosques de África
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“Bosque subterráneo”, el método que quiere regenerar y proteger los bosques de África
El agrónomo australiano Tony Rinaudo ha sido premiado con el “Nobel alternativo” por demostrar a gran escala cómo las tierras áridas pueden ser sostenibles a un coste mínimo, mejorando el medio de vida de millones de personas mediante el proyecto de el "bosque subterráneo".
El agrónomo australiano Tony Rinaudo es conocido como el “forest maker“. Ha vivido y trabajado en África durante décadas, desarrollando una solución a la extrema deforestación y desertificación de la región del Sahel. Con un simple método de gestión, los agricultores regeneran y protegen la vegetación local existente, lo que ha ayudado a mejorar el medio de subsistencia de millones de personas.
Rinaudo ha sido pionero en una técnica que consiste en cultivar árboles a partir de los sistemas de raíces existentes, que a menudo están intactos y a los que Rinaudo se refiere como “bosque subterráneo”. Al elegir las plantas adecuadas, y al podarlas y protegerlas, pronto se convierten en árboles. Rinaudo se dio cuenta de que si era la gente la que había reducido el bosque a un paisaje estéril, se necesitaría que la gente lo restaurara. El cambio de actitudes ha sido clave para el éxito de su trabajo.
El método de "bosque subterráneo"
El método de regeneración natural que ejecutan los agricultores de Rinaudo, ha restaurado 50.000 km2 de tierra con más de 200 millones de árboles sólo en Níger. Tiene el potencial de restaurar las tierras secas actualmente degradadas en un área del tamaño combinado de la India. Lo que Rinaudo ha creado es mucho más que una técnica agrícola, ha inspirado un movimiento campesino que arrebata tierras en la región del Sahel.
Tony Rinaudo nació el 19 de enero de 1957 en Australia. Creció en la región agrícola del valle de Ovens, en el norte de Victoria. Desde muy joven se sintió preocupado por las prácticas agrícolas destructivas en su región. “En ese momento, usaban aviones para fumigar la cosecha“, recuerda.
Estudió ciencias agrícolas en la Universidad de Nueva Inglaterra en Armidale. Después de graduarse en Ciencias Rurales, se unió a la organización misionera “Serving in Mission”, y en 1981 se trasladó a Níger con la esperanza de utilizar sus conocimientos para mejorar la vida de la gente.
Rinaudo se concentró en ayudar a la población rural a plantar árboles. Organizó un vivero de árboles y trabajó con las comunidades para plantar y proteger las plántulas. Pero las tasas de éxito eran bajas. Apenas el 10 % de las plántulas sobrevivieron a las tormentas de calor y polvo; y las que sobrevivieron se las comieron las cabras o taladas por la gente para obtener leña.
Bosque subterráneo
En 1983, cuando se detuvo al borde de la carretera en su camino entre pueblos rurales, Rinaudo se dio cuenta de que cambiaría radicalmente su enfoque. Recuerda cómo le llamó la atención uno de los pequeños ‘arbustos’ que crecían en el campo: “Yo había ‘visto’ estos arbustos muchas veces antes, pero nunca me había parado a estudiarlos. Me acerqué para echar un vistazo más de cerca.” Rinaudo detectó que el “arbusto” era en realidad un árbol que había sido talado y que estaba brotando de nuevo del tocón. Había millones de esos arbustos, que los agricultores cortaban o quemaban rutinariamente para preparar los cultivos. Sus sistemas radiculares estaban intactos, pero escondidos en el suelo. Con el cuidado apropiado, se dio cuenta de que los árboles que había estado tratando de plantar tan desesperadamente podrían crecer naturalmente de este “bosque subterráneo”.
“Al ‘descubrir’ este bosque subterráneo”, recuerda Rinaudo, “el objetivo era claro. La reforestación ya no era una cuestión de contar con la tecnología adecuada o con el presupuesto, el personal o el tiempo suficientes. Ni siquiera se trataba de luchar contra el desierto del Sahara, o las cabras o la sequía. La batalla consistía ahora en desafiar creencias, actitudes y prácticas profundamente arraigadas y en convencer a la gente de que lo mejor para ellos sería permitir que al menos algunos de estos ‘arbustos’ volvieran a ser árboles”. Se dio cuenta de que si era la gente la que había reducido el bosque a un paisaje estéril, se necesitaría que la gente lo restaurara, y que las creencias, actitudes y prácticas falsas tendrían que ser desafiadas con la verdad; el amor y la perseverancia.
Regeneración natural gestionada por los agricultores.
A partir de esta idea, Rinaudo desarrolló el concepto de regeneración natural manejada por los agricultores (FMNR); un conjunto muy simple de acciones que los agricultores pueden tomar para regenerar sus tierras. En primer lugar, los agricultores estudian sus tierras y eligen entre las especies locales existentes las más adecuadas para regenerarse. En segundo lugar, los agricultores seleccionan algunos tallos que desean cultivar, mientras cortan el resto para utilizarlo, por ejemplo, como forraje o mantillo. Luego, los tallos seleccionados se podan hasta la mitad del tronco.
En 1983, Rinaudo comenzó a experimentar su método con 10 agricultores. Durante la grave hambruna de 1984, Serving in Mission introdujo un programa de alimentos por trabajo que introdujo a unas 70.000 personas a la regeneración natural gestionada por los agricultores y aplicó su práctica en unas 12.500 hectáreas de tierras de cultivo. De 1985 a 1999, el proyecto continuó promoviendo el método a nivel local y nacional, ya que Rinaudo organizó visitas de intercambio y jornadas de capacitación para varias ONG, silvicultores gubernamentales, voluntarios del Cuerpo de Paz; así como para grupos de agricultores y de la sociedad civil.
La regeneración natural gestionada por los agricultores se convirtió en un enorme éxito en Níger, gracias a su simplicidad cinco millones de hectáreas de tierra con más de 200 millones de árboles han sido restauradas con este método; y dos millones y medio de personas se han beneficiado de un mejor uso de la tierra. Al menos 22 países africanos ya están utilizando el método.
Fuente: ecoinventos.com