Propagación del aguacate: De entre las frutas tropicales que se cultivan en España, una de las más extendidas y que está experimentando un gran auge en los últimos tiempos es el aguacate. Los viveros que se dedican a la propagación y comercialización de la planta del aguacate están ubicados en su mayoría en Andalucía.
Actualmente, España cuenta con más de 15.000 hectáreas dedicadas al cultivo del aguacate, la mitad de las cuales se encuentran en Málaga. Sin embargo, su cultivo se está extendiendo a otras regiones de España donde la disponibilidad de agua está asegurada, ya que la producción de la planta del aguacate tiene una demanda hídrica muy alta. Por eso, su producción también se concentra en regiones como Huelva, Cádiz, Valencia, Alicante y también en Portugal.
En la propagación de la planta de aguacate debemos diferenciar entre portainjertos (patrón) y variedad.
En el primer caso, para la selección de portainjertos es importante tener en cuenta las siguientes características:
Un aspecto de vital importancia en la propagación de la planta del aguacate es la higiene. Para ello, se debe asegurar la procedencia de las semillas (además de proceder a desinfectarlas una vez lleguen al vivero) y el material vegetal para los injertos. En este punto es importante utilizar sustratos de calidad que aseguren unas buenas prácticas de sanidad vegetal.
En esta técnica es importante contar con semillas de calidad procedentes de proveedores reconocidos para asegurar la pureza varietal y que las semillas se encuentran libres de patógenos. Una vez seleccionadas, se procede a su desinfección por medio de un tratamiento por choque térmico y una posterior sumersión en una solución de hipoclorito sódico.
En otoño, las semillas se clasifican y se procede a su encamado. Posteriormente, se realiza la siembra en el contenedor definitivo con un sustrato de alta porosidad.
Una vez desarrollada la plántula, se procede a la recolección de material vegetal (púas) y se realiza el injerto de empalme, normalmente entre los meses de mayo y agosto.
Una vez realizado el injerto, se comienza con el cuidado de los plantones para que la planta se desarrolle correctamente.
Está técnica de propagación se utiliza cuando se quiere reproducir patrones que presentan características especiales y deseables. Por ejemplo, tolerancia a hongos de suelo, salinidad, carbonatos, productividad, entre otras.
La reproducción por semillas no transmite fielmente las características de la planta madre, mientras que la reproducción vegetativa sí asegura el mantenimiento de las características genéticas. Además, esta técnica permite conseguir plantaciones más homogéneas, pues el comportamiento de las plantas es más uniforme, facilitando así las labores de cultivo (podas, tratamientos, riegos, fertilización, etc).
En primer lugar, se procede a la selección de semillas con gran diámetro, sanas y con muchas reservas (semilla nodriza), y posteriormente, se realiza su desinfección mediante choque térmico.
En segundo lugar, y en función del estado de germinación y salud de la semilla, se realiza una nueva selección para proceder a su siembra en bolsa de cultivo. Cuando la semilla brota y alcanza el tamaño adecuado, se procede al injerto mediante hendidura simple de las semillas nodrizas en patrón clonal.
Tras el establecimiento de este injerto, comienza la recolección de material vegetal (púas) para la injertada mediante hendidura simple en variedad frutal. Para ello, se utilizan gomas flexibles y fotodegradables que evitan el estrangulamiento de la planta.
Finalizado el proceso se realizan los cuidados pertinentes de las plantas, mediante el entutorado de las mismas con cañas de bambú, la realización de podas de formación, cuidados fitosanitarios, fertirrigación, etc.
Fuente: www.projar.es
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