El raleo de frutos es una de las labores más importantes del manejo de huertos para muchas especies frutales, ya que determina la productividad del huerto, el calibre de la fruta y, en algunos casos como el manzano, previene el añerismo.
Esta labor representa, además, una proporción importante de los costos totales de manejo. También existe un costo encubierto, representado por la disminución de calibre final de la fruta, producto del menor efecto de la labor al ser realizada tarde, normalmente en forma manual.
El exceso de fructificación es un fenómeno muy frecuente en árboles frutales, especialmente en Chile, donde por lo general no existen accidentes climáticos que limiten la floración, la cuaja de frutos y el posterior desarrollo de éstos.
Hay especies frutales que, salvo excepciones, en estado adulto fructifican todos los años en cantidad superior a aquella que es capaz de soportar el árbol o aquélla que permite obtener suficiente calidad. Entre éstas se encuentra el duraznero y algunas variedades de manzano. En otras especies, el exceso de fructificación ocurre año por medio, de manera alterada con otro en que hay una baja fructificación; esto ocurre en numerosas variedades de manzano.
El exceso de fructificación, o de carga como habitualmente se le denomina, produce una serie de dificultades, las que normalmente se traducen en cuantiosas pérdidas económicas. Entre los problemas derivados de una carga excesiva en los árboles, se puede mencionar él quiebre o desgaje de ramas, un tamaño insuficiente en la fruta, un tamaño insuficiente en la fruta, un retraso en la coloración y maduración de la misma y una menor o nula producción en el año siguiente.
También ocurre una disminución en el crecimiento vegetativo, que ocurre como resultado de la competencia que la fruta ejerce sobre los brotes por el uso de carbohidratos y elementos minerales. Los inconvenientes del exceso de fructificación se pueden eliminar o atenuar en gran medida con raleo de frutos.
La operación consiste en remover el exceso de flores o frutos en estado inicial de desarrollo en árboles demasiados cargados, dejando un número suficiente para obtener un rendimiento aceptable, con fruta uniforme, de buen tamaño y calidad. Con esto se trata de que la disminución en el número de frutos sea compensado con el aumento del tamaño y el mejoramiento de la calidad de los mismos, disminuyendo de paso el quiebre de ramas y la producción alternada.
En el caso del manzano, el raleo se debe realizar dentro de los 40 días siguientes a plena floración, si se quiere obtener una buena floración al año siguiente. Para variedades de duraznero propensas a la partidura de frutos, el raleo debe retardarse hasta después del período de endurecimiento de éste, ya que en estos casos, mientras más temprano se realice el manejo, mayor es el problema de partidura. Existen variedades en que la época más recomendada es al inicio del endurecimiento del carozo. Para variedades de maduración temprana, es recomendado adelantarse a este estado.
En general, existe un sinnúmero de ventajas al realizar el raleo en árboles frutales, sin embargo, existen ciertas épocas de realizar este manejo, además de existir diferentes formas o modos de realizarlo, como es el caso del raleo manual, mecánico y químico. También existen algunas recomendaciones que se deben tomar en cuenta, dependiendo del tipo, variedad y condiciones agroclimáticas, entre otras, las que influyen en el buen desarrollo del raleo.
La finalidad de realizar la operación del raleo, es ajustar una adecuada relación entre la cantidad de hojas disponibles y el número de frutos. Se estima como óptima una relación de 20 a 40 hojas por fruto. En esta relación, se contabilizan no sólo las hojas adyacentes a cada fruto, sino el total de la ramilla, e incluso las de brotes vecinos sin fruta, siempre que estén ubicados por sobre él mismo en la rama.
Las cifras se refieren a fruta que llegue a madurez y al momento de ralear se debe bajar proporcionalmente a la caída de fruta que se espera desde el raleo en adelante, además del número de hojas que se presume aparecerán después. En general, al momento de realizar la operación, se considera la mitad del número de hojas por fruto.
Existe un mayor efecto en cuanto a aumentar el tamaño de la fruta y disminuir el añerismo al realizar una operación temprana de raleo. No obstante, al mismo tiempo aumentan los riesgos de que el número de frutos sea insuficiente, como consecuencia de ciertos accidentes climáticos, tales como granizo, heladas y vientos, entre otras. Esto puede ocasionar una pérdida adicional de frutos, lo que no sería conveniente en términos económicos.
Un factor extra a considerar es la caída natural de fruta, presente en muchos árboles. Esta caída de fruto ocurre pocos días después de la cuaja. Además existe una segunda caída, la que ocurre unas semanas después, en donde el fruto tiene un diámetro aproximado de 1 a 3 cm. En especie y variedades muy expuestas a la caída de fruto, se recomienda realizar un raleo con posterioridad a la caída.
Hay ciertos huertos en donde la producción alternada es un problema, y debido a esteo, se recomienda efectuar raleo antes del período de inducción floral, el cual ocurre aproximadamente a mediados de primavera en pomáceas y a fines de primavera en frutales de carozo. Cuando ocurre un accidente natural o de manejo, como es el caso de heladas, granizos, aplicación errónea de algún químico, que pueda causar la caída de fruto, se debe dejar pasar suficiente tiempo para que estos efectos se manifiesten completamente, antes de realizar raleo.
Existen otros factores que se deben considerar antes de realizar un raleo, y así lograr los resultados esperados con esta operación. Alguno de los factores son:
Existen algunas diferencias en el tamaño del fruto entre las especies y entre las variedades. Con relación a esto, en algunos casos, raleo debe ser realizado en una época más temprana o tardía. Además se debe dejar un mayor o menor espacio entre los frutos.
En árboles con poco vigor necesitan de un raleo más severo y con una mayor frecuencia, en comparación con los árboles que poseen un mayor vigor. Esto se debe a que los árboles que poseen un bajo vigor, desarrollan una fruta que no se compara con la de los árboles que contemplan un mayor vigor.
Cuando el árbol, en su conjunto, está moderadamente sobrecargado, puede ser conveniente realizar un raleo. Esto es importante cuando la fruta tiende a agruparse en racimos, en donde la función o el objetivo del raleo, es distribuirla en forma regular.
Otro factor importante a considerar, es cuando algunas ramas o porción del árbol posee una carga marcada o excesiva, ya que estos árboles no desarrollarán una fruta de buena calidad o presentación, en comparación con un árbol que posee una carga uniforme. En este caso, es recomendable proceder al raleo. No es necesario realizar el raleo solamente cuando el árbol se encuentra con una sobrecarga, sino también es recomendable, cuando una parte o segmento de éste, se encuentre con una excesiva carga de fruta.
Desde el punto de vista de la fertilidad o de la reserva de humedad, un suelo puede ser pobre, en donde la carencia de éstos, puede retardar el desarrollo del fruto y como consecuencia, la obtención de fruto de menor tamaño. Debido a esto, acompañado de un programa de mejoramiento de suelo, es conveniente realizar un raleo aún cuando la carga no sea más que moderada.
En árboles viejos, muchas veces es necesario realizar un raleo, con el objetivo de que la fruta alcance un mayor tamaño, ya que estos árboles se caracterizan, en su mayoría, por poseer una fruta de un tamaño reducido.
Una de las razones principales por las cuales se realiza el raleo, es el beneficio que se logra en el tamaño de la fruta, lo que ocurre en mayor grado mientras más temprano se lleve a cabo, debido a la reducción en la competencia en el período de división celular.
Desde el desarrollo de la flor, se comienza a fijar el potencial de tamaño del fruto, por lo tanto un fruto que cuente con un tamaño grande en sus inicios, también en la madurez contará con esta característica. En el caso de un fruto con un tamaño reducido en su inicio, mantendrá esta condición.
Dada la importancia que tiene el tamaño del fruto, la eliminación de los frutos que cuenten con un tamaño reducido, mejorará el calibre de los otros frutos que se mantendrán en el árbol. Esto se debe a que se disminuye la competencia, aumentando el desarrollo de los frutos que persisten en el árbol.
La estimulación de la iniciación floral del año siguiente, también es un efecto a considerar, debido a que ésta se encuentra gobernada por el balance entre la superficie foliar del dardo y las semillas del fruto, ya que las hojas que proveen de carbohidratos, favorecen la formación de flores en los dardos. En este caso, el raleo elimina algunos embriones jóvenes, los que producirían inhibidores de la floración. El raleo también mejora la calidad, tanto en apariencia del fruto, como en el gusto de éste.
El mejoramiento del color en la fruta, también se ve beneficiado por el raleo. Esto es de suma importancia al momento de comercializar la fruta, dado que existen ciertas normas y exigencias en el mercado. Lo esencial del raleo, es buscar un aumento en el calibre del fruto y la formación de yemas, pero a su vez se pueden obtener un sinnúmero de otros beneficios, tales como; un mejor color, un mayor contenido de azúcar, un mejor control sanitario, y muchos otros beneficios.
Otro factor que se debe considerar es la rotura de árboles, que a menudo es un aspecto que se descuida, y por esto, una sobrecarga de fruta en el árbol puede traer graves consecuencias.
Existen ciertos métodos que se utilizan para el raleo, los cuales pueden o no depender de la situación del huerto.
Este tipo de raleo, en términos generales, consiste simplemente en el derribe de las flores o frutos con las manos. Antiguamente los frutos se raleaban a una distancia predeterminada, pero en la actualidad se ha podido observar que el raleo es mejor realizarlo por tamaño.
Éste consiste en el derribo de frutos pequeños o débiles, independientemente del espacio comprendido entre los que quedan, aunque con las mismas consideraciones generales dadas para la intensidad del raleo deseado.
Sin embargo, si se realiza un raleo por tamaño se debe tener un cuidado especial para no dejar frutos juntos, de forma que no se compriman entre ellos o contra las ramas. Es de real importancia tener estos cuidados con especies y variedades que posean un fruto grande y, además de un pedúnculo corto o pequeño.
Para poder determinar la intensidad del raleo manual, se debe estimar la producción en kilogramos que se espera obtener del árbol, de acuerdo a su tamaño, vigor y productividad en años anteriores. Posteriormente, se calcula el número de frutos de un buen calibre que conforman un kilogramo a la cosecha, y de acuerdo con estos antecedentes, se podrá obtener el número de frutos que es necesario dejar en los árboles.
Es recomendable agregar un cierto porcentaje de error a la cifra obtenida, dado que puedan haber ciertas pérdidas, tanto por plagas o accidentes naturales. Esta metodología es aplicable solo después de ocurrida la caída natural de frutos.
Cuando los frutos se presentan agrupados en sectores, el raleo se debe basar en el número total de hojas que abastece a cada sector, y así dejando fruta agrupada en una cantidad proporcional. En el caso del manzano, más que la distancia entre los frutos, se prefiere dejar entre uno a dos frutos por dardo o ramillete floral, de acuerdo con la cantidad total de ramilletes presentes en el árbol. Para especies o variedades sensibles al golpe de sol, se recomienda extraer los frutos que se encuentren en una mayor exposición.
En árboles que posean una baja fructificación, se recomienda prescindir del raleo, aún cuando la distribución de los frutos en el árbol, sea muy desigual.
Este tipo de raleo puede ser realizado de diversas formas;
El raleo químico se realiza en árboles en donde se espera una gran fructificación, este se desarrolla mediante la aspersión de un producto químico. Las respuestas al raleo químico son variables, es por esto que es recomendable realizar ciertas pruebas o ensayos con algunos árboles, antes de realizar la aplicación generalizada en el huerto. Estos ensayos se deben realizar, como mínimo, en un período de tiempo de un año, se debe considerar las dosis y fechas de aplicación. Todo esto acompañado de los diversos factores que se deben considerar para realizar un raleo.
Existen ciertas ventajas que posee el raleo químico, en comparación con un raleo manual o mecánico, las cuales son:
El raleo químico también tiene ciertas desventajas, si se compara con el raleo manual o mecánico;
Sin lugar a dudas, el raleo de los frutos en manzano, es la labor que determina la rentabilidad del huerto; por un lado se obtiene el tamaño del fruto, exigencia necesaria y fundamental para el precio del producto; y por otro, tanto o más importante que lo anterior, se refiere al volumen de producción a extraer por unidad de superficie; éste, no es valorado en forma adecuada, pues generalmente se prioriza en la obtención del tamaño del fruto, dejando en segundo plano la productividad del huerto.
Esta situación no parece sustentable en el tiempo, ya que el creciente interés que gozan algunas variedades pueden en un futuro no muy lejano, experimentar notables disminuciones de sus retornos.
Para obtener los beneficios buscados, el raleo debe efectuarse lo antes posible, ya que de esta forma se logra un mayor tamaño de la fruta y un mayor control del añerismo. Lo más importante es que esto trae como resultado un aumento en la productividad de los árboles, ya que es posible dejar mayor cantidad de fruta que alcanzará un tamaño adecuado para su comercialización.
Esta relación existente entre la intensidad de carga frutal con el tamaño de fruta a cosecha y, con la productividad del árbol, aunque es alta y específica para cada combinación de variedad – portainjerto no ha sido utilizado en forma práctica, pues no se ha contado con estándares de carga frutal para las diferentes variedades y zonas de cultivo.
Esto se complica aún más, pues algunas variedades como Gala presentan no sólo una respuesta a la carga frutal que llega a cosecha, sino que es muy importante la carga que queda posterior al raleo, que puede ser manual, mecánico o químico. En el último caso, se toma en cuenta un repase manual.
Con respecto al añerismo y su control mediante un raleo temprano, en algunas variedades como el caso de Delicious tipo "Spur" es de una importancia fundamental, pues se estima que el raleo debe concluir antes de 20 días después de flor para lograr inducción floral para el año siguiente, a diferencia de otras variedades en las cuales este período se considera hasta 60 días después de flor.
Para otras variedades como Fuji, que también presenta esta tendencia, se han evaluado con éxito productos raleadores que incrementan por sí solos la inducción floral, como el Ethephon.
Sin duda que este es uno de los factores más importantes a considerar en el raleo de manzanas, no solo para obtener un buen tamaño de frutos, sino además por la consecuencia que tiene la fruta sobre la inducción floral para la temporada siguiente.
Respecto al efecto sobre el tamaño del fruto, éste es mayor mientras más temprano se realice la labor, lo que resulta particularmente importante en variedades como Gala, donde el tamaño del fruto es tanto o más dependiente de la carga frutal temprana, que aquella que permanece hasta la cosecha después del repase manual.
Otras variedades de mayor productividad como Delicious no "Spur", Granny Smith y Braeburn, aparentemente se ven más afectadas con la carga frutal final y/o que llega a la cosecha, y no tanto con la carga frutal obtenida luego del raleo.
El efecto de la época, se puede apreciar en aquellos árboles que quedan con baja carga frutal desde sus inicios, los que sólo necesitarán de raleos muy suaves para alcanzar frutas de buen calibre.
Esta decisión puede ser fundamental, pues la mayoría de las veces el repaso del raleo termina siendo más perjudicial que el haber dejado toda la fruta en el árbol, porque la cantidad eliminada, especialmente en aquellos árboles que necesitaban un raleo suave, afecta en mayor proporción la producción y no tanto el tamaño del fruto.
Con respecto a las producciones alternadas, como la variedad Fuji, aún los raleos muy intensos y tempranos, resultan completamente ineficaces para regular la producción alternada. Este hecho indica que en este tipo de variedades debe aún determinarse el verdadero efecto de la carga frutal, pues parece existir una interacción bastante fuerte con la poda, lo que significa que probablemente es esta la labor que se debe revisar.
Los frutales de pepita, requieren la cosecha por "floreo", práctica realizada con el convencimiento de aquella fruta que permanece en el árbol, mejora su calibre producto de la menor competencia que significaría la eliminación de parte de ella.
Se ha podido observar que a mayor cantidad de fruto o mayor carga frutal, es menor el tamaño del fruto y una mayor producción. Sin embargo, lo que se desconoce es la medida en que cada uno de éstos se ve afectado. Con respecto a esto, es necesario tener en cuenta que por ser un sistema dinámico, se deben considerar otros factores, los que influirán en uno u otro sentido.
El componente que más se modifica al cambiar la intensidad de raleo, es la producción y no tanto el tamaño del fruto. Este último, resulta válido cuando se trata con variedades potencialmente grandes, como es el caso de Braeburn, Fuji o Jonagold, en donde se pueden aumentar sustancialmente la producción con pequeñas disminuciones en el calibre, especialmente al realizar raleos muy tempranos y efectivos, es decir, en la época de floración.
Existen casos en que los árboles podrían encontrarse subutilizados al tener frutas de mucho calibre, o tener un gran desarrollo vegetativo. En estos casos se pudo haber adecuado las prácticas de raleo y las de poda, aumentando sustancialmente la producción del árbol.
Lo que determina la decisión de tener una mayor producción con un menor tamaño de frutos, es la diferencia de precios que existe para frutos de diferente tamaño. Existen algunas estimaciones basadas en datos experimentales indicando que ésta debiera ser muy grande para justificar los raleos intensos, siendo mejor tener un menor tamaño medio de frutos, pero mayor producción.
Esta última situación tendrá una menor proporción de calibre grande, pero probablemente un igual número de frutos de igual calibre, dada la mayor producción.
Con relación al fruto, se debe estandarizar la expresión del tamaño, debiendo, desecharse totalmente la expresión sobre la base del calibre. En su reemplazo se debe usar la expresión de tamaño basándose en el peso del fruto o diámetro de éste, aprovechando la conexión existente entre ambas variables. Estas relaciones, se pueden obtener en forma gráfica o matemática, en este último caso basándose en regresiones.
Al recurrir a éstas, debe tenerse en cuenta que para cada variedad existe una relación específica. En todo caso, cualquiera de estas relaciones puede ser mejorada si se incluye una mayor cantidad de medidas del fruto, como en el caso del largo.
La importancia que tiene el tamaño potencial del fruto de una determinada variedad, debe tenerse en cuenta que es clave para obtener alta productividad. La primera razón de esto es porque la exigencia de tamaño en el mercado de destino es dependiente de la variedad, lo que significa que si se requiere un tamaño de fruto pequeño, como es el caso del cultivar Gala, se puede obtener una mayor producción sin importar tanto el tamaño.
Ante una exigencia de tamaño, una variedad cuyo fruto es naturalmente grande podrá cargar mayor cantidad de fruta, y por ende lograr mayor productividad que una variedad de fruto pequeño pero menos cargada. Como ejemplo, se puede comparar la variedad Braeburn y Gala.
Si la exigencia de tamaño de fruto es alta, como es el caso de la variedad Fuji, la productividad será limitada, lo que deberá cuantificarse antes de proyectar un resultado económico.
En el manzano, se ha aplicado tradicionalmente el raleo químico de frutos, aprovechando la diferencia que existe en el desarrollo de diferentes flores del ramillete floral. Básicamente han existido dos enfoques:
Actualmente la estrategia relativamente estandarizada, es la aplicación de Selinon, seguido de Carbaryl, aunque existen algunos problemas que serían derivados de la aplicación de éste, provocando russet, disminución del número de semillas y también una disminución en el tamaño del fruto.
Se debe destacar que el criterio basado en el tamaño del fruto, se encuentra obsoleto en algunas áreas de cultivo, considerando que en la actualidad existe un período de sensibilidad dentro del cual, se recomienda realizar aplicaciones de reguladores, basándose en las condiciones ambientales.
Existe otro elemento que ratifica la necesidad de realizar la labor de raleo químico, sobre todo en Chile, debido a que productos tradicionalmente utilizados como raleadores de post-floración, como es el caso de Carbaryl, ha demostrado que en aplicaciones tempranas, como es el período de floración, tiene una mayor actividad raleadora, la que resulta más apropiada a las condiciones.
En el caso del NAA, ha demostrado que en la aplicación temprana, como es el período posterior a la caída de pétalos, también tiene una mayor actividad raleadora.
Al ralear tempranamente, como es el caso de la floración, con cualquiera de estos productos, presenta la gran ventaja de minimizar los problemas de añerismo del árbol, y maximizar el tamaño del fruto y la productividad.
Debido a esto, se ha dado la necesidad de adecuar las prácticas de raleo químico actualmente en el uso en aquellas variedades como es el caso de Granny Smith y Delicious del tipo "Spur" y, con mayor necesidad, en variedades como Gala, Braeburn y Fuji en las que los intentos de raleo realizados, han resultado efectivos sólo parcialmente en algunos casos. El raleo de frutos de manzano puede hacerse manual o químico, siendo esta última alternativa de menor costo y rapidez.
Existen numerosos productos con propiedades raleadoras de frutos, tales como; Dinitro orto cresol (DNOC), ácido naftalén acético (NAA), Naftalén acetamida (NAAm), Carbaryl y Ethephon que es un regulador de crecimiento, entre otros.
Los productos caústicos han sido evaluados tradicionalmente para el raleo químico de manzanos, aprovechando la diferencia que existe en el desarrollo de las diferentes flores del ramillete floral, básicamente dirigido a las flores laterales del ramillete.
Principal raleador de flores que actúa quemando partes florales, especialmente el polen depositado en el estigma. Es por esta razón que se aplica cuando un porcentaje de flores se encuentra fertilizada o sin abrir.
Existen ciertas limitantes en estos productos, y lo más importante que se les ha podido observar son:
Los factores que influencian el efecto de este raleador, así como otros de post-floración, están relacionados con; factores climáticos que influyen en la absorción del producto, vigor del árbol, y actividad fotosintética del mismo. En general, se considera que existiendo condiciones favorables para la cuaja, el árbol será más difícil de ralear.
Existen ciertos factores que influyen en la aplicación, como es el caso de la temperatura esperada en los cinco días siguientes a la aplicación. Un ejemplo claro es si se considera que si la temperatura no supera los 21 °C, el producto causará un bajo raleo y además frutos pequeños y sin semilla.
El producto se ha catalogado como un raleador moderado a suave, lo que es considerado para variedades Granny Smith o Braeburn, esto se debe a que se aprecia una marcada respuesta varietal a él. Carbaryl, bajo algunas condiciones, disminuye el número de semillas de los frutos, especialmente en las variedades rojas tipo Spur, no obstante éstos llegan a crecer y madurar normalmente, tal vez con un tamaño menor.
En el período de mayor actividad, el cual corresponde al período de la caída de pétalos, se presenta el mayor grado erróneo del producto. Esto se puede apreciar en que la respuesta al raleo, no necesariamente tiene relación con la concentración usada, y si ésta existe, ocurre en los períodos sensibles.
Generalmente, la mayoría de las aplicaciones se recomiendan entre 10 y 25 días después de plena flor, sin embargo existe evidencia que es más activo en estado menos avanzado de desarrollo, entre botón rosado y caída de pétalos.
Este producto es recomendado para ciertas variedades, tales como; Gala, Fuji y Braebum. Cuando el producto es aplicado tempranamente, como es el caso de la caída de pétalos, afecta el número de semillas.
La mayor acción del producto ocurre en estados tempranos de aplicación, tan temprano como botón rosado. También se aprecia que el efecto decae rápidamente al alejarse de la floración, notándose 10 días después. En comparación al Carbaryl, el NAA tiene un efecto más poderoso, sobre todo si es aplicado en flor.
El producto presenta una tendencia muy fuerte a inducir la presencia de frutos pigmeos, lo que depende fuertemente de la época de aplicación, además de la tendencia varietal a presentarse. Mientras más cerca de la floración, menor presencia de frutos pigmeos, lo que se incrementa hasta alrededor de 20 a 25 días después de plena flor.
Con respecto de las variedades, Fuji aparece como altamente sensible, seguida por Delicious tipo "Spur" y Braeburn. Gala parece no presentar esta tendencia.
Tiene un efecto desde botón rosado hasta 40 días después de flor. Este producto tiene la ventaja de reducir el crecimiento vegetativo y aumentar la inducción floral, a través de una reducción del nivel de Giberelinas en el árbol. Se considera para variedades con tendencia al añerismo como Braeburn y Fuji. Por otro lado para variedades alargadas, como en aquellas del grupo Delicious, no podría ser aplicado ya que reduciría la relación largo/diámetro, incluso con aplicaciones hasta 40 días después de plena flor.
Se ha observado que en la mayoría de las especies frutales las producciones en años consecutivos no son regulares. En el manzano, así como en otras especies, ocurre una oscilación anual de las cantidades de fruta cosechada, esto quiere decir que a un año de gran producción le precede un año de baja producción, lo que se conoce como alternancia de la producción o añerismo.
Las medidas de manejo en la fruticultura deben tener como objetivo final promover una abundante fructificación, pero regular en el tiempo. Es por eso que existen diversas medidas de manejo que influyen sobre el añerismo, tales como; la fertilización, el riego, los patrones, el anillado y otros, pero la medida más conocida, efectiva y económica que se conoce para disminuir la alternancia en la producción, es el raleo y sobre todo el método que se realiza con químicos.
Es importante mencionar que a pesar del empleo de raleadores químicos, suelen presentarse problemas de añerismo debido a que el raleo no es cien por ciento efectivo en algunas variedades de manzano. Los criterios de aplicación no son los acertados o pueden presentarse condiciones climáticas adversas, como es el caso de heladas tardías o períodos de lluvias durante la floración, induciendo a una importante oscilación de la producción de un año a otro. Producción de manzana en la variedad Boskoop, realizando distintos tipos de raleo en el período de floración.
Normalmente, el duraznero carga más fruta de la necesaria para una adecuada producción comercial e incluso en temporadas con problemas climáticos que disminuyen la cuaja, o para variedades de menor capacidad productiva, se requiere ralear para distribuir la carga dentro del árbol y, aún, dentro de cada ramilla. Solo de esta forma se logra tener buena cosecha.
En Chile, la labor de raleo se realiza en forma manual, sobre todo en los huertos comerciales, esto se debe a que se asegura un resultado acorde con las exigencias de los mercados extranjeros. Sin embargo, durante mucho tiempo se han buscado otras alternativas, como es el caso del raleo mecánico y el raleo químico.
El duraznero tiene ciertas ventajas al momento de realizar un raleo, pero se tiene que tener ciertos factores en consideración, los cuales no son muy distintos a otras especies frutales.
Existen ciertas épocas en que se pueden realizar los trabajos de raleo, y para poder obtener un buen resultado, se han realizado ciertas aplicaciones en durazneros, dependiendo del estado en que se encuentra el árbol. Esto quiere decir, que hay una serie de posibilidades con relación a la época, como es el caso de comienzo de floración, plena flor y muchos otros estados.
Otro factor importante, es la intensidad con que se realiza el raleo, ya que esto influirá en los resultados posteriores.
Hay ciertos métodos con que se puede realizar raleo, tales como el manual, mecánico o químico. Cada método, al aplicarse, arroja diferentes resultados, y es por eso, que la elección del método a utilizar debe ser estudiada de la mano con todos los factores que rodean un buen manejo del huerto.
El duraznero presenta una curva de crecimiento doble sigmoidea, dividida en tres fases;
La primera fase se caracteriza por el aumento del número de células que forman la pulpa del fruto, mientras que la segunda fase o período intermedio, no existe un desarrollo significativo de la pulpa, pero sí se forma el fruto y, además, finaliza el proceso de desarrollo del embrión. La tercera fase se caracteriza por la elongación celular que determinará el tamaño final del fruto.
Con relación a la duración de las fases, la primera y tercera fase tienen una duración similar en ciertas variedades. En cambio, la segunda fase, en cultivares de una maduración tardía puede durar un par de semanas, mientras que en los cultivares precoces puede durar solo unos pocos días. Generalmente, raleo se realiza durante el crecimiento del fruto, en donde el tamaño de los frutos hace más fácil la operación. Se logra un buen desarrollo y calidad del fruto cuando se realiza en variedades de estación media y tardía.
La incidencia de la partidura del fruto aumenta si el raleo se adelanta unos días, antes de que comience el desarrollo del fruto. Esto se debe, a que recién se comienza a producir el sellado de las valvas que encierran la semilla.
Debido al abrupto crecimiento de la pulpa, inducido por la descarga de una parte importante de la fruta, altera el ritmo de crecimiento de los tejidos; las mitades del carozo tienden a separarse y no se produce el sellado, quedando un fruto deforme que al momento de la cosecha, se puede observar una abertura en la cavidad pedicelar.
El período de susceptibilidad a la partidura del fruto va desde unos pocos días antes del inicio del crecimiento del fruto, hasta unos pocos días después de comenzado.
Si se adelanta la fecha del raleo, no afectaría el fenómeno de partidura, y esto radica en el pequeño tamaño de los frutos, que hace difícil distinguir entre los que se deben conservar en el árbol y los que se deben eliminar
En el caso de las variedades de media estación y tardías, hay un período claramente establecido para realizar raleo, el cual debe comenzar unos cinco días después del inicio del endurecimiento del fruto y terminar antes de que finalice el desarrollo del fruto.
Para el caso de las variedades tempranas, el período de la segunda fase es demasiado corto para realizar raleo. Sin embargo, el efecto sobre el calibre de la fruta, es menor que en variedades más tardías, debido a que son más pequeños y, no es suficiente conque no haya competencia en la última fase.
En variedades tempranas, una parte importante del raleo de la fruta se hace con una poda adecuada, determinando el número de ramillas de cada árbol.
Variedades como Armking, Maycrest y Spingcrest, normalmente producen fruta de un bajo calibre, no cumpliendo, en gran parte, con las exigencias de tamaño para ser exportada. En general, se espera que el fruto pueda desarrollarse sin competencia y, para lograr esto, se recomienda eliminar las flores por medio del raleo.
Debido a que una ramilla puede llegar a producir cerca de 70 flores, de las cuales un alto porcentaje cuaja, la finalidad del raleo es eliminar un 90 % de éstas. Otro factor importante a tomar en cuenta, es que las flores que abren primero pueden llegar a producir los mejores frutos. Para establecer la carga definitiva, se deben eliminar los frutos dobles, deformes y dañados al inicio del endurecimiento del fruto.
Existen ciertos frutos que presentan un bajo calibre, encontrándose en la parte baja del árbol, en donde se debe realizar un raleo a los frutos dobles y, de esta manera puedan quedar frutos simples y bien formados.
Tanto la variedad, el manejo y el destino de la fruta determinan el factor de intensidad con que se realiza el raleo. En el caso de variedades destinadas a la industria, se requiere un raleo menos intenso que variedades destinadas para el consumo en fresco.
Cuando existen condiciones en donde el agua es precaria, se recomienda que el raleo debiera ser mucho más severo que en condiciones de abundancia de este recurso.
Existen ciertas variedades que presentan un fruto de bajo calibre, en donde se debe ralear con una mayor intensidad que las variedades que presentan un fruto de un calibre mayor.
Existen ciertas condiciones que se deben tener en cuenta para poder determinar la carga de un huerto, entre las cuales están:
La mejor forma de determinar la intensidad con que se debe ralear, es en función del volumen de producción. Esto se basa en la tendencia de producción del huerto y el manejo que va a recibir. Sabiendo el tamaño promedio de los frutos del cultivar y el porcentaje de fruta exportable; se puede determinar el número de frutos por planta que debieran quedar.
En variedades tempranas, en huertos con fines comerciales, se llegan a dejar unos 380 frutos por planta, lo que significa eliminar cerca de 8.000 frutos por planta. Esto demuestra la importancia de llevar registros; ya que una variación puede determinar una baja en el calibre y, además una disminución en el volumen de exportación.
En variedades con un fin industrial, se llegan a dejar unos 750 frutos por árbol. Otro factor a considerar, es la caída natural, la cual corresponde a flores mal formadas o no polinizadas. Este factor es de suma importancia, ya que esta estrechamente ligado a la intensidad con se procederá al raleo.
Existen lugares en donde el costo de mano de obra es elevado o la superficies plantadas con una sola variedad; impiden que se pueda realizar el raleo en el período adecuado, utilizando la remoción mecánica de las flores o de los frutos.
Se pueden pasar varas recubiertas con caucho por las ramillas, evitando el daño que se pudiera producir en los frutos que permanecerán en el árbol. Para variedades con fines industriales, disminuye la quebradura de ramas al eliminar una parte del exceso de carga con que cuenta el árbol. Hay ciertos problemas con este método; debido a que los frutos más grandes tienden a caer más fácilmente, dejando los frutos más pequeños en el árbol.
Un factor importante, es la época en que se realiza; la cual debe ser en la última parte o finalizando el período del endurecimiento del fruto; cuando éstos poseen un diámetro que rodea los 2.5 centímetros.
Debido al alto costo que tiene la mano de obra para poder realizar un raleo manual; durante mucho tiempo se ha buscado la posibilidad de ralear con químicos. No obstante, existen muchos experimentos que a pesar de los resultados obtenidos; exitosamente, no se igualan a los resultados que se llegan a obtener con el raleo manual.
Se han realizado pruebas con una gran cantidad de productos químicos, pero éstos han tenido ciertos inconvenientes, tales como:
Existen otras limitantes en el uso de químicos, ya que se producen efectos colaterales, tales como; clorosis, abscisión de hojas y, dependiendo de la dosis, producción de goma de algunos frutos.
En el manejo de huertos frutales mayores, con fines económicos; existen una serie de labores que se deben realizar para poder cumplir el objetivo de éste. Así como son la fertilización, el riego, poda y otros más, no está ajeno a estas labores el raleo.
Para poder realizar un buen raleo de los árboles se deben tomar en cuenta ciertos factores que influyen en el buen desempeño de éste; como son: la época en que se realiza; la que depende de la especie, variedad y ciertos factores externos al árbol. También cabe destacar, la intensidad con que se debe realizar; en donde, además de depender de los factores antes mencionados, está ligado a la finalidad que tenga el huerto o fruta que éste posea.
Otro factor importante a considerar, es el tipo o método de raleo a emplear; ya que existen algunos que prestan una mayor eficiencia y costo que otros. En el caso del manzano, existen diversas variedades que responden mejor a una época de raleo que otras, independiente del tipo de raleo a utilizar.
El modo de aplicar o realizar raleo también se ve influenciado por el tipo de variedad o la finalidad que persiga ésta. Cabe mencionar que el raleo más utilizado en esta especie, es el raleo con productos químicos; en donde se han llegado a obtener muy buenos resultados.
Autor: Miguel Ignacio González Silva, INGENIERÍA AGRÍCOLA, UFRO, TEMUCO
Métodos de control de plagas basados en compuestos aromáticos naturales que atraen o repelen a los insectos (Ecología Química).
La incorporación de rastrojos es una práctica alternativa al uso del fuego en la agricultura, la que se realiza con diversos tipos de implementos.
Estos extractos de algas ayudan a potenciar la tolerancia al estrés abiótico, mejorar el rendimiento y la calidad de los cultivos.