La próxima temporada del hemisferio sur será desafiante para la industria de la uva de mesa en su conjunto: los escasos recursos laborales, las condiciones climáticas inestables y los puertos han elevado los costos para los productores.
La demanda de uvas se mantiene, pero los precios no están creciendo, todo apuntando a un escenario complicado en el que algunos productores probablemente tendrán números rojos durante la próxima temporada.
The Grape Reporter entrevistó a David Magaña, vicepresidente y analista senior de RaboResearch Food & Agribusiness y Gonzalo Salinas, analista senior de productos frescos, para conocer sus ideas sobre la próxima temporada.
Los expertos fueron coautores de un informe en julio de 2021, "Preparando la mesa para las uvas de mesa", que identificó tendencias clave en la industria y estableció proyecciones para la temporada de uva 2020-21.
Magaña cree que el principal problema para la industria de la uva de mesa es la falta de mano de obra. Incluso más que la logística, el clima u otros problemas que acechan a la industria. “La falta de trabajadores para la vendimia es algo que afectó a los productores antes de Covid-19 y está aumentando constantemente los costos asociados con la cosecha”, indicó.
Los productores de uva en California han tenido que recurrir a trabajadores extranjeros con visas H-2A. En el pasado, la oferta de trabajadores extranjeros (en su mayoría provenientes de México,) en las comunidades locales de cultivo fue suficiente, sin embargo, como la escasez de mano de obra es un problema transversal en muchas industrias, esta ha disminuido.
Si bien otros cultivos, como la frutilla, ya han llegado a utilizar las visas H-2A como opción laboral, esta es la primera vez que Magaña lo ha visto usar para los viticultores.
“Antes de la pandemia, la oferta de trabajadores era uno de los principales problemas y ha aumentado”, dijo Magaña a The Grape Reporter.
La delicada naturaleza de las cosechas de uvas también significa que es menos factible utilizar soluciones mecanizadas para la fruta. Las opciones para este tipo de aplicaciones tecnológicas que ven los analistas son más probables en Europa para cultivos como frutillas o tomates cherry, pero a menor escala.
Incluso con el aumento de los cuellos de botella de logística, la mano de obra sigue siendo el principal problema al que se enfrentan en la actualidad los productores de uva . Junto con la logística, el acceso al agua y la sequía, provocan un panorama complicado en el que las ganancias están bajo presión.
“Los precios son un poco más altos que lo que vimos la temporada pasada, sin embargo, no es suficiente para compensar el aumento de costos" afirmó Magaña.
“Hay una reducción significativa en los márgenes de beneficio y, en algunos casos, hay productores trabajando en el punto de equilibrio o incluso con pérdidas para la próxima temporada”.
El analista detalló “que dado que hay productores que ya habían fijado los precios hasta principios de diciembre, tienen poco margen de maniobra. Como industria, son la cadena minorista y los supermercados los que están en una posición mucho mayor para negociar que los productores. Estos últimos, de hecho, han estado dispuestos a participar en guerras de precios, y esta temporada la contracción de precios es una prueba de esta estructura de mercado”
En comparación con otros cultivos, el escenario al que se enfrenta la uva de mesa se parece más al de los arándanos. Los costos han subido, pero los precios se han estancado durante los últimos cinco años con la desaparición de las pausas en la oferta y los altos precios asociados en ciertas ventanas de tiempo.
Magaña dijo que “la tendencia ha sido similar, la transición del suministro del hemisferio norte al hemisferio sur ha visto un suministro más constante y se ha movido hacia una oferta de 52 semanas de la fruta”.
En ambos casos, el énfasis en la cantidad debe ser reemplazado por un enfoque en una mayor calidad y consistencia de la cosecha.
Según Gonzalo Salinas, lo que ha permitido que las uvas sigan compitiendo con esta creciente oferta de frutas para el consumidor han sido las nuevas variedades.” Si los viticultores se dirigieran a la temporada solo con variedades tradicionales de hace veinte años, la situación sería mucho peor” enfatizó.
Salinas agregó: “La pandemia del Covid-19 ha cambiado los hábitos de los consumidores sobre la fruta, creando una mayor demanda e interés en los consumidores por frutas con alto contenido de vitamina C, como los kiwis y los cítricos”.
Respecto al futuro, Salinas espera que la selección de variedades de uva fluya de manera muy parecida a de las manzanas. “Las nuevas variedades club cautivarán al consumidor por un tiempo, pero eventualmente serán reemplazadas por una opción más nueva. Esta es una tendencia que también se está viendo en mercados como China, donde la integración de nuevas variedades ha avanzado más lentamente que en EE.UU”.
Ambos analistas coinciden en que las nuevas variedades han ayudado a mantener la popularidad de las uvas y, con ello, los precios. Y este fenómeno se debe a la demanda de los consumidores, mientras que muchos productores seguirían buscando vender variedades tradicionales si fuera posible.
Condiciones climáticas
Las condiciones climáticas también son una preocupación constante. Los especialistas enfatizan que en el caso de California, este año ha registrado máximos históricos, con alrededor de 70 días por encima de los 100 F (38 C), duplicando la cantidad promedio de 35 días. Y además del calor, es la falta de agua lo que exaspera el ya caluroso escenario.
Este invierno será el fenómeno de la Niña, por lo que para el norte de California habrá más agua, tormentas, pero para la región sur y central, probablemente será más seco. Además, el alza de las regulaciones sobre las aguas subterráneas también intensifica el escenario. Salinas comentó que la temporada de California se adelanta a lo programado en unas dos o tres semanas.
En cuanto a las exportaciones del hemisferio sur, Salinas comentó “que las recientes lluvias en Chile han puesto la cosecha en un mejor lugar, ya que antes de este final del invierno y principios de la primavera, los productores parecían estar listos para repetir con una temporada desastrosa obstaculizada por una sequía similar a la de 2019”