Frankliniella occidentalis Pergrande (Thysanoptera: Thripidae).
Se cita alrededor de 50 especies hospedantes entre frutales, cultivos, flores y malezas.
Su presencia en Chile se cita entre las regiones de Coquimbo y del Maule.
En uva de mesa esta plaga reviste especial importancia en floración, cuando elevadas poblaciones del insecto pueden colonizar racimos florales y dañar los frutos desde su cuaja.
Tanto adultos como ninfas se alimentan principalmente de polen, pero raspan los tejidos para alimentarse quedando una cicatriz denominada “russet” en los frutos. Sin embargo, el daño más importante ocurre cuando las hembras insertan sus huevos en el tejido de las bayas en desarrollo, originando un halo blanco que persiste hasta la cosecha (Foto 1). Las cicatrices producidas por la alimentación, ovipostura y emergencia de las larvas de trips favorecen, además, la entrada de hongos que generan pudriciones.
Las hembras adultas (Foto 2.A) miden de 1,2 a 1,4 mm y los machos, de 0,9 a 1,2 mm. Presentan una apariencia frágil, de cuerpo alargado y dos pares de alas, con prolongaciones finas como flecos. Antenas con 8 artejos.
Las hembras de verano de esta especie se caracterizan por una coloración parda anaranjada del tórax, ojos de color rojo y ocelos anaranjados. Las hembras de invierno son de color marrón oscuro, con el protórax y la cabeza más claros que el abdomen. Las ninfas (Foto 2.B) no poseen alas y son de coloración amarilla.
El trips de California se reproduce sexualmente y por partenogénesis. Las hembras depositan o encastran los huevos con ayuda de su ovipositor esclerosado, en la epidermis de frutos, flores, pedúnculos o tejidos tiernos. Los estados de pre-pupa y pupa se desarrollan entre la hojarasca o en el suelo a escasa profundidad.
Las hembras adultas invernan en malezas o plantas cultivadas.
Monitoreo: El monitoreo de esta plaga debe comenzar desde el inicio de la floración de la vid. Antes de ello, es aconsejable efectuar el monitoreo en otras plantas hospederas que se encuentren cercanas o en el parronal, como malezas, ornamentales, etc. Su presencia allí contribuye a determinar el potencial de infestación de los racimos al momento de la floración.
Control Biológico: Entre los depredadores se encuentran especies del orden Hemiptera, que incluye la familia Anthocoridae, representada por el género Orius. Se cita, además, la presencia en el país del parasitoide de ninfas Ceranisus menes (Hymenoptera: Eulophidae).
Control Químico: Cuando se supera el umbral de daño económico de 3 trips/ racimo, la plaga debe controlarse. No se requiere más de una o dos aplicaciones para mantener su población por debajo de esos niveles durante el periodo de floración de las vides.
Cuando se debe aplicar un insecticida, son varios los aspectos a considerar además del monitoreo, siendo uno de los más importantes la existencia de registro de los plaguicidas en los países importadores y el cumplimiento del límite máximo de residuos.
Fuente: www.inia.cl