Agricultores españoles analizan reducir su oferta sino suben sus precios
La agricultura española enfrenta costos de producción elevados y diferencias de precios en la cadena alimentaria, por lo cual las tres principales asociaciones del sector se unen para movilizarse.
«Nos concentramos para pedir precios justos», señala Andrés Góngora, delegado de la ejecutiva de COAG para frutas y hortalizas. «No venimos a pedir ayudas, queremos que se nos pague lo justo para cubrir los costos de producción y vivir dignamente».
Las cifras del mercado convierten su demanda esencial en casi la cuadratura de un círculo que el Gobierno se comprometió a lograr. El vehículo era la reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria, pero la tramitación del proyecto de ley de mejora de la cadena ha ido lento. El Senado no lo aprobó hasta hace una semana con cerca de 200 enmiendas y el Congreso prevé ratificarlo el próximo 2 de diciembre, con esto el sector agrario asume costos de producción incrementados en un 30% de media en los últimos doce meses.
Por ejemplo, los piensos para el ganado han elevado su precio un 32%, las semillas otro 20%, los abonos un 48%, el agua para los riesgos un 33% y los plásticos para los invernaderos otro 46%. El combustible para los tractores se ha encarecido un 73%, la factura eléctrica se ha disparado un 270% y el salario mínimo ha subido casi un 30% en tres años.
La situación está vinculada al encarecimiento mundial de materias primas y problemas parecidos en el mercado energético, que en el caso de Europa se acusan más por falta de oferta suficiente. Pero los agricultores señalan que "la soberanía alimentaria de la UE está en juego por la globalización», advierte Lorenzo Ramos, secretario general de UPA, para quien el comercio alimentario «tiene que tener una regulación mínima y no se puede dejar en manos de los fondos de inversión». Se refiere a algunas operaciones en los mercados de futuros agrícolas que cotizan en la Bolsa de Chicago y a movimientos alcistas con los fertilizantes.
Según el Índice IPOD que elaboran cada mes los técnicos de COAG desde la crisis de 2008, el precio de un producto como el ajo se multiplica por nueve desde las manos del agricultor hasta las del consumidor final (de 0,64 euros a 5,76 el kilo, según la lista de octubre). En las cebollas la diferencia es de ocho veces más (700%), en las patatas siete (600%) y en los limones seis (502%). La media de incremento desde el cultivo o la granja a la mesa es de 4,41 veces. Hace trece años, en octubre de 2008, el promedio era 4,55 veces. Y eso que «está prohibido pagar por debajo de costes», advierte José Luis Miguel, director técnico de COAG.
Datos de las variaciones de precios