El principal objetivo del uso de cubiertas plásticas en uva de mesa es la protección física de la planta y/o la producción de la temporada (fruta), de factores climáticos como lluvias, granizo, viento fuerte, radiación excesiva y temperaturas extremas (muy bajas o altas según sea la limitante).
Adicionalmente, las cubiertas son usadas para disminuir el daño provocado por los pájaros en la fruta, control de insectos, como también reducir la contaminación del huerto por polvo o pesticidas no deseados (derivas).
Un segundo objetivo importante es la modificación de la fenología del frutal, siendo posible lograr un adelanto o retraso importante en los estados fenológicos y en la madurez de la fruta. Experiencias prácticas han permitido adelantar cosechas de uva de mesa en 2-3 semanas, como también lograr retrasos de más de un mes, según el tipo de film, diseño y manejo realizado.
Otro beneficio importante ha sido la mejora en la eficiencia del uso del agua de riego, logrando ahorros considerables. Esto se debe principalmente a la reducción del viento, radicación y disminución de la temperatura en ciertos periodos de la temporada.
Existen también experiencias exitosas en la reducción del uso de agroquímicos, principalmente fungicidas usados para el control de pudriciones asociadas a la lluvias. En cuanto a las técnicas de aplicación y el volumen de agua usado para las aspersiones foliares ha sido posible reducirlo debido a la disminución de pérdidas por evaporación y deriva en un ambiente protegido.
Consisten en un tramado o tejido de hilos de polietileno. Las más usadas son de monofilamento cilíndrico de polietileno de alta densidad, que otorgan un porcentaje de sombra, por lo general en el caso de las vides, no superior al 20% para no afectar la intercepción de luz.
Estas pueden ser instaladas horizontalmente sobre el follaje, logrando reducir la velocidad del viento, el exceso de radiación y el daño por granizo. Sin embargo, al ser un tejido no protegen de la lluvia.
Es un tramado denso de polietileno que a diferencia de la malla no permite el paso del agua por lo que son muy usadas en cerezos para evitar pérdidas por lluvia. Es un material resistente a la manipulación y puede limitar la transmisión de luz más allá de lo recomendado, lo que no la hace adecuada para usarse por periodos prolongados de tiempo, en zonas de radiación media a baja y en frutales sensibles a la baja luminosidad.
Existe un tercer grupo de materiales llamados comúnmente plásticos. El más conocido y usado en el caso de frutales son los films de polietileno de baja densidad (LDPE). La principal forma de uso es la instalación de láminas independientes que protegen hilera por hilera.
El espesor del film puede variar según el objetivo y la duración esperada. En el caso de vides se usan espesores que van desde las 70 hasta las 180 micras, aunque la mayoría se concentra en el rango de las 130 a las 150 micras. Un espesor mayor puede ser contraproducente, debido a la perdida de transmisión de luz y no se recomiendan para usos prolongados en zonas de radiación baja o variedades sensibles a la falta de luz.
Existen experiencias promisorias con el uso de films más delgados y de recambio más frecuente, debido a que producen poca interferencia en la calidad y cantidad de luz. No obstante, se debe analizar el detalle costo-beneficio del recambio anticipado: costo del material e instalación, retiro y reciclaje del plástico, y mano de obra asociada.
Respecto a la protección que otorga, el film de polietileno de baja densidad es altamente efectivo frente a lluvia, granizo, viento fuerte, exceso de radiación solar, contaminantes, etc. Su costo es muy competitivo y por lo general menor si se compara con otros materiales plásticos.
Existen otros plásticos usados, como el PVC (policloruro de vinilo), de excelente trasparencia y termicidad, pero de difícil extrusión en láminas anchas, y el EVA (Etileno acetato de vinilo), que se usa principalmente en mezclas con LDPE (polietileno) para lograr mayor termicidad en invernaderos, siendo en el caso de frutales poco utilizado. Por lo anteriormente expuesto, el film de LDPE es hoy la opción más completa y de mayor expansión en el caso de la uva de mesa.
La principal característica que debe tener el film es permitir una alta trasmisión de radiación solar, en el caso que se quiera mantener la cubierta instalada por periodos prolongados. La radiación fotosintéticamente activa (PAR, por sus siglas en inglés) es el espectro de luz más importante en la actividad de las plantas y no debe ser limitante al instalar cubiertas plásticas.
Respecto a la radiación UV, ésta puede ser beneficiosa para ciertos procesos como la pigmentación de algunas frutas, pero en alta cantidad puede producir quemadura y necrosis de tejidos. Por esta razón, el beneficio de la proporción de su bloqueo o trasmisión va a depender de la zona y del objetivo buscado. De todas maneras, como la radiación UV es la principal causante de la degradación de los plásticos, es habitual su bloqueo en un porcentaje importante, dado por los aditivos y absorbentes utilizados.
La banda de radiación infra roja media (MIR) es la responsable de la energía térmica (calor) que emite la superficie terrestre. El bloqueo de esta longitud de onda no permite la salida del calor de la cubierta y genera el efecto de aumento de temperatura característico de los films térmicos.
Respecto a la luz visible (que coincide casi completamente con el espectro PAR), cuando se habla de luz ‘total’ se debe tener en cuenta que esta es la suma de la luz directa y la difusa. Un film que permite ver con claridad hacia el otro lado (film claro) va a tener una alta proporción de luz directa y una baja proporción
de difusa.
Por el contrario, un film difusor (turbio) que no deja ver claramente hacia el otro lado tiene una alta proporción de luz difusa. Este efecto de luz difusa se logra cuando la luz choca contra ciertos aditivos desviando la trayectoria en diferentes direcciones. Esta es la razón por la cual no se aprecian sombras bajo un film difusor. Los films difusores son muy útiles en condiciones de alta radiación, ya que evitan quemado de las plantas y no producen sombra, mientras que los films claros son más usados en condiciones de clima frío y baja radiación.
Existen numerosos aditivos que son incorporados al film base de polietileno (LDPE). Los más relevantes desde el punto de vista agrícola son los llamados aditivos funcionales que mejoran las propiedades del film y, por ende, el resultado agrícola. Algunos ejemplos son: aditivos de bloqueo de la radiación UV o radiación infrarroja, anti goteos y anti estáticos. Incluso últimamente se han desarrollado aditivos con aplicaciones que permiten cierta transformación de longitudes de onda y otras aplicaciones que inhiben la germinación de hongos o interfieren en la visión de los insectos.
Los aditivos también están claramente relacionados con la degradación y duración del film. Cuando el film es expuesto a la radiación UV se acelera la degradación del polímero, perdiendo sus características físicas y propiedades ópticas.
Los aditivos más usados para este fin son el quelato de níquel y últimamente moléculas orgánicas llamadas HALS (Hindered amine light stabilizers). Su uso ha permitido prolongar de forma importante la duración de las cubiertas.
La pérdida de las características físicas y lumínicas del film y por ende la duración depende principalmente de factores externos durante su utilización. La estructura de sostén (materiales en contacto con el film) y la correcta instalación y tensión de la lámina influyen directamente en su duración. Las condiciones climáticas, principalmente la radiación y temperatura, serán los que más inciden en la duración. Un film ubicado en la parte alta de la región de Atacama (norte de Chile) tendrá una duración menor que en región del Biobío (sur de Chile), debido a la mayor radiación anual y la mayor temperatura en el norte.
El viento permanente o las ráfagas de alta velocidad, el granizo y el peso de la nieve también son determinantes en la duración. Un factor clave es el correcto uso de los productos fitosanitarios y el volumen de agua de aplicación que impacta directamente en el film. Los plásticos en frutales expuestos a alta presión de aplicaciones de agroquímicos como la uva de mesa tienden a durar bastante menos que los usados en arándanos, debido a la menor presión de aplicaciones en este último caso. El uso de productos que contienen azufre o cloro aceleran la degradación del film.
Estructura y diseño
El film plástico en el caso de la uva de mesa se sostiene por una estructura de centrales (madera o metal), separados por lo general cada 3-5 metros (m) de distancia en la hilera y que le dan la correcta altura a la cubierta sobre el follaje.
La altura del central sobrepasa en 1-1,5 metros al follaje de la planta, para permitir un correcto crecimiento y una correcta ventilación. El plástico se apoya sobre un alambre central (cumbrera) y se amarra a otro alambre mas bajo, al centro de la entre hilera con un sistema de tubos de PVC o elásticos. El film debe tomar una forma piramidal para permitir la correcta caída del agua de lluvia al centro de la entre hilera. El ancho de la ventilación central en la entre hilera va a depender de la zona geográfica y del objetivo buscado.
El diseño va a depender del objetivo esperado. Por ejemplo, si se quiere lograr un aumento importante de la temperatura al interior del sistema, se debe usar ventilaciones centrales angostas (ejemplo 25-30 cm de apertura) y un diseño de cumbrera baja (1 m sobre el follaje). En este caso es ideal usar un un cierre perimetral si se quiere lograr el máximo adelanto por aumento de temperatura.
Por el contrario, si se quiere priorizar la protección de la fruta en zonas lluviosas y el adelanto no es la prioridad, lo ideal es diseñar ventilaciones centrales amplias (ejemplo 40-60 cm) y con una altura de diseño mayor, cercana a 1,5
metros de altura sobre el follaje.
Figura 1. Parrón cubierto con el objetivo de adelantar la cosecha y proteger la fruta de la lluvia. En este caso se utiliza un diseño bajo (1 m), un canal central angosto (25 cm) y un cierre perimetral para aumentar la temperatura. (Foto G. Marfán).
Figura 2. Parrón cubierto, con un diseño para protección de lluvia. Altura de 1,4 m y un canal central amplio (60 cm) para asegurar una correcta ventilación. (Foto G. Marfán).
Figura 3. Parrón con diseño clásico para protección de lluvia y aumento de temperatura a inicio de temporada. Altura de 1,2 m y apertura central de 35 cm. (Foto G. Marfan).
Figura 4. Estructura de centrales metálicos para uva de mesa en la zona central de Chile. Diseño alto y un ángulo de caída del plástico abierto (152°) que confiere mejor ventilación. (Foto Serroplast Chile).
El momento de instalación del film depende del objetivo. Lo más común es instalar previo a la brotación, para proteger los brotes de las bajas temperaturas. Adicionalmente en este periodo se logra la mayor acumulación térmica para mejorar la calidad de la brotación y lograr adelantamiento. Mientras antes se
instale la cubierta mayor es el adelanto que se puede lograr.
Por el contrario, si lo que se busca es protección frente a lluvias y retrasar la cosecha, el film plástico debería ser instalado lo más tarde posible en la temporada.
Esto es más engorroso, ya que se debe hacer con el follaje desarrollado, pero es la opción más utilizada cuando no se quiere ningún adelanto en madurez, ni interferencia en la coloración de la fruta, especialmente en variedades sensibles a menor luminosidad para desarrollar el color.
Para la instalación, el procedimiento más eficiente consiste en el uso de un carro, con un motor el que se ubica en cada extremo de la hilera. En el extremo inicial uno va soltando el plástico ordenadamente y el carro en el otro extremo lo tracciona con una cuerda hasta llegar al final de la hilera.
Al llegar al final se suelta el plástico, vuelve la cuerda y se cambia a la hilera siguiente. Se necesita un grupo de personas guiando el film para evitar que se enganche en la estructura y otro grupo de personas, amarrando los tubos de PVC (primero cada 3 a 4 metros) para darle la fijación inicial.
Una vez fijado se termina de amarrar el resto. Es importante instalar sin viento (preferentemente en la mañana), de lo contrario se hace difícil la operación. La instalación necesita de 25 - 30 jornadas por hectárea.
Figura 5. Proceso de instalación del film. En las fotos se observa el carro que facilita la instalación del film plástico. (Foto G. Marfán).
El retiro del film se puede hacer anualmente y guardar el plástico durante el invierno (sobre el parrón). Se debe amarrar al centro de la hilera y cubrirse con algún material que evite la exposición a la radiación solar.
También se puede mantenerlo instalado por el periodo de duración completo del film. Esto va a depender del tipo de film (transmisión de luz), zona (radiación y temperaturas invernales) y de la variedad (fertilidad y uniformidad de brotación).
En la zona centro sur de Chile, con alta radiación, buen manejo de la luminosidad y frío invernal suficiente, no ha sido necesario remover el film durante el receso y se ha mantenido instalado por ciclos de 3 años consecutivos. Esto se debe verificar en cada zona productiva y por cada variedad.
Cuando el plástico permanece extendido durante el invierno es importante el suministro hídrico vía riego en la zona de raíces, ya que las lluvias caerán principalmente al centro de la entre hilera pudiendo afectar la brotación de la
primavera siguiente si el estrés es importante, sobre todo en suelos livianos y poca lateralidad del movimiento del agua.
Al final del ciclo de vida del film es fundamental retirar el plástico cuando aún está en buen estado, de lo contrario se rompe y el costo sube fuertemente. Hoy es posible reciclar la mayoría de los plásticos de uso agrícola si su retiro se hace cuando aún la materia prima está en buen estado. Se necesita de 5-10 jornadas por hectárea (ha) para el retiro.
Los manejos de campo relacionados al uso del plástico son fundamentales para su éxito. La luminosidad se debe manejar cuidadosamente, ya que siempre será reducida en comparación al aire libre. Por esto el correcto manejo del follaje y el vigor debe apuntar a mantener un ambiente permanentemente iluminado. En temporadas frías, nubosas o de abundante lluvia primaveral se debe ser cuidadoso, porque variedades con baja fertilidad natural como Thompson y Superior podrían disminuir su fertilidad para el año siguiente por una baja luminosidad.
Desde el envero de la fruta en adelante, en variedades de alta sensibilidad para desarrollar color con poca luminosidad, se debe tener la precaución de exponer correctamente los racimos. Variedades negras y rojas de fácil coloración por lo general no necesitan manejos adicionales.
La principal limitante del uso de cubiertas en la zona central de Chile (con humedades altas y/o condensación frecuente sobre la fruta), es la poca ventilación, debido a que el viento disminuye prácticamente a cero. Con un follaje denso y alto vigor, si se producen condiciones de agua libre, el tiempo de secado es mayor.
La humedad relativa por lo general no aumenta de forma importante, más bien tiende a ser menor durante la mayor parte de la temporada si el sistema está bien manejado y ventilado, por la mayor temperatura.
Los reguladores de crecimiento, principalmente el ácido giberélico (GA3), han mostrado una mayor respuesta, probablemente por una mejor condición y receptividad de la planta, lo que se debe ajustar a cada realidad.
La temperatura del sistema, como se explicó anteriormente, se maneja principalmente con el diseño y el tipo de film.
Sin embargo, el vigor del parrón y la distancia de plantación son 2 factores importantes que determinan el microclima que se produce bajo la cubierta.
Por ejemplo, en una condición de bajo vigor y/o baja densidad de plantas, la radiación logrará traspasar el follaje con facilidad, calentando el suelo, piedras, centrales, etc. con lo que la temperatura al interior de la cubierta tenderá a ser
bastante alta.
Por el contrario, un alto vigor y/o alta densidad de plantas, que logra interceptar gran parte de la radicación por el follaje, no llegará a temperaturas altas y por el contrario, podría ser más frío que la temperatura ambiente fuera de la cubierta. Es por esto que el manejo de follaje es una herramienta importante para controlar el microclima interno.
La demanda atmosférica (ET°) y por ende la necesidad de riego en condiciones prácticas es menor bajo film (20-30% menos) si se suma el año completo. Esto se debe principalmente al control de viento y menor radiación solar bajo la cubierta. No obstante, esta disminución no es pareja en la temporada, por lo que no se debe tomar como regla.
Al inicio de la temporada (si no se regó en invierno) puede existir un déficit de humedad en la zona de raíces por la falta de lluvias (las que caen al centro de la hilera). Esto se ha traducido en brotaciones disparejas, probablemente por un estrés importante durante el receso, con pérdida de raíces y falta de humedad en el suelo al inicio de la primavera.
El uso de agroquímicos bajo cubiertas es un área poco estudiada aún, sin embargo en la práctica se ha logrado racionalizar el uso de fungicidas para control de pudriciones causadas por lluvias cercanas a cosecha. Sin embargo, el control preventivo de botrytis en los periodos críticos (floración, ablande y precosecha) se ha mantenido estable, hasta el momento.