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David Marguleas, CEO de Sun World:"La industria mundial está en medio de una profunda transformación"

22 Diciembre 2021

Artículo de la Revista Visión Frutícola

Hablamos con el líder del sector sobre las ideas que están detrás de los recientes anuncios de Sun World, sobre el futuro de algunas regiones claves de producción de variedades de uva de mesa tanto maduras como emergentes, y sobre la transformación generalizada a la que se enfrenta el sector a medida que avanza hacia un nuevo capítulo.

Sun World es una de las empresas más reconocidas de la industria frutícola mundial. Desde su creación en California en 1976, la empresa se ha convertido en una fuerza enormemente influyente en el mundo de las nuevas variedades de uva de mesa y fruta con carozo.

Una de las personas clave en la organización a lo largo de las décadas es David Marguleas. Tras estudiar Comunicación y Marketing Alimentario en la Facultad de Agricultura de la Universidad de Cornell, donde se licenció, se incorporó a Sun World una década después de que su padre fundara la empresa, trabajando en diferentes áreas del negocio, que en aquel entonces se dedicaba a la producción y comercialización de cerca de 250 productos. En 1989, Sun World dio un paso decisivo hacia la obtención de variedades mediante la adquisición de Superior Farming Company, un hito que permitió el desarrollo de variedades en Sun World y triplicó el tamaño de la empresa casi de la noche a la mañana. Marguleas aprovechó inmediatamente la oportunidad de utilizar el programa de mejora y las variedades patentadas que se derivaban de él como un fuerte diferenciador a nivel mundial.

Treinta años más tarde, y después de numerosas metamorfosis que reconfiguraron la línea de productos, propiedad y estrategia comercial sin alejarse nunca de su compromiso con la innovación, en 2019, Sun World anunció que se retiraba de sus operaciones de cultivo y comercialización para centrarse por completo en el desarrollo de nuevas variedades y la concesión de licencias a productores de todo el mundo, y Marguleas pasó de vicepresidente ejecutivo a director general. A principios de este año, la parte restante del negocio fue adquirida por el grupo británico de inversión de capital privado Bridgepoint.

 


 


-Es llamativo que en 2019 Sun World vendiera sus operaciones de cultivo y comercialización, dado que la tendencia actual es hacia una mayor integración. ¿Qué llevó a tomar esta decisión y cómo ha sido la transición?

La transición fue motivada por nuestros accionistas en ese momento. Como ocurre con muchos grupos de inversión externos, ellos trabajaban con un horizonte temporal definido, y comenzaron a pensar en la salida de esta inversión concreta.

Al mismo tiempo, realizamos un profundo análisis de los principales puntos fuertes y las ventajas competitivas de Sun World e identificamos que nuestro programa de desarrollo de variedades y nuestra cartera de propiedad intelectual -y el espacio que construimos en torno a ambos durante muchas décadas- eran un verdadero punto diferenciador. También nos dimos cuenta de la tensión inherente entre una importante operación de cultivo de frutas y un negocio de desarrollo de variedades bastante modesto aún, pero muy significativo.


«En la última década hemos visto un cambio importante en la tecnología, los sistemas de emparrado, el envasado automatizado y el desarrollo de variedades”.


Aunque existe una tendencia a la integración vertical, la mayoría de las empresas del mundo de los productos agrícolas no se integran tan verticalmente como la genética. En la actualidad, hay algunas empresas que se dedican – y con éxito – a todo, desde el desarrollo de variedades hasta el envasado y la comercialización. La idea de que una empresa no solo se dedique a estos procesos, sino que distribuya esas variedades y cree un negocio de licencias en torno a ellas, además de sus propias actividades de producción y comercialización. Esto creó una oportunidad para aclarar nuestra visión estratégica sobre lo que era mejor para nuestros accionistas y para nuestros licenciatarios. Reconocimos los beneficios de la especialización y de centrarnos en lo que hacemos mejor, lo que nos llevó a deshacernos de nuestra actividad productiva en California y precipitó la expansión de nuestra actividad genética más allá de la uva de mesa y la fruta con carozo.

-Usted ahora es inversionista en Sun World. ¿Cambia eso en algo su relación con la empresa?

Mi disposición a invertir en Sun World es una fuerte señal a nuestros trabajadores, licenciatarios, así como a la comunidad de productores en general, de que estoy más comprometido que nunca con este negocio, y que mis intereses están estrechamente alineados con los de Bridgepoint como accionista mayoritario.

-¿Cómo definiría la evolución de la industria de la uva de mesa en los últimos años?

La forma de cultivar, recoger, envasar y vender la uva de mesa no ha cambiado mucho en los últimos cien años. Sin embargo, en la última década hemos visto un cambio importante en la tecnología, los sistemas de emparrado, el envasado automatizado y el desarrollo de variedades. Ha sido reconfortante ver que las uvas se venden al por menor con más protagonismo y ganas. La industria del envasado también está respondiendo bien con nuevas innovaciones y permitiendo una promoción más moderna de las uvas en los supermercados.

-Hoy en día, un número cada vez mayor de minoristas se centra en la promoción de variedades. ¿Cree que los consumidores de uva están más informados y son más conscientes de las diferentes marcas?

Creo que el productor y el comercializador o exportador – y, por tanto, el minorista – tienen la oportunidad de identificar la variedad en los punnets, bolsa y en la etiqueta del envase, y dan al consumidor una razón para buscar esa variedad y sus características deseadas en sus visitas al supermercado. Hemos visto que los consumidores están más interesados en conocer dónde se cultiva la fruta e identificar sus características de sabor y calidad. A menudo las marcas son la mejor forma de comunicar ese mensaje. Estamos viendo cada vez más interés en lugares que tradicionalmente no se preocupaban de la marca como el Reino Unido y el continente europeo.

-A partir de la pandemia, en muchos mercados se ha observado la tendencia de venta al por menor a partir de envases de plástico, como los clamshells y los punnets ¿Cómo encaja esto con la mirada hacia la sostenibilidad?

Es una gran pregunta. No hay duda de que nuestra industria y la de los envases, en particular, tienen que trabajar más en el desarrollo sostenible. Está claro que el consumidor prefiere las bolsas de polietileno, pero también hay una preocupación por la sostenibilidad medioambiental o la falta de ella en ese tipo de material de envasado. Nuestro sector ha estudiado una serie de soluciones de envasado más responsable y respetuoso con el medio ambiente, y está claro que tenemos que hay que seguir trabajando.



-Las importaciones de uva en mercados maduros como Estados Unidos y Europa han experimentado un crecimiento limitado en los últimos años en comparación con otras frutas. ¿Cree que queda aún margen de crecimiento?

Creo que lo hay, pero va a venir en gran medida a partir de la temporada y el reemplazo de variedades heredadas menos deseables e indiferenciadas. En los últimos cinco, seis o siete años, los productores de Perú y Brasil, y en menor medida los de Chile, empezaron a coincidir con otras grandes regiones productoras del hemisferio norte. Hay redundancia entre España, California, ciertamente Perú, y posiblemente en algunas partes de Chile, por lo que probablemente a esto se debe el modesto crecimiento de las importaciones a Estados Unidos y Europa.

Sin embargo, estamos viendo una serie de nuevas regiones productoras en todo el mundo que están empezando a suministrar fruta para los mercados de exportación durante ventanas de suministro no tradicionales. También hay regiones en el hemisferio norte que están tratando de cumplir con las nuevas ventanas. México también está desarrollando capacidades de suministro que no habríamos soñado que estarían disponibles hace unos años, y hay nuevas zonas de cultivo en América Central. Ciertamente existen perspectivas a largo plazo de una enorme transformación del mercado por parte de grandes países productores como China, India y Turquía, lo que tendrá enormes consecuencias para la industria mundial de la uva de mesa.

¿Qué tipo de transformación espera ver en los últimos países que mencionó?

Obviamente, Turquía tiene una enorme superficie y capacidad de producción en las puertas de Europa. A medida que países como China, Turquía e India continúen cambiando las variedades más antiguas e indiferenciadas -y en la mayoría de los casos, con semillas- por variedades más actuales, sin semillas, a las que los consumidores están acostumbrados a disfrutar en el hemisferio sur, esto impulsará la transición de estos países – que son principalmente proveedores nacionales – a la exportación de más fruta a los mercados regionales e internacionales.

¿Qué nivel de transformación prevé que se produzca en otras regiones emergentes de suministro, como el norte de África y Jalisco en México?

El norte de África está estratégicamente posicionado para satisfacer las necesidades de suministro tanto de Europa como de Reino Unido, así como de otros mercados, justo por delante de las principales regiones productoras del hemisferio norte, como son España y California. Así que Marruecos, Egipto, Túnez -y hasta cierto punto Israel, y algunos de los otros países de Medio Oriente – pueden abastecer los mercados en marzo, abril y mayo, además de Jalisco, y también algunos lugares de Perú y Brasil, debido a las nuevas prácticas y tecnologías de cultivo.

-¿Cuál cree será el futuro de regiones productoras con trayectoria como California?

Nuestro sector está experimentando una profunda y drástica transformación, impulsada en gran medida por la reconversión varietal, pero también por una serie de avances tecnológicos que están facilitando la eficiencia de la mano de obra, de la cadena de suministro y la mejora de la calidad del producto final.


«Existen perspectivas a largo plazo de una enorme transformación del mercado por parte de países productores como China, India y Turquía, lo que tendrá enormes consecuencias para la industria mundial de la uva de mesa».


Pero a medida que esas variedades cambien, las ventanas de mercado empiecen a traslaparse y haya redundancia entre la región de suministro establecida, se producirá una sana alteración, grandes cambios en las prácticas de comercialización y en el destino de esa fruta.

Todos los mercados tradicionales han sido relativamente constantes durante la mayor parte del último medio siglo, pero vemos que se están volviendo más flexibles y oportunistas. Por un lado, esto es disruptivo, por otro, crea grandes oportunidades para que la comunidad de productores, transportistas y minoristas se den cuenta de algunas oportunidades únicas para vender fruta en ventanas no tradicionales.

-¿Espera que continúe el enorme ritmo de crecimiento de los últimos años en Perú?

Creo que el crecimiento de Perú se estabilizará y será necesario equilibrar la oferta competitiva entre varias de estas regiones productoras, principalmente la producción tardía del Valle de San Joaquín en California y la producción peruana en esa misma ventana del cuarto trimestre, así como el inicio temprano de Chile en Copiapó, y ciertamente la parte sur de España que realmente apunta a esa misma ventana de mercado.


“(En Chile) veo que se recuperarán bastante bien una vez que superen los últimos dos años de desafíos relacionados principalmente con el clima, los problemas sociales y políticos”.


-¿Qué cree que le depara el futuro a Chile?

A pesar de algunos desafíos externos extraordinarios en Chile, y de que los productores fueron inicialmente lentos en responder como la reconversión varietal que se está llevando a cabo en otras regiones competidoras, soy optimista en cuanto a las perspectivas de éxito.


El sector chileno ha respondido con agresividad y resistencia a estos retos. Hay algunas empresas agrícolas, agricultores y exportadores extraordinariamente capaces en Chile, y veo que se recuperarán bastante bien una vez que superen los últimos dos años de desafíos relacionados principalmente con el clima, los problemas sociales y políticos.

La industria chilena de la uva cuenta con el apoyo de los mercados tradicionales a los que han abastecido, pero va a tener que reajustarse y seguir avanzando fuertemente hacia la conversión varietal que varios de los otros países con los que compiten han hecho a lo largo de los últimos años.

-Hablando de nuevas variedades, ¿qué nuevas tecnologías se están incorporando para la mejora de la uva de mesa?

Desde el inicio de nuestro programa de desarrollo de variedades, hace cuarenta años atrás, hemos dependido de las prácticas de mejora convencionales o de la hibridación, en la que combinamos los rasgos comerciales favorables de un progenitor con otro y creamos muchos cientos de descendientes que, idealmente, tienen una combinación de los rasgos más deseables de los dos progenitores. Cada vez más estamos buscando nuevas tecnologías, no la modificación genética, sino de cultivo molecular que nos permitan crear más eficiencias y apuntar con mayor precisión al tipo de perfiles de sabor y rasgos de consumo en los que se centra nuestra industria.

-¿Cree que estas nuevas variedades permiten a la categoría de la uva aumentar su cuota de ventas totales de fruta en el comercio minorista, o simplemente le ayudan a mantenerse en medio de la fuerte competencia de otras categorías de fruta?

En los últimos años hemos visto cierta canibalización de la categoría de uva, ya que algunas de estas variedades redundantes e indiferenciadas han salido de la producción y han sido sustituidas por variedades de mejor sabor y más productivas en el mercado. Creo que la categoría de la uva seguirá creciendo al mismo ritmo que en la última década, pero tenemos que limpiar el sistema y esforzarnos por introducir variedades que satisfagan las necesidades y expectativas de los consumidores, así como las de los productores que invierten en ellas.



-En todo el mundo se están disparando los costos de la mano de obra y otros insumos para las empresas agrícolas, mientras que los precios en el mercado siguen siendo los mismos. ¿Cuáles son, en su opinión, las consecuencias de esta situación?

La consolidación de la oferta entre productores y exportadores ayudará a aumentar la eficiencia de los costos. Pero también hay tecnologías que serán cada vez más importantes para la comunidad de productores y exportadores de todo el mundo, ya que se enfrentan a una menor disponibilidad de mano de obra y a un mayor costo de la misma. Nuestra industria tendrá que adoptar en mayor medida la automatización de lo que hemos estado dispuestos a hacer hoy, tanto en el campo como en los depósitos. En el futuro, en prácticamente todos los países en los que operamos, vemos presiones sobre la mano de obra disponible para ayudar a recoger y envasar cultivos, como es la uva de mesa.

-¿Qué oportunidades hay de aumentar los niveles de automatización y mecanización en la industria de la uva?

En realidad, ha sido en la última década cuando hemos visto la introducción de la automatización en el nivel de empaquetado, y eso requirió un importante cambio de proceso para la mayoría de los productores de uva de mesa de todo el mundo. Pero la verdadera oportunidad, donde se produce el mayor gasto y necesidad de mano de obra, es durante la propia vendimia. Trabajamos con una serie de empresas de robótica y automatización que ayudan a aportar algunas soluciones notables a nuestros licenciatarios de todo el mundo.

-¿Tienen algo atractivo a futuro?

Estamos entusiasmados con el transporte automatizado de productos en el campo, así como con algunas soluciones iniciales de robótica para la recolección y el empaquetado de la fruta.

-Teniendo en cuenta los numerosos retos a los que se enfrenta el sector de la uva, ¿es optimista sobre su futuro y prosperidad a largo plazo?

El sector de las frutas y hortalizas, y especialmente los productores de uva, se nutre de la adversidad. En los dos últimos años hemos asistido a una transformación masiva de las regiones en las que se cultiva la uva, al cruce de los patrones de suministro y, desde luego, a la drástica conversión de las variedades tradicionales en variedades propias. Esta dinámica cambiante ha sido difícil para algunos. Sin embargo, para los actores verdaderamente creativos y progresistas del sector, seguirán existiendo oportunidades para cubrir nuevos nichos de mercado y satisfacer las crecientes necesidades del sector minorista de perfiles de sabor, estacionalidad y envases diferentes. Las perspectivas a largo plazo del sector de la uva son alentadoras, pero requerirán de la misma determinación, optimismo y visión que han caracterizado a la fruticultura y la comercialización durante mucho tiempo.

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