Cuando la gran mayoría de los huertos de la zona central de Chile está llegando al fin de la cosecha y las zonas más tardías están dando inicio a lo que será una recolección de fruta bastante concentrada y breve, resulta necesario tener plena claridad de la relevancia de la postcosecha, período que comienza inmediatamente finalizada la cosecha y se extiende hasta inicios del otoño.
Es durante la postcosecha cuando ocurren importantes procesos en nuestros huertos que tendrán crucial relevancia para la siguiente temporada. Es necesario, entonces, abordar una serie de amenazas propias de la época estival, que de no ser advertidas y controladas podrían afectar el normal desarrollo productivo.
“Desde el punto de vista fisiológico está ocurriendo la inducción de las yemas florales y las etapas iniciales del desarrollo de las yemas, esto en muchos casos ocurre incluso antes y durante la cosecha, estamos hablando de los meses de noviembre y diciembre.
A continuación, durante enero y febrero, viene la etapa de la diferenciación de los órganos florales.
Tanto la inducción como la diferenciación floral son procesos que son irreversibles, pero se van a ver afectados negativamente por varios factores, uno de ellos son las altas temperaturas y/o el déficit hídrico que afecta a gran parte del país; otro cosa importante que puede afectar estos procesos, es la falla en el suministro de carbohidratos, estoy hablando principalmente de una merma en la capacidad fotosintética de los huertos y deficiencias nutricionales como: Nitrógeno principalmente, Potasio y Magnesio”, explicó Eduardo Parra, Gerente Técnico de Zeroseven.
Otro elemento que podría también afectar estos procesos es una defoliación temprana o una senescencia anticipada producto, principalmente, del estrés térmico e hídrico característico de esta época del año y que coincide con el período de postcosecha.
“Las altas temperaturas del verano, el déficit hídrico que atravesamos, sumado a la alta radiación que tenemos en el país, forman un triángulo casi perfecto para el estrés que es muy negativo del punto de la postcosecha para nuestros huertos”, advirtió Eduardo Parra.
Según el Gerente Técnico de Zeroseven, si comparamos la zona de Curicó, por ejemplo, con el hemisferio norte a igual latitud, tenemos el doble de radiación que California.
“Esta alta radiación está afectando la tasa fotosintética, y desde el punto de vista más fisiológico está provocando una destrucción del fotosistema II y de algunas enzimas fotosintéticas; tenemos a partir de este exceso de radiación, una menor concentración de clorofila, todo esto repercutiendo en problemas de bajas en la tasa fotosintética, también hay un impacto en el metabolismo endógeno de auxinas, una menor concentración de aminoácidos importantes para la acumulación de reservas y un aumento en la concentración de amonio en nuestras plantas, detalló Eduardo Parra, Gerente Técnico de Zeroseven.
También hay efectos desde el punto de vista nutricional y que pueden ser detectados a simple vista.
“Es muy común encontrarse en este período con daños en las hojas, que aparentemente pareciera ser un quemado, sobre todo común en huertos sobre Máxma 14, esto también es producto de la alta radiación que sufre la planta, asociado además a un déficit en la concentración de Magnesio; los huertos que están expuestos a alta radiación lumínica tienen mayores requerimientos de Magnesio en comparación a huertos que crecen en condiciones de baja radiación lumínica”, evidenció Eduardo Parra.
Cobra vital importancia poder detectar y controlar los factores que pueden incidir negativamente en los huertos, más considerando que el cambio climático está dejando veranos cada vez más calurosos, mayor frecuencia de olas de calor y elevada radiación solar.
“Nosotros debemos preocuparnos de darles todas las condiciones favorables al huerto, que les permita realizar la mayor cantidad de fotosíntesis posible, entendiendo que el resultado de esta fotosíntesis va ser una adecuada acumulación de reservas, principalmente carbohidratos para la siguiente temporada. Durante este período de postcosecha, durante el verano, toda la fotosíntesis que haga el huerto debe traducirse en una adecuada acumulación de reservas que son las que nos van a dar el inicio en la siguiente primavera”, explicó el Gerente Técnico de Zeroseven.
Afortunadamente existen herramientas para disminuir o minimizar este estrés hídrico y térmico. El uso de protectores o bloqueadores solares son una excelente alternativa para minimizar los efectos de las condiciones adversas que ofrecen a los huertos la temporada estival.
“Personalmente yo prefiero las caolinas, porque permiten reflectar muy bien la luz, lo que ayuda a disminuir la temperatura de las plantas; la aplicación de este tipo de protectores deben realizarse inmediatamente terminadas las cosechas y la idea es ir repitiendo cada 25-30 días de modo tal de dejar el huerto protegido durante todo el verano”, recomendó Parra.
El uso de este tipo de productos permite disminuir las temperaturas foliares, evitando el cierre estomático prematuro y, por ende, la disminución en la tasa fotosintética. El beneficio de los bloqueadores o protectores solares está avalado por una serie de investigaciones. Eduardo Parra, destacó uno de ellos: “el poder obtener o lograr favorecer una mayor acumulación de almidón a nivel de dardos, lo que trae como efecto muy positivo un dardo más maduro a la hora de entrar en dormancia y más resistente a las bajas temperaturas durante la primavera, junto con favorecer procesos como la floración en la siguiente temporada, la cuaja inicial y desarrollo acorde y bueno del fruto”, explicó.
Una correcta fotosíntesis y acumulación de reservas durante la postcosecha son esenciales para la siguiente primavera; recordemos que el inicio de la actividad radicular ocurre recién 20 a 30 días después de floración, por lo tanto, durante todo ese período inicial la planta está sosteniendo su actividad metabólica únicamente en base a reservas.
Desde Zeroseven recomiendan el uso de protectores o bloqueadores solares en conjunto con con otros productos que ayuden a seguir minimizando el estrés abiótico: “por ejemplo los extractos de algas y ahí principalmente, un poco desde la experiencia y de todos los trabajos que hay asociados, los del género de Ascophyllum son ideales; el uso conjunto de las caolinas y las algas se ha estudiado bastante, demostrando el beneficio de disminuir el estrés térmico asociado a mayor acumulación de reservas y, por ende, una mejor postcosecha y un mejor inicio de la siguiente temporada”, concluyó Eduardo Parra.
Detectar, controlar y prevenir el estrés abiótico en los huertos son labores que no pueden evadirse, más considerando que los tres factores: altas temperaturas, escasez hídrica y alta radiación, son cada vez más frecuentes y extremos. Es necesario mantener los huertos protegidos y acondicionados para mitigar el estrés y mejorar así las producciones.
Hay muchas plantas que pueden mejorar de forma notable nuestros jardines. La milenrama es una de esas plantas. Es una planta medicinal que tiene muchos usos.
Cultivar espárragos en el huerto puede ser una tarea gratificante. Los espárragos (Asparagus officinalis) son una hortaliza perenne que puede producir durante más de 15 años si se cuida correctamente.