La enfermedad conocida comúnmente como oídio, es un hongo parásito, especialmente de la vid, cuyo aparato vegetativo forma sobre las hojas de esta planta una red de filamentos blanquecinos y polvorientos.
Los síntomas del oídio pueden visualizarse en cualquier tejido verde de la planta, pudiendo presentarse en frutos, raquis, hojas y partes florales.
Inicialmente en la superficie de las hojas aparecen manchas de coloración blanca correspondiente al signo o la visualización del hongo sobre el hospedero. La esporulación ocurre de 5 a 7 días desde el momento de infección.
Las esporas en las zonas infectadas aparecen como pulverulencia blanca a grisácea, bastante característica y similares a ceniza. El daño principal se produce sobre el fruto, el cual puede ser cubierto completamente. También se evidencian daños en raquis afectando la comercialización de la fruta. La presencia del hongo sobre la flor puede disminuir tanto el tamaño de las bayas, como su contenido de azúcar, e incluso evitar el desarrollo de estas.
El hongo puede también causar “russet” o cicatriz en las bayas afectadas.
Es una enfermedad cuyas conidias y ascosporas (fase sexual) son diseminadas mediante el viento.
La fase asexual o anamorfo sobrevive como micelio dormante en yemas infectadas de la temporada anterior, que al brotar pueden afectar los brotes. En sectores de la Región de Coquimbo, donde la fase sexual está presente la sobrevivencia ocurre en cuerpos frutales llamados “chasmotecios”, pudiendo encontrarse en los intersticios de la corteza de la vid y en hojas. La importancia relativa de la fase sexual en el país aún no está claramente identificada.
Para controlar adecuadamente esta enfermedad se deben utilizar diversas estrategias. La integración de éstas proveerá un control eficiente:
Se debe recalcar que cualquier tratamiento químico es más efectivo cuando está sumado a prácticas culturales. El manejo debe enfocarse a un control preventivo para la infección primaria, la cual se produce al inicio de la estación de crecimiento.
El tratamiento debe efectuarse tempranamente cuando los brotes líderes o bandera tengan entre 5 a 10 cm de largo, manteniéndose un programa de aplicaciones periódicas cada 7 a 14 días hasta la maduración de las bayas. El intervalo de aplicaciones dependerá de la residualidad del producto y de las condiciones climáticas.
En términos generales, el tratamiento comienza tempranamente en brotación mediante el uso de productos en base a azufre. Esto se realiza para controlar el micelio latente y evitar que afecte los brotes. En floración no se realizan aplicaciones de azufre mojable, debido a que favorece la corredura.
Por este motivo se utilizan productos que pueden pertenecen a diversos grupos químicos. Entre los más usados son los fungicidas de la familia de los triazoles, que pertenecen al grupo de los inhibidores de la síntesis de ergosterol (IBE’s). La duración del tratamiento debe ser hasta pinta o envero cuando la uva alcanza 8 a 12º brix, debido a que en esta etapa las bayas dejan de ser susceptibles.
A continuación, se señalan las alternativas de productos químicos para el control de oídio.
La llegada de la mosca de alas manchadas, Drosophila suzukii, supuso un desafío mayor para los productores de frambuesa en Chile, ya que este frutal es una de las especies preferidas por esta plaga para reproducirse.
Los paneles en agricultura agrovoltaica protegen a las vides de temperaturas extremas, reduciendo las caídas de hasta 2 °C y aumentando la supervivencia de las plantas entre un 25% y un 50%.