La fertilización de las plantas siempre resulta algo complejo si nunca se ha hecho. Existen muchas formulaciones y cada cultivo requiere de un fertilizante o fertilizantes específicos si se quieren hacer bien las cosas. Además, en cada estado fenológico del cultivo, los aportes de nutrientes van a ser diferentes.
¿Hay un mejor fertilizante para todo? Lo cierto es que no. La especificidad de cada cultivo, sustrato y situación, exige diferentes tipos de fertilizantes que luego veremos pero sí es cierto que los hay muy específicos en sus formulaciones para según que cultivos y usos.
Pero antes, sentemos unas bases sobre la nutrición vegetal a grandes rasgos por si eres nuevo en esto de alimentar a la flora.
Son 3 y los conocerás de sobra si ya te has paseado más veces por este blog. El famoso NPK. Nitrato, fósforo y potasio.
¿Y no te preguntas por qué el carbono no está incluido? Al fin y al cabo, los seres vivos de este planeta estamos basados en la química del carbono.
Lo obtienen principalmente del CO2 que metabolizan con la fotosíntesis. Este carbono es el pilar fundamental de la glucosa y de muchas otras moléculas que las plantas metabolizan.
Los 3 macronutrientes NPK no se encuentran en el aire en las cantidades suficientes como para que una planta pueda abastecerse. Es cierto que el aire tiene nitrógeno en un 79% aproximadamente pero se considera inerte por ser nitrógeno gas N2. Esta molécula contiene un triple enlace que la hace tremendamente estable y es complicado que reaccione con la planta de forma directa. Hay algunas plantas que pueden nutrirse de N2 atmosférico, contadas excepciones. Lo más habitual es que el nitrógeno atmosférico sufra un ciclo, en el que se va fijando al suelo convirtiéndose a medio y largo plazo en nitrógeno mineral, la forma que tiene planta de absorberlo para sus procesos metabólicos.
Estos tres macronutrientes pueden venir de diferentes orígenes, orgánico o mineral que luego veremos. Ahora vamos a centrarnos en cuál es la función de cada uno de ellos. Tiene muchas funciones pero las más destacables son:
Nitrógeno: Importantísimo en las primeras fases del cultivo y en el crecimiento de la parte vegetativa de planta. Se suele decir que el nitrógeno es importante para las «partes verdes» de la planta.
Fósforo: Importante para la implantación del cultivo en su fase vegetativa (estimula el desarrollo radicular). Además, debemos tener un buen contenido en fósforo para asegurar una buena floración y cuajado.
Potasio: Importante en la formación de frutos y maduración. Es un elemento muy importante en frutales por ejemplo para conseguir frutos grandes y de calidad.
Las proporciones de cada uno de ellos en una formulación, depende del cultivo, del momento en el que se encuentre el propio cultivo (primeras fases, floración, cuajado…) y de la calidad nutricional del suelo que tengamos que suplir. Algunos ejemplos de formulaciones comunes son:
- NPK 13-40-13
- NPK 15-15-15
- NPK 15-5-30
- NPK 14-40-5
- NPK 23-5-5
- NPK 15-10-15
- NPK 17-6-18
- NPK 20-20-20
- NPK 20-5-20
- NPK 7-12-38
Hay muchas, muchas más.
Prácticamente el 99% de los minerales que la planta necesita son estos tres. Y aunque los micronutrientes en cantidad no supongan nada en comparación con NPK, su importancia en pequeñas dosis es vital para muchas funciones metabólicas de las plantas.
Son principalmente el hierro, el manganeso, zinc, cobre, boro y molibdeno.
El déficit de alguno de estos nutrientes también acarrea serios perjuicios para el crecimiento de las plantas que muchas veces son confundidos con enfermedades producidas por virosis, bacterias hongos o nematodos. La clorosis férrica es un ejemplo típico de carencia de hierro.
Los planes de abonado deben incluir en sus fórmulas también ciertas dosis muy controladas de estos micronutrientes. Normalmente, una buena fertilización orgánica en forma de humus, compost, estiércol madurado, abonos verdes etc. suele suplir estos micronutrientes esenciales y otros que no hemos mencionado.
Ya está demostrado que un exceso de fertilización es muy perjudicial para el medio. Una fertilización mal ejecutada por exceso puede afectar a la planta negativamente, puede alterar el equilibrio del suelo, tanto a nivel fisicoquímico como biológico. También puede contaminar acuíferos, haciendo totalmente inservible el agua para consumo humano.
Por eso, cada vez más se optimizan al máximo las dosis y se hacen mejores y mejores fertilizantes, cada vez más específicos y tecnificados.
Aquellos cultivos de altas inversiones como los invernaderos con o sin suelo (hidropónicos) la dosificación de macro y micronutrientes es de una precisión asombrosa. El retorno de inversión también es algo que condiciona la elección de los fertilizantes y nos podemos permitir ese nivel de tecnificación. Cultivos de invernadero por ejemplo (tomate, pimiento, fresa…) son cultivos típicamente tecnificados.
Y si nos vamos a hidropónicos donde la fertilización líquida hace su acto de presencia, entonces ya los niveles de tecnificación en la fertilización se nos disparan.
Abonos simples: Aquellos que aportan un solo nutriente a la planta. Son cada vez menos utilizados, en favor de los abonos complejos. De todas formas, para correcciones puntuales o necesidades muy especiales se siguen usando.
Abonos Compuestos: Tiene dos o tres de los macronutrientes esenciales. Se llaman binarios (2 de los 3 nutrientes) o ternarios (los 3 nutrientes) según su formulación . Pueden ser complejos (reaccionados químicamente NPK en un mismo gránulo) o mezclas (gránulos de cada nutriente por separado y mezclados).
Sólidos: Suelen presentarse en forma granulada. Son muy habituales en monocultivos de gran extensión (secano y regadío) como cereal, leguminosas etc. Procedentes de la industria de fertilizantes. Son sintetizados de forma que se asegura que cada gránulo tenga la misma composición y equilibrio de cada nutriente. Este tipo son los mayoritarios en la agricultura convencional.
Líquidos: Son los mejores fertilizantes en cultivos de alta tecnificación donde el abonado va junto con el agua de riego. En cultivos de alto rendimiento como la marihuana se suelen dar este tipo de productos tan específicos. Y además son abonos totalmente de composición orgánica con su proporción concreta de NPK y contenidos variables y equilibrados de los antes llamados micronutrientes. Productos como Fertilizantes Biological Activated Cocktail BAC o Fertilizantes Advanced Nutrients son un ejemplo de la amplia variedad de fórmulas, mezclas y formas de aplicación.
Otra clasificación habitual se produce en el modo de aplicación aunque esta clasificación es más abierta.
Abonos de fondo: Son aquellos que se aplican al suelo antes de la implantación del cultivo o en el momento de sembrar y suelen ser de liberación controlada.
Abonos de cobertera: Abono que se aplica durante el alguna fase concreta del cultivo para apoyar nutricionalmente en algún estado fenológico crucial para el cultivo como la floración o el cuajado.
Fertilizantes de aplicación foliares: Aquellos que se aplican pulverizados sobre las hojas como fertilización de apoyo
Fertilizantes para fertirrigación: Son aquellos que se mezclan con el agua de riego. Utilizados en cultivos de regadío tecnificados donde se controla al milímetro la dosis de riego (invernaderos, hidroponía).
Ninguna de estas clasificaciones son excluyentes. Es decir, cuanta más información tengamos o podamos dar de un fertilizante, más seguros estaremos de cómo usarlo. Un ejemplo puede ser un Abono compuesto ternario líquido para aplicación foliar 10-20-10. Con esto estamos dando una gran cantidad de cómo es ese fertilizante.
Si eres uno de los muchos concienciados deberás tener mucho ojo porque ni todo se puede reciclar ni cualquier cosa cabe en el cubo del compostaje.
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