Estamos acostumbrados a trabajar con los NPK, nitrógeno-fósforo-potasio y de sobra conocemos los micronutrientes. Lo primero que se nos pasa por la cabeza cuando vemos una planta amarillenta es que tiene clorosis férrica. Sin embargo, muchas otras veces desconocemos que es el magnesio en las plantas quien también interviene en dar verdor al cultivo. Hoy hablamos de su importancia.
Dentro de todas las formas de magnesio, la planta sólo absorbe el ión Mg2+. Esta asimilación se puede hacer tanto aportada en riego (fertirrigación) y posterior absorción radicular o en aporte foliar, a través de la penetración vía epidermis por las hojas.
Un cultivo medio realiza una extracción de magnesio que va desde 20 a 80 kg/ha. Tiene un papel fisiológico claro y clave para el desarrollo de cualquier planta. En esto que comentamos a continuación participa este elemento.
- Elemento básico en la molécula de clorofila. Inverviene en el verdor de la planta. Representa el 2,7% del peso total, pero es indispensable.
- Interviene en la síntesis y formación de proteínas. Carotenos y Xantofilas (formación de color en frutos) necesitan magnesio para cumplir determinados metabolismos básicos de la planta.
- Reduce la transferencia de carbohidratos de las hojas y tallos a la raíz. En cultivos de raíz como patata, remolacha u otros hay que tenerlo muy en cuenta.
- Aparece una gran sensibilidad a la luz. En verano, se pueden ver necrosis en las hojas por una falta de fotoregulación del cultivo.
Aunque el magnesio tiene mayor movilidad que el calcio, hay veces que bien por presencia de otros elementos antagonistas (potasio, sodio, calcio, etc.) como por la carencia propia de magnesio en el suelo, la planta pueda presentar síntomas de deficiencia.
Como el magnesio interviene en la fotosíntesis y en la molécula de clorofila, lo primero que podemos pensar es que una carencia de magnesio induce una clorosis en el cultivo.
La movilidad del magnesio es alta en la planta, por eso, al contrario que con el hierro, la carencia de magnesio suele aparecer en la parte inferior de cualquier cultivo. Es decir, en las hojas viejas.
Aunque estemos abonado correctamente con aportes continuados de magnesio, puede ser que aparezcan clorosis de magnesio en la planta. Esto se debe sobretodo a grandes aportes de potasio en fase de maduración de frutos, reduciendo la asimilación de magnesio.
A modo de ejemplo, ésta sería el orden, por facilidad de absorción, de estos cationes:
Na+ > K+ > Mg2+ > Ca2+
Viene determinado por el tamaño de los iones y por la carga eléctrica. Menor tamaño y menor carga del catión tendrá mayor facilidad de absorción
Dependiendo de la zona donde nos encontremos, en muchas ocasiones y en función de la conductividad del agua, podremos aportar una gran cantidad de calcio y magnesio de forma gratuita.
Hay que pensar que este aporte no siempre es absorbible por la planta, ya que muchas veces viene bloqueado y guarda mucha relación con la cantidad que haya entre estos dos elementos.
Hay una regla que establece que para que haya una perfecta absorción de calcio y magnesio del agua de riego ha de tener una relación de 2 a 1 en adelante. Es decir, el doble de calcio que de magnesio. Y de ahí en adelante.
Si cogemos un análisis de agua de laboratorio, podemos obtener una gran cantidad de información relevante para poder ahorrarnos dinero en la aportación de fertilizantes.
En este caso, tenemos que saber medir las unidades con las que se trabajan en estos análisis. Meq/L, ppm o mmoles/L.
Si nos vamos a un agua tipo en muchas zonas de España, con un pH de 8,5 y una conductividad de 1,2 mS/cm, podemos tener un gran aporte de calcio y magnesio, entre otros. En este ejemplo, la cantidad quedaría de la siguiente manera:
- Calcio: 200 mg/L = 10 meq/L = 5 mmoles/L
- Magnesio: 100 mg/L = 8,23 meq/L = 4,11 mmoles/L
Con esto, cubriríamos prácticamente las necesidades del cultivo de calcio y magnesio, por lo que no haría falta aportar estos nutrientes. Nos podemos imaginar el gran ahorro que obtendríamos con ello.
Sin embargo, la regla comentada anteriormente nos dice que debe haber prácticamente una diferencia o ratio de 2 para que se produzca la máxima absorción de los dos nutrientes, por lo que podría ser adecuado, en la fase de cuajado y engorde de frutos, de aportar un extra de calcio (nitrato cálcico, por ejemplo).
Pongamos que el agua que tenemos es de grifo y tiene menor número de sales disueltas. Un caso con un pH prácticamente neutro (7,5) y una conductividad eléctrica de 0,45 mS/cm.
Éstos son los valores que podemos ver en el análisis de agua.
En este caso, con un agua «plana», hay que aportar calcio y magnesio, de forma que completemos los estándares recomendados en fertirrigación. Hasta 10 meq/L de calcio y 4 meq/L de magnesio.
Podemos encontrar muchas formas de aporte de magnesio, ya sea en forma quelada, complejada o sin aditivos mejorantes de absorción.
Las fórmulas más conocidas (y económicas) de aporte de magnesio son el nitrato de magnesio y el sulfato de magnesio. Cada una con una riqueza distinta de este elemento.
También podemos encontrar, como hemos dicho, formas queladas o magnesio complejado con ácidos orgánicos.
Formas de quelación pueden ser los heptagluconatos, quelado EDTA, ácido hexahidroxi cáprico, etc.
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