La moniliasis (“pudrición morena/parda de los carozos” o tizón de la flor es una enfermedad grave que afecta principalmente a los carozos como duraznero, nectarín, ciruelo, cerezo, y que es causada por el hongo, Monilinia fructicola.
Entre otros hospedantes secundarios afectados se encuentran el damasco, la guinda y el almendro. Está ampliamente distribuido en el mundo, ha sido reportada en América del Norte, América Central, América del Sur, Oceanía y está ausente en la mayoría de los países del continente europeo.
A nivel mundial, M. fucticola se considera que provoca una de las enfermedades más graves en los frutales de carozos y se caracteriza por causar pérdidas tanto por el atizonamiento de las flores y brotes, como por la pudrición de frutos de carozos en pre y postcosecha.
Nombre científico: Monilinia fructicola.
Clasificación: Fungi, Ascomicete. Orden: Helotiales. Familia: Sclerotiniaceae.
Hospedero: Carozos, como durazneros, damascos, ciruelos, cerezos y almendros, entre otros.
Distribución e importancia económica Este patógeno está ampliamente distribuido en el mundo, en especial, en países productores de carozos. En Chile se detectó en marzo de 2011 en durazneros y nectarinos y fue considerada plaga cuarentenaria presente bajo control obligatorio hasta 2014.
El patógeno inverna en forma de micelio en los frutos momificados en el árbol o piso del huerto. En la primavera, el micelio de los frutos momificados produce nuevos conidios, que son llevados por el viento, agua de lluvia y salpicaduras o los insectos, hacia los botones florales. Los conidios germinan y producen infección al cabo de unas cuantas horas.
Se caracteriza por causar pudrición blanda y acuosa con moho superficial sobre frutos en desarrollo o durante la postcosecha (Fotos 1 y 2), los que luego de perder humedad se momifican. También puede producir atizonamieniento en flores y brotes.
Al finalizar la cosecha es importante eliminar todo fruto que pueda haber quedado en el árbol o piso del huerto. Durante la floración también debe eliminarse todas las flores o brotes atizonados. Hacer podas en verde de manera de favorecer la luminosidad y ventilación de la fruta en crecimiento.
Mantener una fertilización nitrogenada adecuada. Durante la cosecha se deben evitar golpes y enfriar rápidamente, llevándola a temperaturas cercanas a 0°C.
Para el control químico de esta enfermedad se utilizan fungicidas, por lo general; para proteger directamente la superficie de las plantas de la infección, o bien, para erradicar un patógeno que ya ha infectado a la planta.
Sin embargo, algunos tratamientos químicos tienen como objetivo reducir la cantidad de inóculo presente en el huerto; antes de que este último entre en contacto con la planta. Las aplicaciones en floración son cruciales para el control de esta enfermedad.
Éstas pueden ser 2 a 4 aspersiones a partir del momento en que las yemas florales adquieren una tonalidad rosada; hasta la caída de los pétalos. Debe utilizar fungicidas autorizados por el SAG para el control de la enfermedad y frutal correspondiente.
Posteriormente, las aplicaciones de pre-cosecha (dependiente del mercado de destino) son un buen complemento, cuando hay ataques severos de la enfermedad.
Kapilar es un sistema de jardín a pequeña escala con un sistema de riego subterráneo autónomo. Su diseño está pensado para maximizar el uso del agua en climas hostiles.
Las prácticas respetuosas con el medio ambiente sustituyen a los antimicrobianos en los colmenares de Ghana, trabajando en una una apicultura sostenible.