La desalinización agrícola se abre paso en Sudamérica
Para celebrar el Día Mundial de la Agricultura, este 9 de septiembre, la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, hace mención especial de “Las Salinas de Pullally”, una comunidad agrícola de 300 personas en Valparaíso, Chile, que dio el primer paso de lo que promete ser una de las tendencias más importantes en la adaptación al cambio climático que la región sudamericana está compelida a implementar con velocidad y eficiencia.
Allí se instaló la primera planta desalinizadora para uso exclusivamente agrícola en el Sur de América Latina y su propósito es el de desmitificar los argumentos alrededor de la tecnología y sentar las bases de una agricultura rentable, sustentable e independiente de las fuentes convencionales.
La planta que fue construida, facilitada y será mantenida y operada (por tiempo indefino) por la empresa Vigaflow. Su director, Ivo Radic, quien además funge como representante de ALADYR para Chile, explicó que ésta es una planta desalinizadora de tamaño pequeño capaz de producir 25 metros cúbicos al día, pero que apunta a ser un gran ejemplo a nivel nacional.
“Con estas iniciativas estamos ganándole terreno a la desertificación en comunidades que han tenido que desistir de cultivos que históricamente han sido su sustento económico” dijo Radic.
Por su parte, el director del Centro de Investigación HUB Ambiental de la Universidad de Playa Ancha y director del proyecto, Dr. Claudio Sáez Avaria, declaró que esta es la primera experiencia en Sudamérica que marca una colaboración multisectorial para la desalinización exclusivamente agrícola y que la verdadera cosecha de este proyecto se medirá no en kilogramos de frutas y hortalizas, sino en datos y conocimiento científico que permitirá la aplicación masiva en la región.
“La colaboración entre la universidad, las instituciones gubernamentales, el sector privado y la comunidad, fue tan fluida que no pasaron más de tres meses para la instalación. Esperamos a las primeras cosechas para final de año, pero lo importante serán los datos metabólicos de tolerancia de los cultivos a las condiciones desérticas y qué porción de agua desalada requieren” explicó.
Resaltó que es un proyecto de circuito cerrado puesto que el concentrado salino residual del proceso de desalinización se implementará en cultivos de alta tolerancia a la salinidad.
Según Sáez Avaria, esta iniciativa parte de una investigación de experiencias internacionales con el objetivo de “sentar las bases con nuestras propias características y hortalizas” entre las que se encuentran frutillas, tulipanes y cultivos experimentales que se adaptan a las condiciones climáticas como la quinua y la tuna, entre otros que se serán investigados a lo largo de los años que dure el proyecto, en combinación con distintas formas de agricultura como la hidropónica y el riego por goteo.
Destacó la buena aceptación por parte de la comunidad, quienes cedieron el terreno de 718 hectáreas. “Están felices de ser los pioneros en la desalación exclusivamente agrícola porque han sufrido por mucho tiempo la desertificación y la salinización de las fuentes subterráneas, pues los cultivos eran base de su economía local y ahora van a poder recuperarlos” completó.
En el proyecto también colaboraron Corfo con el financiamiento, el Gobierno Regional de Valparaíso, la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (Anid) y el Centro Avanzado de Tecnologías para el Agua (Capta).
Hasta ahora la desalinización agrícola en la región sólo había sido posible con las plantas multipropósito que fueron instaladas en un principio para abastecer a faenas mineras y producir agua potable, pero esta iniciativa apunta a una solución descentralizada exclusivamente agrícola, lo cual ya ha sido en probado con éxito en México para el cultivo de berries en el desierto y en España, donde ya tienen una arraigada tradición agrícola con este método.