Entre los problemas que anualmente afectan a durazneros y nectarinos se encuentra la Cloca, enfermedad que daña a las hojas y su posibilidad de realizar la fotosíntesis con lo que disminuye producción y calidad de la fruta y limita las exportaciones, llegando, incluso, a deteriorar la producción de la siguiente temporada.
La cloca, causada por el hongo Taphrina deformans, se encuentra presente en toda la zona productora de estas especies frutales y fue descrita en Chile en el año 1896. La enfermedad está siempre presente y su impacto puede ser de gran importancia en primaveras e inviernos lluviosos.
Los síntomas de esta enfermedad se presentan en primavera a inicio de brotación, comenzando por las hojas, las cuales se observan de color verde pálido a amarillo, lo que se denomina clorosis y con malformaciones que toman una coloración rojiza, produciendo un engrosamiento de partes del foliolo o de la hoja completa, debido al desarrollo de ascos y ascosporas del hongo.
Este encarrujado compromete hasta el brote, el cual se deforma y toma un color verde pálido amarillento. Este daño compromete la producción de la siguiente temporada, dado que estos brotes serán las ramillas productivas del próximo año. En casos severos este brote muere.
El hongo también puede afectar los frutos, sólo en casos muy severos y dependiendo de la sensibilidad varietal; se pueden producir malformaciones superficiales denominadas hiperplasia e hipertrofia que llevan a la muerte o necrosis de los tejidos.
Las esporas del hongo son diseminadas por agua de lluvia, llovizna y rocío, durante la primavera, cuando infectan las hojas desde la separación de escamas hasta emergencia, inmediatamente superado el estado de yema hinchada.
Las esporas permanecen todo el año en yemas, ramillas y corteza del árbol, en forma saprofítica, es decir, desarrollándose sin la necesidad de obtener nutrientes de la planta.
El control de la enfermedad de la cloca es de tipo preventivo y con muy buen efecto; debe realizarse en forma oportuna y con un buen mojamiento de los árboles. Se deben realizar aplicaciones de agroquímicos con productos basados en sales de cobre; se deben usar aquellos que presentan una mayor persistencia y adherencia sobre los tejidos de la planta.
Las aplicaciones se deben realizan en otoño en caída de hojas con 20, 50 y 80% de hojas caídas. Cuando ya ha brotado deben usarse otros fungicidas como Dithiocarbamatos como Ferbam, Dodine u otro producto recomendado previa evaluación.
El Instituto Rich Earth de Estados Unidos trabaja para normalizar esta práctica y promover la sostenibilidad, utilizando la orina como fertilizante a gran escala.
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