Una nueva temporada: ¿saliendo de la tormenta perfecta para una óptima calidad?
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Por Bruno Defilippi Bruzzone, director regional de INIA La Platina.
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Bruno Defilippi Bruzzone
Usualmente la exportación de cerezas marca el inicio de la temporada de envíos de fruta fresca a los principales mercados, a pesar que a estas alturas del año ya se ha exportado un volumen importante de paltas.
Como se ha mencionado y reportado en diversos medios, la temporada pasada no fue de las mejores en términos de calidad y condición para muchas frutas de Chile y otros países proveedores de mercados distantes, esto condicionado principalmente por los problemas de logística de transporte a nivel mundial derivando en tiempos de viaje mucho más largos a los que requiere el envío de un alimento fresco, y que debe llegar con calidad global óptima en términos de apariencia, textura y sabor.
Sólo como ejemplo, no fue extraño llegar con arándanos o paltas con más de 60 a 70 días desde el momento de cosecha a consumo, lo cual es superior a la vida útil de ambas frutas para llegar con un producto óptimo a mercado. Esto afectó tanto a Chile, como a otros países proveedores de fruta como Perú. A esto se sumaron otros factores asociados a disponibilidad de agua en zonas productivas importantes, encarecimiento de los insumos y disponibilidad de mano de obra, entre otros.
Si bien para esta temporada el panorama en términos de logística de transporte es bastante mejor que el anterior, incluso adoptándose medidas importantes a nivel nacional como el caso de envíos más rápidos vía marítima de arándanos a Estados Unidos, similar a lo realizado con los “cherry express” a Asia; es crucial considerar la importancia que tienen todas las etapas en la cadena de valor de una fruta, incluyendo la selección de la variedad adecuada a plantar, las prácticas de manejo agronómico, la definición del momento óptimo de cosecha y la adecuada aplicación de los procesos en postcosecha.
En el ámbito de variedades, es evidente el gran dinamismo en el recambio varietal en muchas especies, destacando uva de mesa y arándano en la última década; sin embargo, sabemos que la variedad nos da sólo la base, o un potencial de vida útil, pero debe ser reforzada con una adecuada selección de la zona de plantación y un manejo productivo óptimo en todas sus etapas.
Esto cobra aún mayor importancia para enfrentar imprevistos o dificultades en aspectos críticos como la logística de transporte, ya sea nivel local entre las zonas de producción, proceso y puertos, o durante el transporte marítimo a destino. Otra diferencia con la temporada anterior, fue la presencia en invierno con una mayor frecuencia y volumen de precipitaciones, lo que si bien es muy bienvenido por la agricultura, en productos específicos como las paltas, nos llama a revisar los programas de manejo de enfermedades, sanitización y a optimizar las tecnologías disponibles.
Un punto crucial para muchas frutas en determinar la llegada con fruta de calidad óptima, y que afortunadamente es manejable en origen por las empresas, es la consolidación de la carga (contenedor o barco) en tiempos que sean los más corto posible. A medida que despachemos nuestra carga lo más cercano a cosecha, nos permitirá en primer lugar llegar a mercado con una fruta de menor edad que permite expresar todos los atributos de calidad por los cuales los exigentes consumidores están dispuestos a pagar: sabor, apariencia y textura. Además, un manejo rápido pero cuidadoso en la etapa de proceso y despacho optimizará la eficacia del uso de las tecnologías de postcosecha que estamos aplicando.