Vasco Masías: "Perú tiene que ser el líder en biotecnologías"
“Están sucediendo muchas cosas grandes, y van a impactar fuertemente, pero mucha gente aún no se da cuenta. Muy aparte de los eventos climáticos o las crisis políticas, asuntos que ya tenemos bastante claros, se viene una explosión de innovación en biología”, dice Vasco Masías, Director del Grupo Alimenta y La Calera. Desde hace 27 años, Vasco ha apostado por la disrupción en sus empresas, ligadas a la industria alimentaria, la biotecnología y la agroindustria en Perú. “Hasta ahora hemos visto solo la superficie, pero ahora vienen más regulaciones; solo basta ver la cantidad de empresas biológicas que ha comprado Bayer y BASF en Europa…”, añade.
En febrero de este año, el prestigioso diario económico español Cinco Días, titulaba una nota de esta manera: “Bayer y Kimitec se unen para ofrecer soluciones biológicas al campo. Desarrollarán productos derivados de fuentes naturales para combatir plagas, enfermedades y malas hierbas”. En el artículo, se podía leer que “Kimitec gestiona MAAVi Innovation Center, el mayor hub de innovación biotecnológica de Europa, que cuenta con 15 años de experiencia en la investigación y el descubrimiento de moléculas y compuestos naturales para la agricultura y la industria alimentaria”.
Por su parte, BASF anunció en su web que “el distribuidor europeo de BASF y el fabricante líder de productos químicos derivados de biomasa unen sus fuerzas para ampliar la oferta de disolventes de levulinato en toda Europa”. El artículo se tituló de esta manera: “BTC Europe y NXTLEVVEL Biochem firman un acuerdo para distribuir disolventes de base biológica y biodegradables en toda Europa”.
Para Masías, el Perú se está quedando atrás, en asuntos relacionados a la innovación biotecnológica. “Chile y Uruguay, por poner dos ejemplos en la región, están muy avanzados en biología molecular ómica y bioinformática”, sostiene. Andes Ag es una empresa chilena que menciona Vasco, tiene una sede en Silicon Valley y patentó tecnología para incorporar bacterias benéficas dentro de semillas. Terraflos, es el proyecto biotech de Facundo Garretón, un exdiputado argentino, que se expande desde Uruguay, y también viene haciendo noticia. En la página web de su empresa, Garretón escribe lo siguiente: “Necesitamos solucionar los problemas del mundo. Luego de millones de años de evolución, hemos comenzado a entender que podemos utilizar tecnología para solucionar diversos problemas medioambientales, para producir alimentos y medicamentos a través de la naturaleza. A través de la ingeniería biológica e inteligencia artificial, podemos diseñar, escalar y transformar la biología; la idea es producir nuevos medicamentos y nuevos alimentos, con procesos productivos que no dañen el planeta, ayudando a las personas a vivir mejor”.
Hay que entender los suelos
Vasco Masías, sostiene, por su parte que la mayor eficiencia nutricional, la mayor eficacia en defensa de la planta, la mejor producción de bioestimulantes ya no van a suceder gracias a las ‘aplicaciones’, sino que se van a producir dentro de la planta o la rizosfera. “Las mejores variedades de uva, por ejemplo, todas patentadas y con royalties caros, están siendo producidas con técnicas de aceleración generacional, principalmente en California, Israel y España. ¿Dónde queda el Perú frente a esta realidad?”, se pregunta. Y agrega: “Otra vez vamos a quedar como los tontos útiles, como los que cultivan la tierra, pero no se quedan con el valor… O vamos a encontrarnos inmersos en una situación como la de la minería: los que dependen de tecnologías extranjeras, se limitan a ser productores de productos básicos. Soluciona muy poco poner unos espárragos en conservas, es algo, pero igual es poco”.
La propuesta del empresario peruano tiene que ver con, a partir de la gran biodiversidad que hay en el Perú, de la gran base productiva que generan las agroindustriales, consolidar un sistema que se inserte, “que capture una mayor parte del valor de la cadena productiva. Y esto pasa por la biología”.
“Me he dado cuenta de que la gran mayoría de personas no entiende bien las dinámicas biológicas de la planta. Hay que entender las dinámicas del suelo para que el Perú pase de ser el campeón en volumen de tres o cuatro cultivos, a ser el campeón y líder en el desarrollo de las nuevas herramientas agronómicas, basadas en las nuevas ciencias, como bioinformática, ómica, biología sintética, nanotecnología, etc”, dice.
Ustedes, como Grupo Alimenta, están instalando el primer laboratorio de biología molecular para análisis de metagenómica de suelos en Ica, ¿quiénes se van a beneficiar?
Vamos a elegir unos cuatro o cinco cultivos para poder hacer un mapeo muy profundo de la biología, y la metagenómica de los suelos, principalmente. Primero lo haremos en Ica y en Piura. Muy probablemente trabajaremos con palto, cítricos, uva y arándanos. Además, queremos trabajar con papa, en Huánuco, en Ayacucho, para que el impacto sea también social. Cada suelo es diferente, cada cultivo es diferente y los tenemos que estudiar a profundidad para después poder comenzar a hacer reportes. Gracias a un estudio de metagenómica podemos saber qué bacterias le están faltando al cultivo, qué tipo de hongos le pueden estar faltando, para no echar a ciegas como se hacía antes; la idea es hacerlo teledirigidamente.
¿Qué es lo que le falta a Perú para sumarse a esta explosión de innovación en biología en la agroexportación? ¿más laboratorios de biología molecular?
Fondos del Estado hay. Existen algunas iniciativas, sobre todo en la Universidad Cayetano, donde cuentan con algunas empresas aliadas. Pero faltan más emprendedores que se vuelquen a utilizar los fondos del Estado, de Innóvate Perú, para aplicarlos en desarrollar soluciones como las de Uruguay y Chile. En estos países ya existe un ecosistema que apunta al desarrollo de las biotecnologías y en Perú debemos de crear uno, con las empresas y los centros de investigación. Hace como seis años, nosotros hemos fundado una empresa que conecta universidades y centros de investigación, con empresas; se llama Bioactiva; lo que hacemos es facilitar las conexiones entre los investigadores, que tienen la ciencia, los fondos del Estado y las empresas que tienen la necesidad. Bioactiva ya trabaja con algunas agroindustriales como Camposol.