El tamarillo o tomate de árbol (Cyphomandra betaceae (Cav.) Sendt.) pertenece a la familia de las Solanáceas. Es una especie perenne y suculenta, de hoja persistente. Su nombre equivalente es Solanum betaceum (Cav.)
En las regiones andinas el tamarillo es cultivado en sectores con altitud de 1.000-2.800 msnm. Es un frutal adaptado a climas de temperatura moderada (promedio anual entre 15 y 25 ºC). En la región andina se recomiendan climas de temperatura promedio de entre 17 y 19ºC.
Durante el primer año las plantas son especialmente sensibles a las bajas temperaturas. Por otra parte, el cultivo del tamarillo en zonas tropicales no da buenos resultados, ya que se requiere de noches frías y si esta condición no está habrá muy poca cuaja.
El tamarillo es originario de zonas nubladas, por lo que la exposición directa exposición a altos niveles de radiación puede afectar su desarrollo.
El tamarillo requiere de suelos francos a franco-arenosos, con buen drenaje y un alto contenido de materia orgánica. Por el contrario, el crecimiento y desarrollo de los árboles se ve seriamente perjudicado si se cultiva en suelos arcillosos y saturados..
Ya que la maduración de los frutos toma varias semanas, estando durante ese periodo la planta fuertemente cargada con fruta, sumado a que las ramas son muy frágiles y se quiebran fácilmente, el cultivo del tamarillo puede verse muy afectado en zonas ventosas. Además, el sistema radical superficial acrecienta los problemas por viento.
El tamarillo se puede propagar por semilla, por estacas o injertos. La reproducción por semillas da origen a plantas más vigorosas, con raíces más resistentes a condiciones adversas, de entrenudos largos. Se deben extraer las semillas de los frutos seleccionados, luego se lavan, desinfectan y se dejan secando en condiciones de sombra, Posteriormente se siembran en almácigos y la germinación se logra a los 15-25 días. A los 2 meses se tienen plantas listas, con 20 cm de altura aproximadamente.
La reproducción por estacas implica utilizar madera de 1 o 2 años, con un diámetro mínimo de de 1,5 cm y un largo de 45-75 cm. Las estacas deben tener por lo menos 3-4 yemas. Se señala que la brotación comenzaría a las 3-4 semanas de enterradas las estacas. Las plantas obtenidas de estacas son más pequeñas, arbustivas, de entrenudos cortos, ramificadas desde la base, lo que constituye una ventaja si se planta en zonas ventosas. También es posible obtener plantas mediante la micropropagación, lo que permite contar con un gran número de plantas.
Para suelos fértiles se recomienda utilizar marcos de plantación de 2,5 x 4m ó 3 x 5m. En las regiones andinas de Colombia se recomienda usar una densidad de 625 plantas/há con un marco de plantación de 4x4 m. En zonas donde hay mucho viento se recomienda utilizar altas densidades. Se llevan a terreno plantas con una altura de 15- 30 cm.
La plantación se debe hacer en otoño o en primavera después de haber pasado los peligros de las heladas. El hoyo de plantación debe ser de 50x50 cm o 60x60 cm. Además, debe fertilizarse con una mezcla de NPK y guano bien descompuesto, y debe considerarse una desinfección ya que la planta es susceptible a la antracnosis y los nemátodos.
En zonas donde haya mucho viento y alta radiación, deben considerarse técnicas que permitan un mejor desarrollo del cultivo, como cortinas cortaviento o mallas de sombra. Si las condiciones son demasiado adversas, habrá que descartar la plantación.
Las necesidades hídricas del tamarillo oscilan entre los 600 a 800 mm anuales/ha, destacando que es un frutal que no tolera sequías prolongadas.
La poda de formación consiste en despuntar la planta cuando tiene una altura de 30- 40 cm, seleccionando luego 3 a 4 brotes que serán las futuras ramas madres. La poda de mantención consiste en eliminar las ramas secas, las ramas que ya produjeron y las ramas mal ubicadas (interior de la copa). También se deben eliminar los sierpes.
La poda se realiza en primavera, tan pronto como el peligro de heladas ha pasado. Las podas tempranas de primavera dan por resultado una maduración temprana de los frutos (lo mismo sucede si las plantas no se podan). En cambio, podas realizadas en el mes de Noviembre retrasarán la maduración de los frutos.
Nutrición mineral Las recomendaciones de fertilización para producción de tamarillo en Nueva Zelanda sugieren dividir las aplicaciones de N en poda (Septiembre), Noviembre y Febrero (un tercio del total en cada época) y las aplicaciones de K en Septiembre y Diciembre, todo esto para el hemisferio sur.
Las tasas de fertilización de nutrientes usualmente recomendadas son 170 kg de N, 45 Kg de P, 160 kg de K, 30 kg de Mg y 65 kg de Ca por hectárea para producir 16 ton/há de fruta.
La planta de tamarillo puede ser polinizada con su mismo polen (autopolinización) o con polen de otra planta (polinización cruzada). En un estudio realizado en Nueva Zelanda afirma que no hay diferencias en la magnitud de la cuaja frutal entre plantas auto-polinizadas y con polinización cruzada. El viento y las abejas favorecen la polinización. Los abejorros también pueden ayudar a la polinización del tamarillo (Bombus terrestres o B. hortorum).
Dentro de las especies fitófagas citadas para países productores, la literatura destaca a Leptoglossus zonatus, hemíptero que además de atacar frutos y producir su momificación es el transmisor de la Antracnosis (Colletotrichum gloeosporioides).
También es citado para su zona de origen el género Margarodes spp. El tamarillo se ve muy afectado por la presencia de nemátodos en el suelo. Los siguientes nemátodos han sido asociados al tamarillo: Xiphinema americanum, Meloidogyne sp. y Pratylenchus sp.
Entre las enfermedades más importantes citadas para países productores se encuentran la Antracnosis (Colletotrichum gloeosporioides) y la Marchitez Bacterial (Pseudomonas solanacearum). Otros géneros menos importantes son Alternaria sp., Botrytis sp., Oidium sp., Cercospora sp. y Phoma sp .
En Colombia Colletotrichum gloeosporioides causa pérdidas superiores al 50% en tomate de árbol, manzano y mora. Se ha reportado a este hongo como el agente causal de la enfermedad; su manejo se basa fundamentalmente en la aplicación de fungicidas, con resultados poco satisfactorios, lo que motivó la realización de estudios de la verdadera etiología de la enfermedad.
La caracterización morfológica del hongo se complementó mediante pruebas moleculares usando oligonucleótidos específicos, dando como resultado que C. acutatum es el agente causal de la enfermedad, permitiendo además diferenciar a C. gloesoporioides de C. acutatum.
La planta de tamarillo alcanza su madurez productiva a los tres años de plantación, y tiene una vida comercial útil de aproximadamente 7-8 años. Los rendimientos promedios en Colombia fluctúan entre 40 y 50 ton/há/año.
Puede dar altos rendimientos en climas mediterráneos, superiores a 20-30 kg por planta, aún presentando problemas de adaptación a este tipo de clima. Una plantación de alto rendimiento de tamarillo en N. Zelanda puede producir 15 ton/há. Un estudio en N. Zelanda indica que un 12% del total de flores por planta logra cuajar, pero sólo un 3% de las flores desarrolladas llega a convertirse en un fruto maduro.
Una alta abscisión de flores y frutos es una característica de esta especie. Una excesiva producción de flores puede servir para compensar la pérdida de fruta como el resultado de enfermedades o condiciones ambientales. El nivel de abscisión impacta sobre la viabilidad comercial del cultivo.
Como consecuencia del hábito de crecimiento indeterminado, no toda la fruta de un árbol madura al mismo tiempo y es necesario realizar múltiples cosechas (Portela, 1999). Por su floración extendida el periodo de cosecha se prolonga por 10 o más semanas, en otoño e invierno. Los tamarillos se cosechan a mano, partiendo el pedicelo en la zona de absición que se forma a 3,5-5 cm de la base del fruto.
El tamarillo es un fruto no climatérico, por lo que debe ser cosechado en su estado de madurez para ser consumido inmediatamente. Algunos indicadores de madurez de frutos usados son firmeza, peso, ausencia de decoloración, un contenido de azúcar mínimo de 8-10 % y una acidez titulable de 0.25-0.36 % (ácido cítrico). Como principal índice de madurez se utiliza la retención de color, el cual debe ser completamente rojo o amarillo.
Manejo de post-cosecha Según Portela (1999) las condiciones óptimas de almacenamiento para tamarillos son 3,0-4,5 °C y 90-95 % de humedad relativa. Por debajo de 3,0 °C los frutos sufren daños por frío (pardeamiento de la piel y presencia de pequeñas depresiones en la superficie del fruto), y a temperaturas mayores que 4,5 °C las pérdidas por podredumbres aumentan marcadamente.
Según algunas experiencias, el mejor comportamiento de fruta en postcosecha en términos de pardeamiento conservando frutos fue a 7ºC y 85 a 90% H.R. por un periodo de hasta 32 días, pero con incipiente infección de la zona pedicelar.
Las pudriciones son la principal causa de pérdidas en postcosecha de tamarillos. Los principales microorganismos responsables son Colletotrichum acutatum, C. gloeosporioides, Diaporthe phaseolarum, Phoma exigua y Phomopsis sp.
La combinación del baño en agua caliente con un baño de 1 minuto en una solución de imazalil (250 mg principio activo×l - 1 ) a 15-20 °C y la aplicación de cera reduce las infecciones pedicelares y la pérdida de peso durante el almacenamiento, permitiendo conservar la fruta hasta 8 semanas a 3,5 °C seguidas de 7 días a 20 °C.
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