El marañón, también conocido como cajú o anacardo, es un árbol frutal tropical de la familia de las anacardiáceas. Su nombre científico es Anacardium occidentale. Originario de la región noreste de Brasil, el marañón se ha extendido a diversas partes del mundo, particularmente en regiones tropicales de África, Asia y América Latina, debido a sus múltiples usos y beneficios económicos. Este artículo ofrece una guía completa sobre el cultivo del marañón, abarcando desde su historia y características botánicas hasta las técnicas de cultivo, manejo de plagas y enfermedades, y aspectos de la postcosecha y comercialización.
Tiene sus raíces en las regiones tropicales de América del Sur, específicamente en Brasil. Los portugueses lo descubrieron en el siglo XVI y lo llevaron a otras colonias tropicales en África y Asia. Su propagación fue rápida debido a la facilidad de su cultivo y los múltiples usos, tanto de su fruto como de su semilla. Hoy en día, los principales productores de marañón incluyen Brasil, India, Vietnam, Nigeria y Mozambique.
Es un árbol perenne que puede alcanzar entre 8 y 14 metros de altura. Tiene un tronco corto y una copa densa y extendida. Sus hojas son simples, alternas, de forma elíptica y de color verde brillante.
Las flores son pequeñas, de color blanco o rosado, y se agrupan en inflorescencias en forma de panícula. Son hermafroditas, lo que significa que cada flor contiene tanto órganos masculinos como femeninos, permitiendo la autopolinización.
El fruto del marañón es único por su doble naturaleza. Consiste en una nuez que está unida a un pseudofruto llamado "manzana de marañón". La nuez, que es la verdadera semilla, es la parte más valiosa comercialmente y se encuentra recubierta por una cáscara dura y tóxica que contiene ácido anacárdico y cardol. La manzana de marañón es jugosa y agridulce, consumida fresca o procesada en jugos y mermeladas.
Es una planta tropical que prospera en climas cálidos y húmedos. Requiere una temperatura media anual entre 24 y 28 grados Celsius. Prefiere áreas con una precipitación anual de 1000 a 2000 mm, aunque es capaz de tolerar periodos secos prolongados gracias a su sistema de raíces profundas.
Se adapta a una variedad de tipos de suelo, pero prefiere suelos arenosos y bien drenados con un pH entre 4.5 y 6.5. Es esencial que el suelo no se encharque, ya que esto puede provocar problemas de pudrición de raíces.
El marañón puede propagarse por semillas o mediante técnicas vegetativas como el injerto y el acodo. La propagación por semillas es la más común debido a su simplicidad. Sin embargo, las técnicas vegetativas aseguran plantas con características deseables y una producción más rápida.
Para la siembra, se recomienda utilizar semillas frescas y sanas. Se debe realizar un hoyo de aproximadamente 30 cm de profundidad y ancho, mezclando el suelo con materia orgánica. Las semillas se plantan a una profundidad de 3 a 5 cm y se cubren con tierra.
El espaciamiento ideal entre los árboles de marañón es de 8 a 10 metros, lo que permite un buen desarrollo de la copa y facilita las labores de cultivo y cosecha.
El manejo del cultivo del marañón incluye prácticas como la poda, el riego y la fertilización. La poda se realiza para eliminar ramas muertas o enfermas y para dar forma al árbol. El riego debe ser regular durante los primeros años de establecimiento, disminuyendo a medida que el árbol madura. La fertilización debe basarse en análisis de suelo, utilizando abonos orgánicos y minerales según las necesidades del cultivo.
Las principales plagas que afectan al marañón incluyen el barrenador del tallo (Plocaederus ferrugineus), la broca de la semilla (Analeptes trifasciata) y el pulgón (Aphis gossypii). Estas plagas pueden controlarse mediante prácticas culturales, biológicas y el uso de insecticidas específicos.
Entre las enfermedades más comunes se encuentran la antracnosis (Colletotrichum gloeosporioides), la pudrición de la raíz (Phytophthora spp.) y la mancha foliar (Cercospora spp.). La prevención y control de estas enfermedades incluyen el uso de variedades resistentes, la aplicación de fungicidas y la implementación de buenas prácticas agrícolas.
El marañón comienza a producir frutos a partir del tercer o cuarto año después de la siembra. La cosecha se realiza manualmente cuando la manzana de marañón cambia de color verde a amarillo o rojo y la nuez se desprende fácilmente. La cosecha suele coincidir con la estación seca, facilitando el proceso.
El procesamiento del marañón incluye la separación de la nuez de la manzana, el secado, la tostación y el descascarado de la nuez. Estos procesos son esenciales para eliminar las toxinas de la cáscara y obtener la nuez comestible. La manzana de marañón se procesa en jugos, mermeladas y otros productos alimenticios.
Las nueces de marañón deben almacenarse en condiciones secas y ventiladas para evitar la proliferación de hongos y plagas. La comercialización del marañón incluye tanto el mercado local como la exportación, siendo las nueces de marañón un producto muy valorado en la industria alimentaria global.
La nuez de marañón es rica en proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales. Es consumida cruda, tostada o como ingrediente en diversas preparaciones culinarias. La manzana de marañón es una fuente de vitamina C y antioxidantes.
El aceite extraído de la cáscara de la nuez de marañón (CNSL) tiene aplicaciones industriales en la fabricación de resinas, pinturas y recubrimientos debido a sus propiedades adhesivas y resistencia a la corrosión.
El marañón tiene usos medicinales tradicionales. Se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas y antioxidantes. La infusión de sus hojas y corteza se utiliza en la medicina popular para tratar diversas dolencias.
El cultivo del marañón o cajú representa una importante actividad económica y social en las regiones tropicales del mundo. Su adaptabilidad, múltiples usos y beneficios nutricionales lo convierten en un cultivo valioso tanto para pequeños agricultores como para grandes productores. Con el manejo adecuado y el conocimiento de las técnicas de cultivo, control de plagas y enfermedades, y prácticas de post-cosecha, el marañón puede ofrecer rendimientos significativos y contribuir al desarrollo sostenible de las comunidades agrícolas.
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