Por Carlos Ovalle M., Ing. Agr, Dr.
Un cultivo de cobertura (cubiertas vegetales) es un cultivo no comercial, sembrado con el propósito principal de otorgar cobertura e incrementar el contenido de materia orgánica del suelo. Es sabido además, que los cultivos de cobertura de leguminosas, compuestas por plantas fijadoras, que contienen altas cantidades de nitrógeno (N) en su biomasa (Figura 1), pueden fijar grandes cantidades de este elemento y contribuir de manera significativa a la nutrición de viñedos y huertos frutales, disminuyendo los costos de fertilización.
Los cultivos de cobertura que posteriormente serán incorporados al suelo, también se conocen como abonos verdes. La técnica consiste en establecer el cultivo, en toda la superficie o, lo que es más frecuente, entre hileras de árboles o viñedos.
Dicha cubierta debe establecerse y mantenerse activa, especialmente durante el otoño e invierno, época en que el suelo recibe gran parte de las precipitaciones y, por lo tanto, la pérdida de nutrientes por lixiviación es más activa.
Figura 1. Contenido de N (%) en la Biomasa de cubiertas vegetales de leguminosas en Viñedos de Viña Emiliana en Mulchén.
Generalmente, se utilizan especies de leguminosas de grano tales como lupino, arveja, haba y chícharo, y las leguminosas forrajeras anuales como los trébol subterráneos, trébol balansa, trébol encarnado y también las leguminosas forrajeras perennes como trébol blanco, trébol rosado, alfalfa y lotera.
Se siembran como mezclas de distintas especies, de preferencia de distintas familias (por ejemplo, mezclas de cereales con leguminosas). La elección de la especie y/o la composición de la mezcla depende del propósito principal de la siembra.
Las leguminosas son la especies indicadas cuando se necesita aumentar la oferta de nitrógeno. Cereales, gramíneas y brásicas producen grandes cantidades de biomasa y en esta forma contribuyen al aumento de la materia orgánica y calidad del suelo. Por su crecimiento rápido, las brásicas juegan un rol importante en una estrategia orientada al manejo de las malezas. Al mezclar especies de distintas familias se pueden combinar distintas funciones.
a) Cultivos de abono verde de invierno (Figura 2), como las leguminosas de grano y los cereales, que son sembrados cada otoño y segados e incorporados en primavera.
b) Leguminosas forrajeras anuales de autosiembra (Figura 3), sembradas en otoño y manejadas durante la primavera y principios del verano, para permitir la resiembra natural.
c) Especies perennes (Figura 4), de leguminosas como (trébol blanco, trébol rosado,lotera o alfalfa), sembradas en otoño y cortadas para proporcionar un recubrimiento de suelo durante todo el año.
Los cultivos de cobertura son una herramienta que ayuda a mejorar la salud de los suelos de múltiples maneras. Contribuyen a:
La cubierta vegetal reduce la velocidad de las gotas de lluvia antes de que lleguen a la superficie del suelo, lo que evita que el suelo de disgregue y salpique. Esto impide que los agregados del suelo sellen la superficie del suelo. Cuando esto ocurre, aumenta la escorrentía junto con la erosión del suelo. Las raíces de los cultivos de cobertura unen las partículas del suelo, lo que mejora la estructura del suelo y la penetración del agua.
Los cultivos de cobertura se pueden utilizar tanto para vigorizar las vides aumentando el nitrógeno del suelo a partir de leguminosas fijadoras de nitrógeno, como para desvigorizarlas mediante la competencia de las raíces de las plantas no leguminosas con las vides por nutrientes y agua.
Además de aumentar el nitrógeno del suelo, los cultivos de cobertura descompuestos aumentan la capacidad de intercambio catiónico. Por lo tanto, aumenta la capacidad del suelo para retener e intercambiar nutrientes.
Las raíces de los cultivos de cobertura ayudan a agregar los suelos a medida que las raíces finas penetran en el perfil del suelo (especialmente las gramíneas). Los cultivos de cobertura con raíces pivotantes ayudan a crear macroporos cuando las plantas mueren y queda un espacio vacío debido a la descomposición de las raíces.
Los macroporos que se generan ayudan en gran medida al movimiento del aire y el agua hacia el perfil del suelo. Los organismos del suelo que utilizan los cultivos de cobertura en descomposición como fuente de alimento, crean ceras y otras sustancias pegajosas que retienen las partículas finas en agregados, lo que reduce la densidad aparente y facilita la labranza del suelo. A medida que aumenta la materia orgánica en el suelo, también aumenta la capacidad del suelo para retener agua.
Figura 2. Cultivos de invierno de haba cv Tic bean y arveja Livioleta utilizadas como abono verde en viñedos orgánicos de Emiliana en Casablanca.
Figura 3. Leguminosas forrajeras anuales de autosiembra de trébol balansa con trébol subterráneo (arriba) y trébol encarnado (abajo), sembradas en otoño, utilizadas como cubiertas vegetales en viñedos de Viña Montes en el valle de Apalta.
Figura 4. Especie perenne (alfalfa) utilizadas como cubiertas vegetales en huerto orgánico de Nogal de la empresa Geonut, en la comuna de Buin.
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