El suelo es un ecosistema dinámico en el que las interacciones entre los microorganismos y las plantas son esenciales para la salud y la productividad de los cultivos. Dentro de estas relaciones simbióticas, las micorrizas arbusculares (MA) y las bacterias del género Rhizobium juegan un papel crucial en la mejora de la absorción de nutrientes y el crecimiento vegetal. Este artículo explora qué son estos microorganismos, cómo benefician las micorrizas y Rhizobium a las plantas, y cómo se pueden utilizar para mejorar la productividad agrícola.
Las micorrizas arbusculares son una forma de simbiosis entre hongos del filo Glomeromycota y las raíces de la mayoría de las plantas terrestres. Estos hongos penetran en las células corticales de las raíces y forman estructuras especializadas llamadas arbusculos, donde se realiza el intercambio de nutrientes entre la planta y el hongo. La planta proporciona carbohidratos al hongo, mientras que el hongo facilita la absorción de agua y nutrientes esenciales como el fósforo, que de otro modo serían difíciles de obtener para la planta.
Rhizobium es un género de bacterias que forma una simbiosis con las plantas leguminosas (fabáceas). Estas bacterias tienen la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico, convirtiéndolo en una forma utilizable por la planta. Rhizobium infecta las raíces de las leguminosas, formando nódulos en las raíces, donde se lleva a cabo la fijación de nitrógeno. En esta relación, la planta suministra azúcares a la bacteria, mientras que la bacteria proporciona nitrógeno en forma de amoníaco, que es fundamental para el crecimiento vegetal.
Absorción de nutrientes: Las micorrizas arbusculares mejoran significativamente la capacidad de la planta para absorber fósforo y otros nutrientes como el potasio, el zinc y el cobre, debido a la extensa red de hifas que forman en el suelo. Estas hifas aumentan el área de contacto con el suelo, permitiendo una mayor captación de recursos.
Resistencia al estrés: Las plantas micorrizadas tienden a ser más resistentes a condiciones de estrés abiótico, como la sequía, ya que las hifas micorrízicas ayudan a mejorar la eficiencia en la absorción de agua.
Mejora de la estructura del suelo: Las hifas del hongo micorrízico también pueden mejorar la estructura del suelo al aglomerar las partículas del mismo, lo que promueve la retención de agua y reduce la erosión.
Protección frente a patógenos: Las micorrizas pueden ayudar a las plantas a defenderse de patógenos del suelo al competir por recursos y espacio, así como al inducir una respuesta inmunitaria en la planta.
Fijación de nitrógeno: Rhizobium convierte el nitrógeno atmosférico en una forma asimilable por la planta (amoníaco), lo que incrementa la disponibilidad de este nutriente clave para el crecimiento vegetal. Esto es particularmente importante en suelos pobres en nitrógeno.
Crecimiento acelerado: Las plantas que forman una simbiosis con Rhizobium suelen mostrar un crecimiento más vigoroso debido al suministro constante de nitrógeno.
Mejora en la productividad de cultivos: En sistemas agrícolas, las leguminosas inoculadas con Rhizobium tienen un rendimiento superior, lo que puede reducir la necesidad de fertilizantes nitrogenados y, por lo tanto, disminuir el impacto ambiental.
Micorrizas arbusculares: Las MA benefician a la mayoría de las plantas terrestres, pero son particularmente efectivas en cultivos como el maíz, el trigo, el arroz, y en frutales como el aguacate y los cítricos, ya que estos tienden a ser altamente dependientes del fósforo para su desarrollo.
Rhizobium: Estas bacterias tienen una relación específica con las leguminosas. Entre los cultivos más beneficiados se encuentran la soja, el frijol, los garbanzos, las lentejas y los tréboles. En estos cultivos, Rhizobium puede incrementar notablemente la producción, especialmente en suelos pobres en nitrógeno.
La inoculación de micorrizas puede realizarse de diversas maneras:
Aplicación directa al suelo: El hongo micorrízico puede mezclarse con el suelo o sustrato antes de la siembra o trasplante. Los inóculos de micorrizas suelen presentarse en forma de polvo o gránulos que contienen esporas y fragmentos de hifas.
Inoculación en las raíces: El inóculo puede aplicarse directamente a las raíces de las plántulas o semillas. Esto es particularmente efectivo en viveros o en sistemas de cultivo en macetas.
Riego con inóculos líquidos: Algunos productos de micorrizas están disponibles en forma líquida, permitiendo su aplicación mediante el riego, lo que asegura una distribución homogénea en el suelo.
La inoculación de Rhizobium en leguminosas se realiza de manera similar, pero tiene ciertas particularidades:
Inoculación de semillas: La forma más común de inocular Rhizobium es mediante la aplicación directa del inóculo en las semillas antes de la siembra. Esto se hace cubriendo las semillas con una capa de bacterias, lo que garantiza que la bacteria estará en contacto directo con las raíces en desarrollo.
Aplicación en el suelo: En algunos casos, Rhizobium también puede ser inoculado directamente en el suelo, pero esta técnica es menos eficiente que la inoculación de semillas.
Inoculación líquida: Los inóculos de Rhizobium también están disponibles en formato líquido, lo que permite su aplicación mediante el riego, similar al método utilizado para las micorrizas.
Compatibilidad de especies: Es fundamental utilizar el inóculo adecuado para cada tipo de planta. Por ejemplo, no todas las especies de Rhizobium son compatibles con todas las leguminosas, y diferentes especies de micorrizas pueden ser más o menos efectivas según el cultivo.
Calidad del inóculo: Asegurarse de que el inóculo esté vivo y activo es esencial para que la simbiosis ocurra de manera efectiva. Los inóculos deben almacenarse en condiciones óptimas y aplicarse de acuerdo con las indicaciones del fabricante.
Condiciones del suelo: La eficacia de las micorrizas y Rhizobium puede verse afectada por factores como el pH del suelo, la presencia de nutrientes en exceso (especialmente nitrógeno y fósforo), y la estructura del suelo. Por lo tanto, es importante preparar adecuadamente el suelo antes de la inoculación.
La simbiosis entre las micorrizas y Rhizobium con las plantas es una herramienta poderosa para mejorar la productividad agrícola de manera sostenible. Estos microorganismos facilitan la absorción de nutrientes esenciales, mejoran la resistencia al estrés, y pueden reducir la dependencia de fertilizantes químicos. La inoculación adecuada de estos simbiontes en las raíces y el suelo es clave para maximizar sus beneficios y garantizar un crecimiento óptimo de los cultivos.
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