Crecimiento de exportaciones de México a Estados Unidos no cae, incluso con nuevas leyes de seguridad alimentaria

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Crecimiento de exportaciones de México a Estados Unidos no cae, incluso con nuevas leyes de seguridad alimentaria

En una análisis realizado por Gregory Astill, Belem Avendaño Ruiz y Steven Zahniser para el Servicio de Investigación Económica de Estados Unidos (Economic Research Service) se destaca que, pese a las nuevas leyes de seguridad alimentaria, las exportaciones del país azteca no muestran signos de caer.

México es la mayor fuente de importaciones hortícolas estadounidenses, destaca el documento. En 2023, el país suministró el 63% de las importaciones de hortalizas y el 47% de las importaciones de frutas y frutos secos. 

Para vender sus productos en Estados Unidos, los productores mexicanos deben cumplir con las regulaciones estadounidenses, incluidas las de la Ley de Modernización de la Seguridad Alimentaria (FSMA, por sus siglas en inglés), que se promulgó en 2011 con fechas de cumplimiento escalonadas que comenzaron en 2016. 

La ley garantiza la seguridad de la cadena de suministro de alimentos de Estados Unidos, desde el cultivo hasta el procesamiento y el transporte, ya sea en suelo estadounidense o extranjero. 

Debido a que la FSMA proporcionó un marco para el sector hortícola de México para abordar las preocupaciones de seguridad alimentaria, la ley no parece haber interrumpido el acceso de México al mercado hortícola de Estados Unidos.

De 2000 a 2023, las importaciones hortícolas anuales de Estados Unidos procedentes de México en términos reales (ajustadas a la inflación, medidas en dólares de 2023) aumentaron más de cuatro veces, de 3.900 millones a 19.700 millones de dólares, lo que corresponde a una tasa compuesta de crecimiento anual del 7,3%. En promedio, durante ese periodo, Estados Unidos fue el destino del 91% del total de las exportaciones hortícolas anuales de México.

Los exportadores hortícolas de México se enfrentan a un riesgo único en lo que respecta a la seguridad alimentaria, indica el análisis. Muchas de las empresas hortícolas mexicanas dependen del mercado de exportación para la mayor parte de sus ingresos y algunas abastecen únicamente al mercado de exportación. 

Si un productor mexicano vendiera productos que provocaran un brote de enfermedades transmitidas por los alimentos en Estados Unidos, todos los exportadores mexicanos de ese producto podrían verse afectados, debido a la dificultad de rastrear el origen de la contaminación. 

Aunque la introducción de las normas de la FSMA podría beneficiar potencialmente a los exportadores mexicanos al reducir el riesgo de un brote, era incierto hasta qué punto las empresas del sector podrían cumplir los nuevos requisitos. Sin embargo, la importancia del sector de productos agrícolas de México para su economía constituía una ventaja. 


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El informe destaca que la entidad gubernamental responsable de la seguridad alimentaria en México, Senasica, también trabaja para garantizar la competitividad del sector en relación con el comercio internacional. Tras la implantación de la FSMA, las organizaciones del Ssenasica trabajaron para ofrecer formación y divulgación a los productores mexicanos.

Asimismo, el gran número de partes interesadas pudo compartir los costes y conocimientos del cumplimiento de la FSMA, en toda la cadena de suministro y en los distintos cultivos.

Además, muchas empresas, especialmente las que tenían más trabajadores, ya tenían programas de seguridad alimentaria en marcha o en proceso antes de que se promulgara la ley. Las empresas restantes lo hicieron durante los primeros nueve años de la FSMA (2011-19).

Para cumplir los requisitos de la FSMA en materia de seguridad alimentaria, las empresas hortícolas mexicanas realizaron cambios en los equipos, invirtieron en nuevas infraestructuras y pusieron en marcha programas de control que incluían técnicas de muestreo mejoradas, muchas de ellas destinadas a garantizar el suministro de agua limpia durante todo el proceso de producción, recopila el documento.

Se descubrió que las empresas más grandes (con 300 a 1.000 trabajadores temporeros) tenían más probabilidades de haber modificado sus actividades de seguridad alimentaria para cumplir los requisitos de la FSMA. Los retos para la adopción, incluso para las empresas más grandes, incluían obtener acceso a laboratorios acreditados para analizar muestras y garantizar una formación adecuada para los gestores y trabajadores de seguridad alimentaria.

Aun así, los esfuerzos de los productores mexicanos por cumplir la FSMA les ayudaron a garantizar el acceso al mercado estadounidense, con pocas o ninguna interrupción importante de las exportaciones, incluso durante los momentos más graves de la pandemia del coronavirus (COVID-19).

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