Las prácticas respetuosas con el medio ambiente sustituyen a los antimicrobianos en los colmenares de Ghana, trabajando en una una apicultura sostenible.
La resistencia a los antimicrobianos (RAM) ocurre cuando los microorganismos subsisten o crecen a pesar del uso de medicamentos que tienen como objetivo inhibirlos o matarlos. Ello puede conllevar la ineficacia de los tratamientos y que aumenten las enfermedades y la mortalidad en seres humanos, plantas, animales e incluso abejas.
Las colmenas de Martha Adjorlolo, que se encuentran en el paisaje rural de Donkorkrom, en la región oriental de Ghana, son su medio de vida y su pasión. Aunque empezó a dedicarse a la apicultura hace tan solo un año, rápidamente se ha comprometido a adoptar prácticas apícolas sostenibles.
Martha ya emplea métodos locales, como la colmena de barra superior, un tipo de colmena que permite a las abejas construir su panal en barras horizontales hechas con materiales naturales, así como repelentes naturales como el aceite de citronela y las cenizas de madera, para gestionar las plagas.
No obstante, recientemente ha empezado a ser más consciente de la importancia de reducir el uso de productos químicos y antimicrobianos, sobre todo después del curso de capacitación práctica que recibió de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a través de su Centro de Emergencia para la Lucha contra las Enfermedades Transfronterizas de los Animales.
El taller, respaldado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), “fue una revelación, ya que puso de relieve la necesidad urgente de cambiar la gestión de los antimicrobianos, no solo en beneficio de la salud de las abejas, sino de la inocuidad de los alimentos y el medio ambiente”, dice Martha.
Martha Adjorlolo está comprometida con las prácticas apícolas sostenibles, en particular después de haber asistido a un taller impartido por la FAO sobre reducción del uso de antimicrobianos en la agricultura. © Fotografías cedidas por Martha Adjorlolo.
A veces los apicultores utilizan antibióticos en las colmenas para tratar infecciones bacterianas o para mantener la salud de sus colonias de abejas.
Por este motivo, el taller se centró en dar a conocer y prevenir los problemas que plantea la resistencia a los antimicrobianos (RAM), que ocurre cuando los microorganismos subsisten o crecen a pesar del uso de medicamentos conocidos como antimicrobianos y que tienen como objetivo inhibirlos o matarlos.
Estos medicamentos se utilizan para tratar enfermedades infecciosas provocadas por microorganismos como bacterias, hongos, virus y parásitos protozoarios.
Cuando los microorganismos se vuelven resistentes a los antimicrobianos, los tratamientos convencionales a menudo resultan ineficaces. En algunos casos, no hay ningún medicamento que pueda ofrecer una terapia eficaz y los tratamientos no funcionan, lo que provoca el aumento de las enfermedades y la mortalidad en seres humanos, animales y plantas.
Lo mismo sucede con las abejas. “En el curso de capacitación de la FAO hemos aprendido que utilizamos antibióticos sin comprender del todo las consecuencias”, dice Martha. “Todas las elecciones que hacemos repercuten en nuestro ecosistema”, añade.
Otro factor importante es que algunos apicultores combinan la apicultura con los cultivos y la ganadería, y utilizan antibióticos para controlar las enfermedades en las plantas y los animales. Aunque puede que las abejas no sean el objetivo, esta forma de proceder ha introducido inadvertidamente la RAM en sus colonias de abejas.
Esto es aún más importante porque la producción de miel en Ghana no es solo un medio de vida; es un pilar para las comunidades rurales y una fuente de estabilidad económica.
En 2019, la Universidad de Estudios sobre Desarrollo de Tamale (Ghana) llevó a cabo un estudio en la región septentrional del país que permitió descubrir la presencia de residuos de antibióticos en la miel importada y la producida localmente, lo que subrayó los riesgos de contaminación que podrían reducir la confianza de los consumidores y perjudicar las ventas de miel.
Mejorando las prácticas de higiene y gestión, Martha está determinada a proteger a sus abejas y producir miel que sea inocua para todos.
También ha integrado la educación en materia de RAM en las sesiones de capacitación a escala local que imparte para una organización sin fines de lucro, y ayuda a otros apicultores a entender los riesgos del uso indiscriminado de antibióticos.
Su compromiso se ha extendido a los otros 62 participantes del taller, que asistieron a lecciones prácticas sobre el tratamiento de las enfermedades de las abejas, los riesgos de la RAM y las prácticas sostenibles.
Para los apicultores locales como Martha, la FAO está ayudando a difundir el mensaje de que adoptar estas prácticas no solo aumenta la calidad de la miel, sino que impulsa su economía local, protege la salud pública y aumenta la resiliencia y la biodiversidad de sus ecosistemas.
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