Ghrẽtek -la primera empresa de base tecnológica incubada en el Nodo de Innovación Cuyo (NiC)- comenzó a comercializar sustratos inteligentes diseñados para agregar valor al sector agrícola de viveros que producen plantines de diversas especies.
Un sustrato es todo aquel material sólido o soporte físico diferente al suelo, que puede ser natural, de síntesis o residual, mineral u orgánico, que, introducido en un recipiente, tierra o un contenedor, en forma pura o en mezcla, permite y facilita el anclaje del sistema radicular de las plantas, su desempeño y soporte. Además, genera las condiciones adecuadas para que las raíces puedan realizar correctamente el suministro de nutrientes por absorción.
Se trata de productos tecnológicamente formulados que buscan optimizar el rendimiento y la sanidad de las plantas mediante un diseño biotecnológico que incorpora subproductos agroindustriales y nanopartículas.
El Nodo de Innovación Cuyo (NiC), ubicado en la Estación Experimental Mendoza del INTA, presentó los primeros productos de Ghrētek. Los sustratos están dirigidos al sector productivo de multiplicación de plantines, especialmente aquellos más masivos de la región y a los viveros de venta público.
Se denominan sustratos inteligentes porque se crean especialmente para cada especie de planta y su necesidad, según el momento fenológico: ya sea para la etapa de la germinación, de la plantación o de crecimiento.
Sustratos químicamente inertes: arena granítica o silícea, grava, roca volcánica, perlita, arcilla expandida, lana de roca, etcétera.
Sustratos químicamente activos: turbas rubias y negras, corteza de pino, vermiculita, materiales ligno-celulósicos, etcétera.
Las diferencias entre estas dos clasificaciones están dadas por la capacidad de intercambio catiónico o la capacidad de almacenamiento de nutrientes por parte del sustrato.
Los sustratos químicamente inertes actúan como soporte de la planta, no forman parte ni intervienen en el proceso de adsorción y fijación de los nutrientes.
Los sustratos químicamente activos actúan de soporte de la planta, pero también cumplen la función de ser depósito de reserva de los nutrientes aportados mediante la fertilización.
De origen natural: sujetos a descomposición biológica (turbas).
De síntesis: son polímeros orgánicos no biodegradables, que se obtienen mediante síntesis química (espuma de poliuretano, poliestireno expandido, etcétera).
Subproductos y residuos de diferentes actividades agrícolas, industriales y urbanas: estos materiales pasan por procesos de compostaje (cascarillas de arroz, pajas de cereales, fibra de coco, orujo de uva, cortezas de árboles, serrín y virutas de la madera, residuos sólidos urbanos, lodos de depuración de aguas residuales, etcétera).
De origen natural: obtenidos a partir de rocas o minerales de origen diverso. No son biodegradables (arena, grava, tierra volcánica, etcétera).
Transformados o tratados: por medio de tratamientos físicos complejos aplicado a rocas o minerales, se modifican las características originarias de dichos materiales (perlita, lana de roca, vermiculita, arcilla expandida, etcétera).
Residuos y subproductos industriales: algunos ejemplos: escorias de horno alto, estériles del carbón, etcétera.
Ghrẽtek, la primera empresa de base tecnológica incubada en el Nodo de Innovación Cuyo (NiC), agrega valor a los subproductos agroindustriales y los incorpora nuevamente en la cadena productiva de alimentos.
Por otro lado, se enfoca en la demanda insatisfecha del sector viverista, minimizando pérdidas productivas y aumentando los rendimientos de plantines. El principal propósito de este desarrollo es combinar tecnología con sostenibilidad, lo que los posiciona dentro de la economía circular regional.
Cecilia Salinas, especialista en el desarrollo de negocios agrobiotecnológicos y una de las fundadoras de la empresa, explicó: “Este desarrollo ofrece sustratos precisos para cada especie vegetal optimizando el rendimiento y la sanidad de las plantas, a partir de un diseño biotecnológico con subproductos agroindustriales y nanopartículas".
"La precisión en el diseño de sustratos la realizamos gracias a una herramienta de IA predictiva que nos crea fórmulas diferenciadas para cada especie vegetal”, dijo.
“Nuestros sustratos inteligentes presentan valores de productividad, de expresión vegetativa y de germinación para esas especies significativamente altos respecto a los sustratos que se preparan sin esta tecnología y sin este conocimiento. La ventaja competitiva que tenemos es el conocimiento científico-tecnológico materializado en un negocio empresarial de triple impacto”, aclaró Salinas.
La Incubadora del NiC estará habilitada para impulsar proyectos de empresas de base tecnológica con el aval provincial, así como recibir financiamientos específicos con el fin de acelerar el desarrollo de negocios basados en ciencia.
“Transformarnos ciencia en tecnología”, subrayó Analía Díaz Bruno, directora ejecutiva del Nodo de Innovación Cuyo Microbiotech INTA, quien indicó que para esto, “el INTA acompaña a los equipos de científicos y fomenta el encuentro con otros actores que componen el ecosistema de innovación local”.
“Para el año que viene, el NiC buscará ampliar su zona de influencia a la provincia de San Juan e iniciar la incubación de ideas proyecto provenientes de la vecina provincia, entre otras líneas de acción”, indicó Díaz Bruno.
Enero es un mes crucial para la planificación y el cultivo de hortalizas, ya que marca el inicio de un nuevo ciclo agrícola en muchas regiones del mundo.
Sustratos inteligentes, productos tecnológicamente formulados que buscan optimizar el rendimiento y la sanidad de las plantas.