Innovadora investigación en frutales sin insecticidas contaminantes

La investigación ha sido la base de muchas innovaciones y desarrollos tecnológicos, y Chile es parte de ella. Portalfruticola.com conversó con la profesora titular de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), Tania Zaviezo, quien se encuentra trabajando en una innovadora investigación en frutales.
Desde hace un tiempo, Zaviezo está buscando alternativas a los plaguicidas sintéticos “motivada por buscar alternativas no contaminantes”.
La iniciativa explora la línea de la producción sustentable y busca reducir la huella de carbono producida por el uso de plaguicidas en la agricultura.
Zaviezo señaló que comenzó a investigar el controlador biológico de una plaga importante en Chile, “que es la polilla de la manzana, que afecta a los manzanos y los nogales”.
Explicó que el objetivo era buscar enemigos naturales específicos a su zona de origen. Para ello, importaron el parasitoide, “es un himenóptero parásito de insectos que oviponen en él y sus larvas se desarrollan a expensas de esta plaga”.

Investigación Tanía Zaviezo
La docente acotó que partió la investigación analizando si la diversidad genética del parasitoide podría afectar su establecimiento y su éxito, con el apoyo de FONDECYT. “Ahí descubrimos varias cosas interesantes en relación a su sistema reproductivo y cómo la diversidad genética podría influenciar en su éxito”, dijo.
Zaviezo argumentó que con el avance de la investigación surgió una nueva interrogante, vinculada a que podrían haber otros factores que podrían limitar su establecimiento y su éxito.
“Llegamos a pensar cómo podríamos darle fuentes de alimentación al adulto, que básicamente son azúcares y cómo incorporar flora nativa para ser la que le proporcione esos azúcares a los adultos y así ayudarles a vivir más y atacar más plagas”.
Investigación actual
La docente señaló que está viendo cómo favorecer el parasitoide en terreno con las plantas nativas, “lo que hemos hecho es estudiar 14 especies de plantas nativas de la zona central de Chile y ver si florecen cuando el parasitoide está activo y si estos pueden llegar al néctar dado la morfología de las flores y el insecto, si estos son atraídos hacia las flores y finalmente si ese néctar les sirve para aumentar su actividad”.
Ya han establecido bandas de las flores más promisorias en algunos campos, “pero todavía no hemos liberado el parasitoide. Y lo que hemos visto es que no es tan fácil como llegar y pensar en una flor y ponerla esperando que esto tenga el efecto deseado, porque no necesariamente las especies vegetales cumplen todas estas condiciones”.
Explicó que en esa investigación han descubierto que es fundamental el proceso de floración de las especies nativas, “porque en ese momento está toda esta actividad que es necesaria”.

Investigación en laboratorio
Detalló que observaron un punto relevante, relacionado a las características de las plantas, “ya que la mitad de las plantas que probamos, la cabeza del parasitoide no cabe por la estructura floral y no alcanza el néctar. Entonces tuvimos que descartar la mitad de las especies y con un par de especies realmente observamos como aumenta su longevidad”.
“Una gran lección que hemos aprendido, es que no basta con escoger una flor bonita y que uno piense que va a servir. Es necesario probar e investigar”.
También quisieron utilizar plantas nativas, “porque creemos que así uno favorece el control natural y ayuda a conservar la biodiversidad nativa al mismo tiempo”.
Plagas
Teniendo en consideración que la investigación está orientada al control de la polilla del manzano -que afecta también a nogales y a veces a algún otro carozo- Zaviezo apuntó que “lo importante a considerar es que este parasitoide puede ser interesante en un contexto de manejo integrado a plagas, para disminuir el uso de plaguicidas”.
Añadió, “porque se puede ocupar con otros métodos de control amigables con el medio ambiente, como es el uso feromonas para la disrupción sexual de la plaga”.
Dijo que otra alternativa es el uso de bioplaguicidas o bionsumos, es decir aquellos basados en hongos, bacterias, nemátodos y virus. “La idea es combinar bioinsumos y además agregamos en los bordes de los campos flora nativa, esto ayude a conservar la biodiversidad en los ambientes agrícolas”.
Sumado a ello, dijo que también sirve para cumplir con exigencias de algunos mercados que tienen que ver con aspectos ambientales, de conservación y de integración de cierta biodiversidad del campo. “También puede ayudar a lo orgánico y a lo no orgánico cuando uno tiene que cumplir con exigencias de mercado particulares”.
Consultada sobre el impacto de la investigación, Zaviezo especificó que la fruta tiene menos residuos de plaguicidas, haciéndola más atractiva para los mercados de destino, muchos con exigencias y límites máximos de residuos.
Indicó que por ejemplo agregar bandas de flores por los costados o mantener vegetación entre las hileras de los frutales o el uso de las feromonas como método de control puede ayudar a producir fruta en esa línea.
Experiencia en Kazajistán
Para poder avanzar en la investigación, Zaviezo junto a investigadores colaboradores viajaron en dos oportunidades a Kazajistán, específicamente hacia "la zona de origen de los manzanos".
Argumentó que es la zona de origen de la manzana, de la plaga y del enemigo natural, “instancia en la que contactamos a investigadores locales y pudimos recorrer y conocer la zona nativa de la manzana”.
En el lugar pudieron entender el ecosistema natural inicial. “Además recolectamos el insecto, que si bien en Chile se había importado previamente, pero esas importaciones venían de colonias que llevaban mucho tiempo en crianza, por lo tanto habían perdido su diversidad genética”, indicó.

Visita a Kazajistán
La docente explicó que el próximo paso de la investigación “es probar nuestra selección de plantas en campo; nosotros ya instalamos estas bandas de flores en un par de huertos en la región de O’Higgins y Maule, y pensamos liberar en otoño o bien en verano”.
Recordó que el primer paso fue seleccionar en base a estudios de laboratorio, para luego establecer las plantas en terreno. “Entonces ahora vendría la parte de liberar y evaluar”, acotó.
Tendencia
A su juicio esta línea va a seguir en desarrollo, todo lo que es bioinsumo, pensando en el control de plagas y enfermedades, “es un área que está creciendo enormemente”.
Dijo que “el uso de organismos vivos, ya sea microorganismos para el control de plagas y enfermedades, ha venido creciendo de manera constante los últimos 10 años y más aceleradamente los últimos cinco años”.
Zaviezo hizo un llamado a los productores de fruta de Chile, a “que se atrevan a utilizar estos productos en base a organismos vivos, que están más respaldados por investigación, por desarrollo y que pueden ser tan buenos o mejores que los que son en base a productos sintéticos”.
Agregó que es importante que los productores ayuden en la innovación y el desarrollo de estos productos, “porque al final va a resultar en mejores mercados, mejores compradores, en un ambiente más seguro y más sano”.
“Los productores tienen que atreverse y ser parte de este desarrollo, que se viene de todas maneras y que se puede hacer mucho mejor y de mejor calidad, si se hacen en conjunto entre investigadores y productores”.
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