Daniel Ortega de la Iniciativa Carbono Agro de América Latina y el Caribe: “La región no se puede quedar atrás y tiene que posicionarse como una de alta integridad”

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Daniel Ortega de la Iniciativa Carbono Agro de América Latina y el Caribe: “La región no se puede quedar atrás y tiene que posicionarse como una de alta integridad”

“El sector enfrenta tal vez el riesgo más grande, que es el efecto del cambio climático sobre patrones de lluvia”, dijo a Portalfruticola.com el coordinador de la Iniciativa hospedada en el IICA – Instituto Inter-Americano de Cooperación para la Agricultura, Daniel Ortega.

Ante esa situación, explicó que los Ministerios de Agricultura son los encargados de impulsar las gestiones de obtención de financiamiento internacional para la gestión climática en beneficio del sector en todos los países de la región. Al respecto puntualizó que “se ha notado un decrecimiento de las asignaciones presupuestarias al sector agrícola”.

Al mismo tiempo detalló que también se ha observado un incremento en el nivel de endeudamiento de los países. “Si combinamos todo eso, el sector agrícola regional enfrentará la tormenta perfecta”.


Daniel Ortega, coordinador de la secretaría ejecutiva de la Iniciativa Carbono Agro de América Latina y el Cairbe

Daniel Ortega, coordinador de la secretaría ejecutiva de la Iniciativa Carbono Agro de América Latina y el Caribe


A juicio de Ortega, la disminución de los fondos de financiamiento climático, tanto de cooperación internacional como lo evidenciado con los cambios en la Agencia USAID y en otros países del Nortr Global, “tiene que ser repensado por los líderes políticos de la región”.

Cuando un banco regional anuncia que va a invertir millones de dólares en una agenda agrícola para la región “y esa inversión se traduce en más deuda, no estamos solucionando el problema”.

Iniciativa

El coordinador de la Iniciativa Carbono Agro, dijo que “tengo el placer de acompañar al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), asociaciones de productores y otras organizaciones de inversión y filantropía en esfuerzos para construir capacidades que permitan al sector acceder a financiamiento climático de fuentes privadas en respuesta al mando de los ministros de la región desde 2023.

Esta propone atraer inversión privada, “no más deuda”, a través de los mercados de carbono de alta integridad para que los agricultores puedan recibir un pago justo.


Iniciativa de carbono

Iniciativa de carbono


En ese contexto, indicó que “hoy se pide que haya resultados ambientales favorables como un requerimiento de acceso al mercado y vemos la regulación contra la deforestación que tiene la Unión Europea”.

Desde esa perspectiva, dijo que esto significa más peso al agricultor, más trabajo “y eso no siempre se traduce en un ingreso adicional para el agricultor, a pesar de los mayores esfuerzos que se les exige; pensamos que se puede hacer esto a través de los mercados de carbono, como una opción y la Iniciativa Carbono Agro permite es hacer eso”.

Ortega explicó que en la reunión de la Junta Interamericana de Agricultura de 2023, los ministros de la región pidieron al IICA crear capacidad en el staff de los ministerios, en las asociaciones y en los agricultores para entender “cómo movilizar la inversión privada del sector, entre ellos el mecanismo de mercado de carbón”.

Especificó que se va a publicar una herramienta que se llama el Carbon Policy Tracker, “ una herramienta digital que permitirá comparar el estado de las políticas y regulaciones de cada país en materia de mercados de carbono aplicables a la agricultura”.

En el marco de la Cumbre de Jefes de Estado de la CELAC celebrada esta semana en Tegucigalpa, donde se definieron como prioridades regionales la seguridad alimentaria, el cambio climático, el comercio intrarregional y la transformación digital.

Ortega subrayó que "la región no puede quedar atrás". Agregó que el liderazgo político debe garantizar que la acción climática en el agro no implique más deuda, sino que se traduzca en una transición justa con incentivos reales para los productores. "Es momento de posicionar a América Latina y el Caribe como una región de alta integridad, capaz de movilizar inversión privada en favor de su soberanía alimentaria y climática".

Con una mirada de largo plazo, Ortega puntualizó que la iniciativa espera contribuir a las estrategias del  sector agroalimentario para confrontar los retos del cambio climático, garantiza una transición justa y sin termina más endeudado. “Creo que estamos ya caminando en ese sentido”.

Agroforestaría

Es importante indicar que el IICA es un organismo que se guía por las decisiones de los países, el cual debe contribuir a la arquitectura internacional climática “y ese marco de referencia es el acuerdo de París. Por lo que ya existen países que están trabajando en este tema”.

Consultado sobre los actividades agrícola que pueden ser parte de la iniciativa, indicó que los frutales permanente como el aguacate y la guanábana califican para ello. “Además de cualquier frutal que tenga un árbol que se puede mapear; que el manejo de sus podas y de fertilizantes puede permitir reducir la huella de carbono. Estos son árboles fuera de áreas boscosas y contribuyen a remover emisiones”.

También se suma el manejo de metano entérico en ganadería, “en eso ya hay pasos agigantados en Colombia, Uruguay y México”.

Indicó que un cultivo que se encuentra al debe en la región, es el arroz, “porque puedes tener tecnologías de eficiencia hídrica que permiten reducir esa huella y las emisiones de metano”. Ejemplificó con el caso de China, donde este tipo de tecnologías cuentan ya con aproximadamente el 60% de adopción en la producción de arroz y le permite generar créditos de carbono y en India está creciendo de manera exponencial.

“La región no se puede quedar atrás y tiene que posicionarse como una región de alta integridad. Hay mucho potencial en el suelo, sin embargo, todavía se necesita esclarecer muchos temas con base científica para que las reducciones tengan integridad”.

“Ciertas acciones pueden reducir emisiones, pero hay que demostrarlo científicamente”.

Primer paso

Consultado sobre qué deben hacer los países para ser parte de la iniciativa, Ortega explicó que cada uno tiene que definir soberanamente cuál es la contribución que el sector agrícola va a hacer a la acción climática, así como decidir si quiere financiar esa contribución con recursos fiscales o privados.

El tercer paso, es el desarrollo de un marco regulatorio que permita garantizar derechos, para hacer esto con alta integridad.

“Una vez tienes el marco regulatorio y has tomado estas decisiones, el gobierno debe priorizar en qué cadenas de valor se va a enfocar. Después, la iniciativa creará los materiales, los cursos, el modelo de formación de formadores, para hacer esto de manera acelerada a través de los programas de extensión que existe en la región”.


carbono en Latam


El coordinador de la iniciativa, acotó que en la región hay proyectos a través de Rabobank, “donde ellos ya pagan a los agricultores adelantado la contribución ambiental, es decir, las toneladas que van a reducir. Por ejemplo, se puede llegar a pagar hasta 70 dólares por hectárea”. Aquí el pago depende del cultivo y el número de plantas que tiene el productor.

Uno de los beneficios va en relación a que el mercado de carbono “permite movilizar un pago por tu acción positiva, por el manejo de podas, de fertilizantes, porque con las prácticas de cultivo vas a recibir una recompensa, un valor económico por las toneladas de carbono que eso significa”.

Agregó que se ha demostrado que el flujo que puede provenir por ingresos de carbono, permite diversificar los ingresos del agricultor desde el pequeño y mediano.

“No tienes que ser un productor grande y eso mejora tu resiliencia ante posibles cambios en volatilidad de precio del commoddity que tú vendes o produces. Lo que permite generar un beneficio adicional sin necesariamente pedirte hacer prácticas ambientales que reduzcan la productividad. Sino lo contrario, la potencien” señaló Ortega.

Este enfoque permite a los agricultores, especialmente pequeños y medianos, mejorar su resiliencia y acceder a nuevas fuentes de ingresos sin necesidad de asumir compromisos financieros adicionales. Es una forma innovadora de transformar el riesgo climático en una oportunidad concreta de desarrollo rural.

Finalmente, Ortega Pacheco enfatizó que este enfoque permite, “movilizar inversiones que permitan la transición energética, la dependencia de combustible diesel en las operaciones -desde la acuicultura hasta agricultura- y al mismo tiempo diversificar las fuentes de ingreso a través de la venta de los servicios de reducción o remoción de carbono”.

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